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El paciente cero en Galicia: “La salud mental sigue siendo una asignatura pendiente”

En declaraciones realizadas este martes en la Radio Galega, justo un año después de su ingreso hospitalario, asegura seguir teniendo secuelas en relación a “olores y sabores” y “dicción y visión”

“Aunque ahora la pandemia parece más controlada, el tema de la salud mental sigue siendo una asignatura pendiente”, asegura Xosé María Arán, superviviente de COVID, en declaraciones este martes a la Radio Galega. Afirma que “aunque físicamente estoy bien”, más allá de “no diferenciar bien los olores y sabores”, todavía un año después “me emociono si me recuerdan lo que pasé”.

Xosé María Arán es el paciente 0 en Galicia. Residente en la localidad coruñesa de Carballo, en el mes de marzo comenzó a experimentar síntomas compatibles con el COVID y, tras muchas vueltas y tras haber sido mandado para casa a recuperarse tras haber acudido a su médico, cinco días después las complicaciones hicieron que tuviese que ingresar en el CHUAC. Allí conocía que toda su familia también estaba contagiada, y sentía gran preocupación por su mujer y sus hijas.

“Muchas veces nos quejamos de las nuevas tecnologías y de los móviles y hoy en día yo creo que son como un ángel de la guarda”, decía aquel fatídico 23 de marzo este hombre, desde su cama del hospital coruñés, donde mostraba su gran agradecimiento por “tener a gente tan fabulosa (los sanitarios) a nuestro lado, que nos atienden en todo lo que necesitamos hora a hora y minuto a minuto”.

DESCONOCIMIENTO DE LAS COMPLICACIONES ACTUALES. Ahora, justo un año después, no puede evitar emocionarse al recordar lo vivido. “Me encuentro bien físicamente”, asegura, aunque concede que sí ha tenido “algunas complicaciones que todavía a día de hoy no se sabe si pueden ser efectos secundarios de haber contraído el COVID”. Xosé María, “para tranquilizar a su familia”, siempre dice que “son cosas de la edad”. En concreto, manifiesta “problemas de dicción y de visión, como cataratas, que no son habituales”, en personas de su edad y que, aunque “podían aparecer igual”, todavía “los médicos no saben decir si son una consecuencia de haber tenido el virus”.

Asimismo, pese a que ya ha pasado un año, “los olores y sabores sigo sin percibirlos con la misma intensidad de antes”. Pero reconoce que, tal y como están ahora las cosas, “gracias que estoy bien”. “Otra parte de la familia no está también”, afirma el carballés, que quiere resaltar que “aparte de los efectos físicos de las enfermedades, la que más me preocupa es el tema de la mente, de los problemas psicológicos que esto arrastra a mucha gente”, así como al hecho de que “un año después de todo, mi mujer siga de baja”.

CONTAGIAR SIN SABERLO. Recuerda que aunque ahora está todo más “normalizado”, en aquellos primeros momentos “era un descontrol”. “Yo fui a urgencias y prácticamente me mandaron para casa diagnosticado de una gripe, hasta que en cinco días acabé ingresado”, por lo que “gracias que decidí por cuenta propia aislarme, porque yo con la enfermedad soy muy estricto”, reflexiona. Con todo, pese a esas precauciones, ya había contagiado a su mujer y su hija mayor, y todavía no sabía nada acerca de la pequeña porque no le habían hecho pruebas.

En aquellos momentos sentía una gran carga de conciencia. “A mí me afectó mucho a nivel psicológico”, explica, y recuerda que dos días después de volver a trabajar “me vine abajo a los dos días por ansiedad y ruptura”. Y es que ser el paciente 0 le acarreó “un gran pesar”, por “la responsabilidad de lo que hubiese podido provocar”, ya que en los días previos a conocer su diagnóstico “estuve en un gimnasio, en el velatorio de una compañera que murió por cáncer y poniéndole gotas a mi madre de 83 años operada de cataratas tres veces al día”.

GRAN SENTIMIENTO DE CULPABILIDAD. “Sabes que no tiene la culpa, pero bueno, aunque ahora la mayor parte de la sociedad entiende estas cosas, en aquellos momentos era diferente”, explica. Además, el proceso de tener que enterarte de todo lo que sucede a tu alrededor en el hospital es, en su opinión, “más duro que si te intuban, porque en uci ya no te enteras de nada”.

Por ello, pide más medios para la atención psicológica a pacientes que ya hayan superado la enfermedad, porque “si bien veo que ahora el tema de la transmisión está controlado, el tema de la salud mental sigue siendo una asignatura pendiente y no se dedican los recursos suficientes”. “Yo creo que la administración tiene que estar muy encima de eso, porque ya te digo que lo mío no era un caso extremo y aún así lo he pasado muy mal”, sentencia.

Finalmente, lanza un mensaje a toda la sociedad. “Mi mensaje es muy sencillo: ser más responsables, porque muchas veces no es lo que haga uno mismo, sino las consecuencias que pueden pasar por lo que hagas”, asevera, añadiendo que “esto no se acabó ni mucho menos y aún queda mucho camino por recorrer”.

23 mar 2021 / 12:43
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