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En primera línea. Patricia Furelos, Ana Estévez y Miguel Martínez Puga coinciden en destacar el buen carácter de la gente de las islas // Se sienten tan a gusto, como en casa, que no tienen pensado regresar a su tierra a corto plazo

“Esto es una gran tragedia para las familias afectadas, lo pierden todo”

En el marco de un fenómeno natural tan excepcional como la erupción repentina del volcán de Cumbre Vieja, EL CORREO GALLEGO se ha desplazado a La Palma para conocer de primera mano las sensaciones de los gallegos que residen en la Isla Bonita. Patricia Furelos, natural de Santiago, llegó a esta isla del archipiélago canario hace apenas un año. Lo hizo en el contexto de la pandemia, cuando se quedó prácticamente sin actividad en su trabajo como guía de turismo en la capital gallega a consecuencia de la crisis sanitaria.

Aquí comenzó a dar clases de inglés en Santa Cruz de la Palma. “Estamos viviendo este suceso con mucha incertidumbre. Ayer cuando se abrió la novena boca del volcán y cortaron la carretera que enlaza el aeropuerto con Los Llanos sentí una gran preocupación”, apunta, antes de añadir que a ella la erupción no le afectó directamente puesto que habita en la vertiente opuesta al valle donde se sitúa el cráter. “Todos los que vivimos aquí conocemos a gente de la zona afectada. En mi caso, alumnos que vienen a mis clases desde la zona de Los Llanos o también compañeros que viven en el suroeste de la isla”, comenta. Pese a lo sucedido, Patricia indica que mientras la situación no empeore no tiene previsto abandonar La Palma. Con esto, añade que son muchos los gallegos que actualmente residen en la Isla Bonita, sobre todo en la zona este donde se concentran los servicios públicos, como el hospital, centros de formación, el aeropuerto y otros organismos de la administración.

También indica que la zona afectada por la erupción se caracteriza principalmente por la agricultura y la ganadería, sobre todo por el cultivo del plátano. De ahí que el volcán esté poniendo en juego cientos de puestos de trabajo relacionados directa o indirectamente con la industria platanera.

Igual de preocupada que Patricia está Ana Estévez, una enfermera de Caldas de Reis que llegó a La Palma hace ya 30 años. Cuando ayer la entrevistó EL CORREO GALLEGO no pudo evitar las lágrimas al mencionarle la situación que se está viviendo en Cumbre Vieja. “Solo he tenido experiencias positivas en La Palma y cuando veo las imágenes del río de lava destruyendo todas esas casas se me rompe el corazón”, comenta esta gallega, al tiempo que revela que una de sus playas favoritas está justo en el punto donde los expertos sitúan que el río de lava va a entrar en contacto con el Atlántico. “Mi hijo que tiene 17 años y es surfero, ha disfrutado mucho en esta playa, solo pensar que podríamos perderla me provoca ganas de llorar”, confiesa.

Por otro lado, Ana quiere agradecer a la gente de La Palma “todo lo que me ha dado” durante estos años. “Esto se parece mucho a Galicia. Aquí la gente es igual de acogedora, trabajadora y humilde. Los palmeros se parecen mucho en esto a los gallegos. Por eso yo ahora me siento una palmera más”, concluye.

En la isla de La Palma EL CORREO también pudo hablar con Miguel Martínez Puga, un policía nacional de Carballo que llegó al archipiélago canario en 2005. Consiguió su plaza en la Isla Bonita, que le enamoró, y decidió quedarse. “Ao principio vivimos o feito da erupción do volcán cunha dose de sorpresa, asombro e tamén inquedanza e tristeza”, afirma. Este agente que reside en Santa Cruz de La Palma, justo en el lado opuesto a la zona de erupción, le ha tocado vivir muy de cerca el fenómeno volcánico. Muchos de sus compañeros perdieron sus casas en la zona arrasada por la lava. Uno en concreto vivía a escasos 500 metros del lugar donde se originó la primera explosión. Cuenta que apenas le dio tiempo a recoger sus pertenencias antes de que la casa quedase completamente inundada de magma.

Si bien no ha tenido que trabajar directamente en la zona cero, Miguel sí ha colaborado en las labores que se desarrollaron en el puerto de Santa Cruz durante el desembarco de las unidades militares y de los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado que en las últimas horas se desplazaron desde otras islas canarias, como Tenerife o Gran Canaria, para hacer frente a la emergencia provocada por la erupción.

Los tres gallegos con los que pudo hablar ayer este periódico en La Palma coinciden en la belleza y el buen carácter de las gentes de la isla, a las que definen como acogedoras y muy trabajadoras. De hecho no tienen pensado regresar a Galicia a corto plazo, porque aquí se siente como en casa.

22 sep 2021 / 01:00
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