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Francisco Conde, vicepresidente segundo de la Xunta y conselleiro de Economía, Empresa e Innovación

“Galicia pide competir en igualdad de condiciones por los fondos de la UE”

{ Monforte, 1968 } Mesa de redacción en la sede de EL CORREO, con mascarillas, en la que el recién ascendido a hombre fuerte y comandante del área económica de la Xunta se enfrenta al coordinador general y responsable de Investigación en el periódico, José Antonio Pérez, junto a la subdirectora encargada de la sección de Galicia, Natalia Rodríguez, y a los redactores Xaime Leiro y Santi Riveiro para detallarles lo que constituye “un reto apasionante, aunque difícil”: darle una vuelta al modelo productivo gallego para sanarlo de la COVID... y que salga inmunizado.

Cuando se anunció la convocatoria plan Next Generation UE, que animaba a presentar proyectos para dejar atrás el impacto de la pandemia, ustedes pasaron de siete a más de cien en apenas un par de semanas... ¿cómo fue posible?

Lo que hicimos fue contactar con todas las consellerias. Cada una de ellas tenía proyectos con los que estaba trabajando. Los identificamos y vimos cuáles tenía sentido de forma individual, con políticas públicas o público-privadas que se pudiesen incorporar. La aportación de los diferentes departamentos de la Xunta nos permitió integrar esos 108 proyectos. En los industriales nosotros llevábamos ya tiempo con ellos. Por ejemplo, el polo de transición viene de los trabajos por el fin de las térmicas de As Pontes y Meirama, dónde estábamos identificando iniciativas que diesen continuidad industrial a esas zonas.

Entonces no fue casualidad...

En ningún momento fue una improvisación. En otros estábamos en contacto con el sector, cómo con el motor. Trabajábamos dentro de la mesa de la automoción tanto con PSA como Ceaga y el CTAG, y nos presentaron su AutoÁncora, que cuenta con siete líneas de acción, una inversión de 1.300 millones de euros y qué es un ejemplo de proyecto que se une.

¿Y en el biotecnológico y sanitario, vitales durante esta crisis?

Es el caso del grupo Zendal, que desde que surgió la pandemia se vincularon con los proyectos del Instituto Carlos III. Estábamos en contacto con ellos porque efectivamente el siguiente paso era el desarrollo de un centro de fabricación de vacunas para poder dar esa respuesta. Por eso están entre esos 108 proyectos iniciales que hemos planteado y que primero debemos testar con el Gobierno para ver que iniciativas pueden ser candidatas para presentarse en las distintas líneas que se establezcan.

¿Les siguen llegando propuestas?

No hemos dejado de trabajar porque ha existido un efecto llamada y hay muchos proyectos acercándose en estos momentos y que evaluamos a efectos de acompañarles para la captación de fondos. Por eso creamos una oficina de proyectos tractores que va a estar en el Igape. Además, en la ley de reactivación que se va a presentar al Parlamento como proposición de ley en estos días, y que hemos llevado al Consello de la Xunta, vamos a regular esas iniciativas llamadas a arrastrar a otras, y a apoyarlas bien con las líneas de ayudas que tenemos nosotros, o por las que se puedan plantear por parte del Estado.

¿Qué mejoras llegaran con esa ley de reactivación?

Dos, fundamentalmente. La primera es una mayor simplificación administrativa desde el punto de vista empresarial, independientemente del proyecto. Se reducirán los plazos administrativos con carácter general un tercio sobre lo que ya teníamos con medidas muy innovadoras. Además de una Ventanilla Única, en la tramitación de cada proyecto los departamentos implicados van a emitir un único informe. Antes tocaba Medio Ambiente, Urbanismo, después este mismo departamento en el ayuntamiento... Eso se acabó. Vamos a integrar todos en uno para todo el procedimiento, válidos para las administraciones autonómica y local. Eso va a permitir una mayor agilización en las inversiones que se vayan a realizar en Galicia.

¿Y la segunda?

Que todos esos proyectos tractores susceptibles de captar fondos europeos también tengan una regulación específica cómo proyectos estratégicos. Así los vamos a considerar y les vamos a dar todas las ventajas para que puedan cumplir los plazos y se puedan llevar a efecto y a termino las inversiones.

¿Hablamos de apoyar a cualquier tipo de inversiones?

El concepto es muy claro y viene marcado por los fondos europeos y por Bruselas: tienen que ser procesos que sirvan para la transformación económica e industrial de Galicia. Ya no es como hablamos hace poco de nuevas tecnologías, de la industria 4.0 y de la innovación. Eso permanece. El salto cualitativo tiene que ir orientado a una mayor digitalización y, sobre todo, a una mayor sostenibilidad: que estén vinculados a la economía circular, verde, a la bioeconomia. Por eso la ley de reactivación apuesta también por la descarbonización de la industria actual, integrando renovables en sus procesos, tanto en los actuales como en los nuevos.

