El turismo rural: alternativa de verano

• Pozas del Río Pedras (A Pobra do Caramiñal, A Coruña): Están rodeadas de árboles y naturaleza y al ser varias no suelen estar muy masificadas. Es una buena opción para evitar las masificadas y parceladas playas y respirar el aire fresco de los montes gallegos.

• Cascada de Noveira (Arcos, Mazaricos, A Coruña): Pese a estar muy cerca de la cascada de O Ézaro, es de las grandes olvidadas de Galicia, ya que su hermana se lleva todo el protagonismo. No está masificada y tiene la ventaja de ser de fácil acceso.

• Cascada de Vilagocende (Lugo): Procede del río Porteliña y cae a más de 50 metros de altura, formando una gran piscina natural entre sus pies de roca. Pertenece a la ruta del Camino Primitivo de Santiago. Se rodea de árboles como carballos, abedules y ameneiros.

• Pozas de Melón (Ourense): Se llenan del agua del río Caves, que desciende por un caudal lleno de cascadas. Su cauce nace en la Sierra do Faro de Avión, a 1.000 metros de altura. Estas pozas son recomendables para el verano, ya que su agua está a muy baja temperatura.

• Ribadavia (Ourense): Antigua sede del Reino de Galicia, reúne todas las esencias de los ribeiros. Su judería es la más relevante de la comunidad, tanto por su importancia como por su estado de conservación.

• Piornedo (Lugo): En pleno corazón de Os Ancares, en el municipio de Cervantes. Es una aldea prerromana declarada Conjunto Histórico-Artístico. Su imagen más icónica son las pallozas: viviendas de los antiguos habitantes de la zona que ahora se usan como establos.

• Allariz (Ourense): Declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1971, gran joya de la provincia. A los pies del río Arnoia y de origen sueva que, durante la Edad Media, fue el lugar donde Alfonso X el Sabio aprendió gallego. Desde 1994 tiene el Premio Europeo de Urbanismo.

• Ponte Maceira (A Coruña): Se halla en la comarca de Compostela y a orillas del río Tambre, y es una aldea fundamental en el Camino de Santiago. A un lado y otro del río, dividido por el puente medieval del siglo XII, se pueden encontrar casas solariegas de piedra con encanto.

• Ruta del agua de Guitiriz (Lugo): 20 km de sendero. Es un recorrido largo, pero muy fácil de hacer, sin desniveles. El trayecto transcurre a orillas de los ríos Parga y Ladroil y es famoso por sus fuentes.

• Ruta del albergue a tres ‘bispos’ (Os Ancares, Ourense): 7 km de uno de los más duros recorridos, aunque factible para una persona con forma física normal. Desde la cima hay un espectacular paisaje desde donde se pueden ver los Picos de Europa en días soleados.

• Pulpo en Melide (A Coruña) y O Carballiño (Ourense): Es una receta clásica, pero se dice que el mejor pulpo no se come en las localidades costeras, sino en las de interior.

• Quesos de O Cebreiro (Lugo) y Arzúa-Ulloa (A Coruña): En los pueblos situados en valles asimétricos y poblados de robles y hayas.

• Patata gallega de Betanzos (A Coruña): Producto con firma internacional. Patata sólida que se fríe sin engrasar. Con ella se hace tortilla de patatas con el huevo casi crudo, vuelta y vuelta y sin cebolla.

“El turismo rural es una buena alternativa por sus características: establecimientos pequeños y con poca capacidad que permiten mantener las distancias”, asegura Filipe Pires, presidente de la gestoría Fegatur.

Asimismo, destaca que estas casas rurales “suelen tener fincas por las que pasear y en ellos no hay aglomeraciones por ir en el ascensor o cruzarse en el pasillo”.

Ahora bien, explica que “la gente, a veces, parece muy confiada en que al venir a las aldeas puede andar sin problema, porque aquí ha habido pocos o inexistentes casos de coronavirus, pero pedimos responsabilidad” para que esto siga así. Otra de las ventajas es “la despreocupación” y “la no polución”, lejos de las urbes.

