Villarejo acusa al CNI de manipulación en la operación Cataluña

El excomisario José Manuel Villarejo volvió a relacionar este miércoles al CNI con alguno de los trabajos de espionaje por los que está siendo juzgado y en esta ocasión le vinculó con la operación Cataluña, en la que, dijo, “plumillas” de los servicios de inteligencia alteraron correos.

Si el martes sorprendió en el juicio al insinuar que los atentados de 2017 en Cataluña fueron consecuencia de un “error grave” del exjefe del CNI Félix Sanz Roldán -a quien culpa abiertamente de sus problemas judiciales-, este miércoles acusó al Centro Nacional de Inteligencia de alterar correos y acceder a servidores en la operación Cataluña, según informa Efe.

Lo hizo en la tercera jornada consecutiva en la que presta declaración en el juicio de la Audiencia Nacional por tres presuntos encargos de espionaje del caso Tándem, en el que se enfrenta a una petición de más de cien años.

Volvió a acusar al CNI y a Asuntos Internos de elaborar pruebas falsas contra él, y en eso se escudó para esquivar las preguntas sobre informes que le incriminan o con las anotaciones de sus agendas.

Porque no reconoció que los apuntes que le exhibió el fiscal sean de “su puño y letra”, aludiendo a “los grandes falsificadores que hay en el CNI”, a quienes llamó “plumillas”, ya que hay “mil métodos de alterar una palabra”.

“Ya se ha hecho en la operación Cataluña (...) alterando correos, accediendo a servidores”, indicó, y denunciaba “el problema” de que sea el Estado el que esté “detrás de la aportación de pruebas”.

Renegó de cualquier trabajo de espionaje porque, subrayó, nunca accedió a bases de datos confidenciales, sino que todo lo obtuvo de “fuentes abiertas”, y limitó sus servicios privados a un mero “asesoramiento jurídico”.

Lo que hizo fue “poco más que ordenar la información” que sus clientes le daban y acudía al “marketing” y al “folklore” para ganarse su confianza y “quedar bien”, para poder seguir usando sus empresas para cubrir su trabajo de agente de inteligencia para el Estado.

Una vez más y sin ser preguntado al respecto, volvió a vincular al expresidente Felipe González con el denominado proyecto Land -en torno al conflicto familiar por la herencia del promotor Luis García-Cereceda-, y se escudó en la operación Cataluña para limitar su intervención en un informe para Procisa.

Al ser preguntado sobre por qué proporcionó al CNI sus pesquisas en Land, dijo que la viuda del promotor de la Finca, Silvia Gómez Cuétara, mantenía una relación sentimental con un socio asturiano del magnate mexicano Carlos Slim, amigo, aseguró al respecto, del expresidente Felipe González.

Tras señalar que lo que sean “inversiones importantes en empresas estratégicas interesa al CNI”, matizó que desconocía realmente “los intereses que tenían”, pero que al haber sido González presidente “es normal que cualquier inquietud que transmita sea investigada por el CNI”.

El interrogatorio continuará este jueves, turno de las defensas tras haber terminado de preguntar las acusaciones.

Entretanto, la delegada del Gobierno en Cataluña, Teresa Cunillera, indicó que las afirmaciones del excomisario sobre los atentados del 17 de agosto de 2017 no tienen credibilidad, en línea con lo afirmado por el conseller de Interior catalán, Joan Ignasi Elena, quien añadió que es necesaria “una explicación” y que estudiarán qué acciones tomar tras sus declaraciones.

“No entiendo que haya instituciones, que haya incluso personas individuales que le den credibilidad a este señor. El atentado fue lo más terrible que ha vivido esta ciudad y Cataluña en los últimos tiempos”, subrayó Cunillera.

En el segundo día de su interrogatorio, Villarejo insinuó que el 17A fue consecuencia de un “error grave” del exdirector del CNI Félix Sanz Roldán que, según su versión, “calculó mal las consecuencias por darle un pequeño susto a Cataluña”.

Después, en declaraciones a los periodistas, matizó que la intención no sería provocar un atentado, y que lo que pasó es que “se le fue de las manos” al morir el imán del Ripoll, al que, según él, tenían controlado los servicios de inteligencia españoles.