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Pesar por la muerte del magistrado Villagómez Rodil a los 88 años

Con una muy destacada trayectoria en diversos cargos en toda España, ejerció como decano en Santiago y desarrolló el Mapa Judicial de Galicia

El mundo de la judicatura se teñía ayer de luto por el fallecimiento en Ferrol de uno de sus más ilustres miembros, el magistrado Alfonso Villagómez Rodil, a los 88 años.

Con una exitosa trayectoria desde que en 1955 iniciara su andadura profesional con sólo 22 años, convirtiéndose en el juez más joven de España, desempeñó numerosos cargos en la Audiencia Nacional y el Supremo, entre otros.

Casado con Carmen Cebrián, con quien tuvo cuatro hijos –Alfonso, Mario, Ricardo y Carmen–, los dos primeros han seguido sus pasos en el mundo de la judicatura.

De hecho, el primero de ellos, habitual colaborador de EL CORREO GALLEGO, ejerce en la actualidad en el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.

Natural de A Rúa de Valdeorras, donde nació en 1932, Villagómez Rodil tenía además cinco nietos.

Miembro del club de los Gallegos del Año con los que esta casa reconoce la labor de paisanos de gran relevancia en sus respectivas facetas profesionales, dedicó parte de su vida a otra de sus grandes pasiones, la literatura, centrándose principalmente en la poesía, pero también en la novela y el relato.

Galardonado con el Premio Montero Ríos que otorga la Asociación de Juristas Gallegos en Madrid, fue miembro del Seminario de Estudios Gallegos en el área de Ciencias Jurídicas.

Respecto a su trayectoria profesional, ejerció como juez de Primera Instancia e Instrucción en Povoa de Trives y Verín, así como en Quiroga, durante una etapa en la que diseñó el primer Mapa Judicial de Galicia.

Se trasladó a Sanlúcar de Barrameda y en 1970 a Lleida, donde ascendió a magistrado. Volvió a Andalucía como presidente de la Audiencia Provincial de Huelva para, en septiembre de 1977, regresar a su tierra al ser nombrado juez decano de los juzgados de Santiago, donde desarrolló también una intensa actividad docente y literaria. Se convirtió en uno de los primeros en dictar sentencias de divorcio y en el primer jefe de Inspección del CGPJ para Galicia, además de supervisar como presidente de la Junta Electoral de Zona compostelana el desarrollo de las primeras elecciones autonómicas al Parlamento gallego.

Nombrado magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid en 1985, fue elegido presidente de la Sala Penal de la Audiencia Nacional como magistrado del Supremo, donde contribuyó a poner en marcha dicho organismo.

Destinado en 1989 a la sala primera del Supremo, en 1990 se le nombró magistrado de la Sala Especial de Conflictos del TS y de su Sala Especial, la que decidió la ilegalización de Herri Batasuna.

27 feb 2021 / 00:10
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