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Pánico en las afganas ante el temor a que se recorten sus derechos

Mujeres y niños desplazados serán los civiles más castigados por el conflicto, según Acnur

El advenimiento de un nuevo régimen talibán en Afganistán hace temer otro recorte de derechos y libertades que podría afectar a las mujeres, principales beneficiadas del fin en 2001 del llamado Emirato Islámico, bajo el que no podían ni estudiar ni trabajar.

Aplicaban entonces una estricta interpretación religiosa según la cual básicamente las mujeres no podían tener ningún tipo de vida pública, ocultas a ojos de cualquiera que no fuese su marido o guardián varón. Quienes incumpliesen sus normas se arriesgaban a castigos bárbaros, incluida la lapidación pública, recuerda Europa Press.

Los insurgentes han intentado lavar su imagen, hasta el punto de que uno de los representantes en las negociaciones de paz con el Gobierno, Suhail Shaheen, aseguró a la BBC que quieren que las mujeres sigan teniendo acceso a clases y empleos.

“Respetaremos los derechos de las mujeres”, prometió este portavoz, que sin embargo anticipó algunas restricciones, como que las mujeres deberían vestir al menos hiyab, un tipo de velo que cubre la cabeza y el pecho y deja el rostro al descubierto.

Sin embargo, desde Afganistán llegan testimonios de temor pronunciados por mujeres que, como Zeb Hanifa (nombre falso), temen perder las “alas” que lograron con sus estudios superiores y sus trabajos. “Estoy devastada. No sé si podré volver a trabajar o a hacer todo lo que quiera”, se lamenta a la BBC.

Para ella y “muchas otras mujeres”, “las esperanzas de un futuro mejor se están desvaneciendo rápido”.

Acnur muestra su especial preocupación por las consecuencias sobre las mujeres y los niños desplazados.

El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi, recordó que millones de personas sufren por su incierto futuro y, esto afecta sobre todo a las mujeres y a las niñas.

Acnur apunta a que el 80 % de los afganos obligados a huir de su país desde mayo son mujeres y niños.

Por todo ello, hace un llamamiento a los países vecinos a que mantengan abiertas sus fronteras ante el recrudecimiento de la crisis.

Sonreír en Madrid o marchitarse en Kabul. Para una mujer afgana, la diferencia entre haber marchado al extranjero o, como la mayoría, haberse quedado en su país, es en estos momentos el todo o la nada, vivir riendo o morir en vida, informa para Efe Federico Segarra.

Es la sensación que describe Khadija al teléfono desde su casa en Kabul, atemorizada tras la captura de su ciudad por los talibanes, mientras pide auxilio a su cuñada Mina, afgana de 28 años, criada desde los 7 en Madrid, que lamenta no poder hacer nada por ella. “Morir en vida”, sentencia para Efe en inglés Khadija, de 23 años de edad.

“Mañana ya no iré a la universidad. Los talibanes son como animales, no entienden el Corán. Para ellos las mujeres no deberían educarse. Se acabó todo para nosotras”, remata sobre su situación.

“Ya han anunciado que las mujeres mayores de 15 años deben casarse. No quieren que seamos independientes, nos van a matar si salimos solas a la calle, o a tirarnos ácido a la cara”, denuncia Khadija, que no cree en la relajación de normas contra las mujeres que los talibanes han anunciado con respecto a su gobierno de 1996 a 2001.

“Queremos abandonar Afganistán, pero no podemos. Esto es horrible”, sostiene esta estudiante afgana.

Mientras, en un centro comercial de Madrid, su cuñada Mina habla en perfecto español de su trabajo en una multinacional. Vino a España con su familia con 7 años, durante el anterior régimen talibán, huyendo de la represión y la incertidumbre.

Mina es una de las 69 afganas en España. Agradece a sus padres haberse criado aquí, donde se ve protegida.

Pero está muy preocupada por sus familiares en Kabul: “Ninguna mujer en el mundo merece vivir encerrada y amenazada. Con los talibanes, no podrán usar el móvil, tener Facebook o salir con las amigas por la ciudad”, dice.

Firmas de apoyo en españa

···Maruja Torres y Rosa Montero, junto a la exdirectora de ‘El País’, Soledad Gallego Díaz, y la presidenta de la Agenda Efe, Gabriela Cañas, han iniciado una recogida de firmas en Internet para pedir a la comunidad internacional una “atención preferente” a las mujeres afganas que deseen salir del país. A esta iniciativa se ha unido entre otras, a través de las redes sociales, la actriz Anabel Alonso.

Su petición se produce, explican las periodistas en el escrito, al ser conscientes de que su “reivindicación de igualdad es inseparable de la libertad y la dignidad de las personas” que, tras lo ocurrido en Afganistán “están brutalmente amenazadas”.

16 ago 2021 / 17:58
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