¿Un ejemplo para los nuevos?

Los tres proyectos del polo de transición dónde está la planta de fibras textiles, la de biometano y la de fertilizantes, una fábrica de economía circular, los hemos planteado con un autoabastecimiento de 1.000 megavatios de eólica. Se integra ese vector energético, ese salto cualitativo, el vector de descarbonización.

¿Y en la industria ya asentada? Por ejemplo, las eletrointensivas.

A la electrointensiva o las intensivas en emisiones de CO2 las tenemos que ayudar a que se descarbonicen y que sean más competitivas desde el punto de vista energético incorporando también renovables. Ahí ya no es un tema del Next Generation, sino de ayudas específicas que vamos a habilitar.

¿Qué porción de la tarta consideraría la Xunta mínimamente satisfactoria de los fondos europeos?

No nos hemos puesto ningún techo en el volumen de fondos porque para nosotros las dos cosas más relevantes son identificar los proyectos que pueden transformar la economía y que nos dejen competir en igualdad de condiciones para poder captar esos fondos. Es decir, que el Gobierno establezca criterios objetivos para que sean las iniciativas más maduras y que generan un mayor impacto en el territorio las que puedan tener los apoyos.

¿Cómo es posible no tener esos parámetros a estas alturas?

En estos momentos estamos en una situación de enorme incertidumbre. El Real Decreto que se filtró, y por tanto es un documento al que no podemos darle validez oficial, sí nos genera una cierta inquietud sobre cuáles van a ser los criterios que aplicará el Gobierno. Que se cree un registro para, a través del Consejo de Ministros, aprobar determinados proyectos, será un buen planteamiento si conocemos los principios y son objetivos, porque permitirá su implementación.

¿Qué pautas defiende Galicia?

Estamos pidiendo que no sean territoriales y que se deben objetivar. Los fondos deben servir para que la recuperación sea simétrica en todos los territorios de España. Se debe partir del peso industrial qué tienen en estos momentos; de la renta per cápita; introducir elementos como la dispersión poblacional y el reto demográfico, y por lo tanto el impacto en ámbitos como el rural.

¿Pero así cómo podemos orientarlos correctamente?

La clave son los proyectos, ternerlos. Cuando nos marquen el carácter de elegibilidad en el Reglamento de la Comisión Europea del Next Generation vamos a ver cómo los podemos orientar: o hacia esos 140.000 millones, 72.000 a fondo perdido, o a partir del año que viene dentro del nuevo marco financiero 2021-2027 de la UE. Adicionalmente, la propia comunidad autónoma tiene fondos propios para poder dinamizar proyectos. Hay proyectos que van a necesitar una intensidad de apoyo de la UE mayor, y otros con una menor. También creo que hay muchos otros proyectos qué podemos identificar qué son viables sin las subvenciones europeas.

Pero los criterios que defiende la Xunta no los está teniendo en cuenta el Gobierno en el reparto de otros fondos COVID...

Eso es verdad. Por eso seguimos insistiendo en que hablamos de un impacto sobre la capacidad de generar industria, sobre cómo quedará tu territorio en generación de empleo en los próximos 5 o 10 años. Se nos penalizó mucho en los criterios de reparto por haber tenido una buena planificación y un sistema sanitario eficiente. Llevado a la industria no tendría sentido.

¿Y en los futuros presupuestos Generales del Estado?

También. Hay fondos y partidas que vienen territorializadas y donde también salimos perdiendo. Si aplicáramos los criterios que defendemos nos corresponderían seguramente mayores recursos.

¿Se debería situar Galicia entre ese 6 y el 9 % de la inversión total en dichas cuentas?

No es tan importante el porcentaje, lo cuantitativo del volumen de fondos, aunque será una lectura que se haga. Nosotros nos tenemos que mover en un escenario que garantice esa recuperación simétrica, apostando porque el peso de Galicia en los fondos europeos sea en base a proyectos de transformación. Invertir en capital antes que en elevar los gastos corrientes.

¿Es posible esa cogobernanza en la gestión de los fondos que reclamó el Parlamento?

La cogobernanza es un elemento fundamental, y debe ser efectiva Las competencias en materia industrial son autonómicas, y se está haciendo el diseño de los fondos Next Generation sin hablar con las comunidades, cuando los territorios deberíamos estar presentes tanto en la definición de los criterios como en su gestión. En cambio, hasta ahora lo único que está haciendo el Gobierno central es convocar conferencias sectoriales para trasladarnos sus decisiones, como pasó esta semana en la mesa de la automoción.