Respecto a la situación del turismo rural antes del brote de covid-19, Filipe explica que, “desde hace años, con la aparición de otros tipos de turismo, como el de apartamentos o viviendas turísticas, el rural se vio bastante resentido”. Sin embargo, “se esperaba un buen año, con muchas reservas sobre todo para los meses de marzo, abril y mayo, y todas se perdieron”. Con todo, “esperamos repuntar y tenerlo más fácil (que el turismo de costa), porque deberíamos ser de los primeros en reabrir”.

En cuanto a las actividade que se pueden realizar en el campo, recomienda “que la gente vaya a hacer senderismo o rutas a caballo, donde evita contacto con otra gente y se pueden formar pequeños grupos”. “En Galicia hay kilómetros de senderos”, incide.

“Vamos a ser una alternativa de fin de semana para los gallegos, pero nos perderemos todo el turismo nacional e internacional, que venía por periodos de una semana o 15 días, siendo muy importante para nosotros”, destaca Ana María Villamayor, presidenta de la asociación Mar de Compostela, que añade que “todo dependerá de cuándo se reabran las fronteras”.

“Antes de que toda esta pandemia sucediera, el turismo rural en verano funcionaba muy bien, las casas estaban completas y había mucho movimiento, ahora ya veremos lo que pasará porque la gente que venía gastaba bastante y ahora con menos poder adquisitivo, con tanta gente sin trabajo y esta crisis, veremos si las personas pueden salir y gastar”, reflexiona.

Asimismo, Ana María recalca que el turismo rural “no es un turismo de masas, sino de naturaleza y totalmente seguro para el cliente, sin aglomeraciones”. Además, destaca que “Galicia es una de las comunidades autónomas en las que menos llegó a afectar el covid-19”.

Como consejo, la presidenta de Mar de Compostela recomienda “los ríos, los grandes olvidados de Galicia, que son lugares espléndidos de relajación y sombra”. “Las playas ahora están limitadas, por lo que los ríos son una buena alternativa, y todas las casas de turismo rural tienen uno cerca”, asegura, y recuerda que “en ellos se pueden realizar también actividades deportivas, como el descenso o el piragüismo”.

“Nuestro principal objetivo ahora es vender Galicia a los propios gallegos: aprenderles a reenamorarse de nuestra tierra, y a disfrutar de ellos, haciéndoles ver que no necesitamos irnos fuera para ver parajes maravillosos”, afirma Elena Vázquez, como representante de Agatur.

Admite que Galicia tiene “miles de cosas para ofrecer: paisaje, naturaleza, gastronomía...” y, añada que el turismo rural nos ayuda “a aprender a aburrirnos, que también es necesario, no coger el coche para tratar de ver 100 sitios en un día, sino poder relajarse leyendo un libro o saliendo a hacer senderismo en un entorno privilegiado”. “Creo que recuperaremos el turismo de antaño, cuando los gallegos venían de fin de semana, hasta que aparecieron los vuelos low cost y coparon el mercado”, asevera.

Elena apunta también que “en estos tiempos nadie tiene total certeza de lo que ocurrirá, pero sí que es cierto que somos una alternativa muy atractiva”. Aunque claro, “a día de hoy, con las cosas en el aire, ¿quién se anima a reservar sus vacaciones? Si ni siquiera sabe si podrá tenerlas”.

Además, destaca que, “sondeando a familiares y amigos, ves que muchos incluso tienen miedo a salir, y aunque se permitiese realizar ceremonias en agosto, se pensarían si ir o no”. “No pretendo ponerme negativa, pero quiero mostrar la realidad, dentro de que mantengo la esperanza de que en el rural lo tenemos más fácil por los grandes espacios abiertos y libres de aglomeraciones con los que contamos”, reafirma.