Los científicos advierten de que la erupción no acabará ni a corto ni a medio plazo
Tanto las emisiones de dióxido de azufre como la deformación del terreno y la sismicidad apuntan a que el final aún no está cerca
Los indicadores que monitorizan los científicos en el volcán de La Palma, sobre todo las emisiones de dióxido de azufre, hacen pensar que el final de la erupción no se va a producir ni a corto ni a medio plazo, según confirmó la portavoz del comité científico del Plan de emergencia volcánica de Canarias (Pevolca), María José Blanco e informa Efe.
El volcán lanzaba este miércoles un penacho de gases a 3.000 metros de altura con cantidades elevadas de dióxido de azufre, 17.774 toneladas diarias, y esa medida tendría que bajar hasta 100 para pensar que la erupción toca a su fin, señaló la portavoz tras un encuentro en el que participó el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.
Los otros dos parámetros que determinan la energía del sistema volcánico, la deformación del terreno y la sismicidad, también mantienen valores estables con respecto a días anteriores.
El director técnico del Pevolca, Miguel Ángel Morcuende, informó de que la colada del flanco norte del volcán, que fluye hacia el oeste y noroeste y que el martes obligó a la evacuación de unos 800 vecinos del barrio de La Laguna, en Los Llanos de Aridane, “avanza muy lentamente,” y cabe la posibilidad de que “aborte, que no vuelva a caminar”, indicó.
Esa colada se situaba a doscientos metros de la costa, pero su brazo noroeste, el que el martes atravesó en diagonal el polígono industrial del Callejón de la Gata, es el que “pierde fuelle”, mientras que la colada que se movía más rápido, a cincuenta metros por hora, y que avanzaba hacia el sur es “la que acumula más energía y empuje”, dijo.
Los últimos datos, correspondientes al 12 de octubre, indican que la lava cubre ya 640,27 hectáreas, 27,94 más que la víspera, y se ha ensanchado hasta un máximo de 1.770 metros, 250 más.
Por la información recibida de los satélites de Copernicus, existen un total de 1.541 edificaciones o construcciones afectadas, de ellas 1.408 destruidas. Los datos obtenidos del catastro reducen la cifra a 937, de ellas 763 de uso residencial, 89 agrario, 45 industrial, 22 de ocio y hostelería, y otras 18 de uso público.
La erupción ha obligado hasta ahora a la evacuación de 6.400 personas, 5.700 en la primera fase de la erupción y otras 700 el martes, pero del total son unos 6.000 residentes y 400 turistas que fueron trasladados a Tenerife.
De todos los evacuados, 280 personas están albergadas en un hotel del municipio de Fuencaliente.
Con respecto a la calidad del aire, en las últimas horas los parámetros se encontraban dentro de los umbrales normales, salvo un “pequeño pico” puntual de dióxido de azufre que enseguida remitió, y el aeropuerto de la isla, como el resto de toda Canarias, estaba plenamente operativo.
En este sentido, cabe destacar que las previsiones meteorológicas apuntaban a que esa operatividad aérea no se verá afectada al menos durante los próximos cuatro días, puesto que está previsto que sople un viento sahariano desde el continente que dirija las cenizas hacia el oeste.
Sin embargo, el aire seco y una probable inversión térmica podría resultar desfavorable para la calidad del aire durante las jornadas de este viernes y sábado.
En el cráter, la única novedad residía en que se había reactivado una emisión en el flanco sureste sin que supusiera la aparición de nuevas coladas de lava.
Ante la difusión de algunas informaciones sobre la situación que se está viviendo en la isla de La Palma, Miguel Ángel Morcuende insistió en que la erupción volcánica afecta solamente al ocho por ciento de la superficie, de manera que el resto de La Palma resulta completamente segura y se pueden desarrollar en ella actividades turísticas con normalidad.
Además, subrayó que la estabilidad geológica del edificio insular es “absoluta” y que el pescado tiene la misma calidad de siempre.
Registran un temblor de 4.4, el de mayor magnitud en esta crisis. El Instituto Geográfico Nacional (IGN) localizó un terremoto de magnitud 4.4 en Mazo, situado a una profundidad de 36 kilómetros, convirtiéndose de esta forma en el de mayor envergadura de los registrados desde el inicio del enjambre sísmico que precedió a la erupción del volcán de Cumbre Vieja.
El IGN sitúa la intensidad de este último terremoto en la isla canaria entre III y IV en una escala de I a XII, en el rango entre débil y ampliamente observado.
Los de nivel IV no provocan daños pero provocan el repiqueteo de cristales, la oscilación de elementos colgantes y en algunos casos el temblor ostensible de muebles.
Este terremoto, que el IGN registró a las 15.33 hora local, fue sentido con mayor o menor intensidad en prácticamente toda la isla.
El anterior de mayor magnitud, de 4.3, también fue localizado en Mazo, en concreto a 35 kilómetros de profundidad, hace seis días.
···El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, pidió “paciencia” a los palmeros porque, según los científicos, la actividad del volcán no parece que vaya a remitir por el momento, y subrayó la importancia de la unidad de acción política de todas las administraciones. “Sé que es muy difícil” pedir paciencia tras “las largas noches y los largos días” tras 24 días de erupción, dijo en su cuarta visita a La Palma desde el 19 de septiembre, “que por desgracia no será la última”. Pero garantizó que todas las instituciones trabajan “codo con codo” al margen de diferencias ideológicas para salvaguardar la vida de la gente, atender a las necesidades inmediatas de alojamiento y preparar la reconstrucción y el relanzamiento de la isla. Sánchez participó en la reunión de los comités científicos y técnicos del Pevolca.