Desde el Pazo do Hórreo la oposición tilda de opacos los proyectos, habla de una agenda oculta...

No hay nada oculto. Nosotros entendemos y defendemos que los proyectos se deben asignar en concurrencia competitiva, nos preocupa, como parece reflejar el borrador de Real Decreto del Gobierno, que se puedan hacer asignaciones de proyectos de forma bilateral. Sí es cierto que existen proyectos donde la propia iniciativa privada mantiene una cierta discreción mientras se conforma la inversión. Van a tener que competir con otras empresas e iniciativas, por lo que hay determinada información que sería complejo y contraproducente compartir. Hablo de prudencia y de ser muy respetuosos con información confidencial que estamos compartiendo con las empresas. Pero no hay ni oscurantismo ni una agenda paralela o oculta, sino una agenda de trabajo interna para poder madurar los proyectos y que puedan ser lo más competitivos posibles.

¿Y cuando se dice que es coto privado para grandes compañías y multinacionales?

No querría que quedase la idea de que los proyectos tractores son solo para las grandes empresas. No. Un proyecto tractor es aquel que tiene no solo la capacidad de generar empleo, sino también de tirar de la cadena de valor. que tiene hacia abajo una actividad que es donde entran las pequeñas y medianas empresas.

Ilústrenos cómo.

Por poner un ejemplo, en el tema de la madera, en la fabricación de fibras para el textil, están los rematantes, los aserraderos, el transporte la recogida de la materia prima, la I+D+i y la capacidad de desarrollar nuevos materiales para mejorar esa tecnología. Hay que tener un proyecto que tenga una visión sobre toda la cadena de valor. Hablamos de unas iniciativas que traccionan sobre el tejido productivo y generan impacto en las pymes.

¿Y en un tema tan relevante para Compostela como es el polo biotecnológico?

Aquí será muy importante el papel que jueguen los hubs de innovación digital. Estos proyectos necesitan de nuevas soluciones, de nuevos desarrollos y tú necesitas y medianas empresas que estén en el proceso.

¿No temen en la consellería que el minifundismo empresarial gallego constituya un handicap?

En cuanto a las empresas en Galicia tenemos un tejido muy sólido. El hecho de que PSA vaya con todas la industria del automóvil precisamente para optar a estos fondos es una garantía para el propio sector de la automoción. Que Zendal, una empresa también muy sólida, ya cerrase acuerdos con Novamax para el desarrollo de la vacuna contra el coronavirus aporta valor. Las candidaturas que se pueden conformar en Galicia cuentan con un tejido empresarial lo suficientemente sólido para qué, bien individualmente o de forma colectiva, lleguen a buen puerto.

¿Volvemos al clásico mantra de que ningún proyecto viable, y ahora también, transformador, se quedará sin financiación?

Y que no se queden atrás, esa va a ser la clave. Va a ser muy importante el reglamento que establezca la Comisión Europea. Porque hay proyectos que hoy en día no son viables sin ayudas europeas. Por ejemplo, la semana pasada se publicó la manifestación por parte el Gobierno central para los proyectos en hidrógeno, que si no cuentan con las ayudas comunitarias no tienen viabilidad por sí mismos. El tema de la financiación va a ser muy importante para poder dinamizar determinadas inversiones. Pero la clave es que ningún proyecto viable en este contexto de transformación se quede atrás por falta de apoyos.

¿Y cómo evolucionó esa apuesta en el hidrógeno?

Cuando nosotros lanzamos el proyecto de la planta de hidrógeno de 50 megavatios (MW) con Reganosa en ese momento no había ningún otro en este ámbito. Hoy puede haber ya iniciativas trasladadas desde diferentes empresas en torno a los 150 o 200 MW. de hidrógeno. Es una magnífica noticia porque significa que hay una apuesta firme desde la iniciativa privada por el desarrollo de esta tecnología, pero nos obliga a gestionar las expectativas, a efectos de que los proyectos sean viables. Estamos actuando con mucha discreción para poder madurar los proyectos para que se puedan cumplir.

Eso en Galicia... ¿no habrá muchos más competidores por España adelante?

Todas las comunidades autónomas están identificando proyectos similares que van a tener que competir. El Gobierno abrió la mano al declarar esta tecnología de interés, pero será difícil que todas las plantas puedan entrar en los 1.500 millones de euros anunciados. Eso a priori, si entrarán todos, perfecto.

¿Y sobre la planta de viscosa, de fibras forestales para el textil?

Sobre la planta de fibras textiles no sabemos con exactitud, aunque me han comentado que puede haber otra iniciativa en alguna comunidad, por lo que no puedes hablar de la tecnología, que es un tema delicado dentro del proyecto.

