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Investigadores belgas y algunos eurodiputados sitúan a Rabat, y no al país del Golfo, en el origen del escándalo de corrupción que ha salpicado al Parlamento Europeo. Escuchas telefónicas y otros indicios apuntan a que los sobornos ahora descubiertos tendrían su epicentro en el Magreb. Texto Silvia Martinez.

¿‘Qatargate’ o más bien ‘Moroccogate’?

Qatar le ha puesto nombre al mayor escándalo de sobornos y compra de favores en el Parlamento Europeo –el Qatargate– pero aunque no hay de momento pruebas –o no han trascendido– son muchos los indicios y testimonios que apuntan más que a Catar hacia Marruecos, sus servicios secretos y diplomáticos, como origen de una injerencia que desde hace años habría intentado influir en las decisiones de la Eurocámara para favorecer política y económicamente a Rabat, utilizando a expolíticos como el italiano Pier Antonio Panzeri, eurodiputado socialista entre 2004 y 2019, fundador de la oenegé Fight Impunity y cerebro de la presunta red corrupta por la que hay cuatro personas en prisión preventiva en Bélgica.

El caso estalló el 9 de diciembre con la detención de Panzeri; Eva Kaili, eurodiputada y exvicepresidenta del Parlamento Europeo; la pareja de esta, el asistente parlamentario Francesco Giorgi, y el lobista Niccolo Figa-Talamanca, tras una investigación judicial que arrancó en julio de 2022, a raíz de la desclasificación de documentos de los servicios secretos belgas que dio lugar a redadas y la incautación de 1,5 millones en metálico. Pero todo empezó en 2021, en el marco de otra investigación sobre la posible amenaza para la seguridad del Estado de injerencias extranjeras, llevada a cabo por los servicios secretos belgas y en la que habrían participado, según medios italianos, la inteligencia de cinco países, entre ellos España. Algunas fuentes señalan que fueron los servicios secretos españoles los que avisaron a los belgas.

Atando cabos

Fue en esta investigación anterior cuando saltaron las alarmas sobre el papel de Rabat, que hoy y mañana acoge la Reunión de Alto Nivel España-Marruecos, en este escándalo de influencias y sobornos. Un país al que la UE destina millones para el control migratorio, con muchos intereses en Bruselas –desde las disputas contra el Frente Polisario entorno al Sáhara Occidental hasta los acuerdos comerciales y de pesca, así como la lucha contra el terrorismo y la inmigración ilegal– y al que viajaban con asiduidad Panzeri, acogido al estatuto de arrepentido para reducir su castigo, su mujer Dolores Colleoni y su hija Silvia Panzeri.

Escuchas telefónicas, filtradas a finales del año pasado por medios belgas e italianos, permitieron a la Seguridad del Estado de Bélgica empezar a atar cabos. Por ejemplo, conocer el vínculo que unía al socialista italiano y al diplomático marroquí Abderrahim Atmoun, hoy embajador de Marruecos en Polonia y que entre 2011 y 2019 fue presidente de la comisión mixta UE-Marruecos. Fue en aquella época cuando Atmoun y Panzeri, que también presidió la subcomisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo de 2017 a 2019 y la delegación para las relaciones con los países del Magreb, habrían estrechado lazos.

«Mamá, ¿cómo vamos a hacer para traer todos los regalos de [Abderrahim] Atmoun?», preguntaba, según La Reppublica, Silvia Panzeri a su madre. Ambas se hallaban con Panzeri en uno de los hoteles más lujosos de Marraquech, La Mamounia, utilizado con frecuencia por la familia en sus desplazamientos a esa ciudad y a donde el propio Panzeri habría invitado a otros diputados y asistentes. «Todo ha estado bien. Nos han hecho pasar como vips en casa de Atmoun para beber un café», dice en otra conversación desvelada por la prensa belga Colleoni a su marido del 4 de junio en la que habla de «cajas» y «productos».

En el presunto entramado también se apunta a la Dirección General de Estudios y Documentación (DGED) de Marruecos, el servicio de inteligencia exterior marroquí, y, según Politico, a un agente, Mohamed Belahreach. Con el nombre en clave de M118, estaría vinculado a otros casos de espionaje en el pasado y detrás de la tarjeta black que utilizaban los Panzeri para sus gastos –atribuida por la familia en las escuchas al gigante-, una pieza clave.

Según cables diplomáticos filtrados hace casi una década, a Panzeri ya se le describía entonces como «un amigo cercano» a Marruecos que habría ayudado al país en expedientes comerciales sobre pesca, agricultura y el Sáhara Occidental. Los investigadores belgas ven al italiano como una especie de caballo de Troya de Marruecos en el Europarlamento, dispuesto a torpedear informes y enmiendas y a hacer lo necesario para minimizar cualquier crítica contra ese país. Un extremo sobre el que no tiene dudas la exeurodiputada socialista portuguesa Ana Gomes, que compartió bancada durante 15 años con Panzeri. Según señala, desde 2012 la influencia marroquí se sistematizó en la Eurocámara por medio del exeurodiputado socialista francés Gilles Pargneaux y de Panzeri. Aunque la investigación sigue en marcha, la eurodiputada del BNG Ana Miranda también cree que los tentáculos marroquís están en el origen.

Diplomacia «acosadora»

«De 1999 a 2004 ya tenían un lobi pero se incrementó a partir del 2009. Ahí es cuando hay realmente una presión porque es cuando empiezan las negociaciones de pesca y de los acuerdos agrarios», explica a EL PERIÓDICO la eurodiputada gallega, que califica de «acosadora» la diplomacia de Rabat. «Es muy fuerte, muy incisiva, envía cartas, va por las puertas y luego tiene una red de eurodiputados amigos como se ve ahora. No es solo el Qatargate. Es la punta del iceberg», alerta, y denuncia que en la última década «no se ha permitido ninguna audiencia sobre el Sáhara Occidental». «Cada vez que había una demanda para que se hablase en la subcomisión de Derechos Humanos, Marruecos interfería», añade acusando de «connivencia» al partido socialista.

La falta de crítica hacia el régimen marroquí también sorprende al eurodiputado Jordi Cañas. «Salvo la resolución que impulsamos tras la invasión de Ceuta, no se había hablado de Marruecos nunca [hasta que la semana pasada se denunció el deterioro de los derechos de los periodistas]. Ahora entendemos que probablemente era resultado de la compra de voluntades y de sobornos a diputados del Europarlamento», sospecha este eurodiputado de Ciudadanos, sorprendido de que el nombre de Marruecos haya estado ausente en debates sobre «derechos humanos, el Sáhara Occidental, la inmigración y el uso y abuso del control migratorio».

01 feb 2023 / 06:00
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