Tenemos que conjugar un equilibrio entre la información que realmente estamos gestionando, que usamos para empujar las propuestas y que puedan captar los fondos, y alguna otra información con la que trabajamos y que estamos madurando, pero que no ha llegado el momento todavía de comunicarla formalmente.

“El 30 de abril será el punto de partida”

¿Cuántos proyectos le gustaría tener en cartera en abril para elevar en nombre de Galicia?

Nos gustaría tener la mayor cantidad posible de proyectos. Hay algunos que ya los hemos incorporado en el presupuesto de 2021. Como sabéis dentro de esos setenta y dos mil millones de euros a fondo perdido hay 12.400 del conocido como React UE, el fondo reacción. De ellos, el Estado se quedó 2.400 para hacer frente a cuestiones vinculadas con el COVID, fundamentalmente para hacer frente a los gastos derivados de la vacuna. Los diez mil millones de euros restantes los reparte entre las comunidades y nosotros incorporado 430 millones en los Orzamentos 2021. Es el 80% de lo que nos corresponde, el 20% restante se distribuirá el año próximo e irán en el presupuesto de 2022. Estos fondos React son para iniciativas que tienen que estar ejecutadas en 2023, no en 2026. Nosotros ya hemos incorporado los cinco millones de Innopharma, que da continuidad al proyecto de la USC. Es uno de los proyectos europeos que tenemos identificados vinculados al Next Generation. Vamos a seguir trabajando, el Gobierno sigue haciendo manifestaciones de interés, sacará convocatorias de concurrencia y el 30 de abril será el punto de partida. Porque no todos los proyectos se van a adjudicar el próximo año, habrá nuevas convocatorias tras la revisión de la Comisión Europea, y se irán adjudicando a medida de que España los vaya presentando. Será en el escenario 2021-2023 cuando se adjudiquen la totalidad de los 140.000 millones.

“La transformación de la industria debe ser liderada desde el sector privado”

¿Habrá proyectos dentro de las iniciativas a financiar con los recursos europeos que impulse directamente la Xunta de Galicia?

Por supuesto que se van a impulsar proyectos en el ámbito de la política pública, como es el caso de la administración digital. En este proceso nosotros hemos identificado cuatro pilares dentro de los fondos de la UE. El primero, la modernización del tejido productivo; el segundo es el de la movilidad y de las energías renovables; un tercer gran eje es la cohesión social y territorial; y el cuarto la digitalización de la administración pública. Nosotros promoveremos ese tipo de proyectos y actuaremos desde la perspectiva de las políticas públicas como primer demandante, y por tanto dinamizadores económicos.

Pero desde el punto de vista industrial todas las iniciativas serán público-privadas, intentando promover consorcios, y tampoco con la vocación de estar en todos los proyectos. Estaremos en los cuales el inversor privado entienda que nosotros le podemos ayudar a generar valor, porque con la financiación puede ir la iniciativa más rápido. Porque nosotros entendemos que, sobre todo, esa transformación desde el punto de vista industrial tiene que ser público-privada, pero con liderazgo del sector privado. La Xunta de Galicia no sería capaz de gestionar una fábrica de fibras textiles, ese no es nuestro core, nuestro rol central. Sí lo es darle viabilidad, no gestionarla.

“Las inversiones deben estar ejecutadas y justificadas en diciembre de 2026”

¿Cómo se controlará el buen uso de un volumen tan ingente de fondos y de proyectos?

Al Gobierno le trasladamos, primero, que la cogobernanza debe respetar las competencias autonómicas y, al mismo tiempo, tener en cuenta la experiencia que tenemos en la gestión de los fondos europeos. Un elemento donde nos estamos encontrando con esa dificultad es definir cómo se van a gestionar esos recursos. Es verdad que el hecho de tener que adjudicar en tres años proyectos por 140.000 millones de euros, sumados los que son a fondo perdido y de financiación, supone el enorme esfuerzo de identificar iniciativas transformadoras a las que se les pueda dar viabilidad. Además son inversiones que deben estar ejecutadas y justificadas en diciembre de 2026. España tiene que hacer ese esfuerzo porque, efectivamente, es lo que le puede permitir hacer frente a la crisis con resiliencia y articular ese plan de choque para recuperar la economía tras la pandemia. Pero, efectivamente, esto no puede ser una visión de corto plazo. Por eso antes decía que las fuentes para viabilizar los proyectos no sólo están en el Next Generation, también está el nuevo marco presupuestario comunitario 2021-2027, qué es lo que te va a dar la perspectiva de cómo puedes proyectar esa transformación con continuidad. Ese es el reto, muy exigente desde el punto de vista de identificación de proyectos y de su ejecución, y con una visión con el horizonte de 2030.

29 nov 2020 / 00:00
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