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Restricciones. Las opiniones son muy variadas, pero que el ECDC comience a planteárselo es buena señal TEXTO Á. Precedo

¿Es hora de sacarnos la mascarilla?

Después de un año y un mes de pandemia hay ciertas medidas sanitarias que ya empiezan a pesar. La mascarilla es una de ellas. En los fríos meses de invierno incluso se agradeció tener un tapabocas para resguardarnos del mal tiempo, pero ahora que se acerca el verano y, con él, el calor propio de esta estación, el sofoco que la mascarilla provoca al andar y al realizar ciertas actividades hace que mucha gente no quiera emplearla. Más teniendo en cuenta que la vacuna ya está aquí y, en teoría, con ella, la protección. ¿Pero, es oportuno o todavía es muy pronto para prescindir de ella?

El Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades sorprendía este pasado jueves con el anuncio posicionándose a favor de que los jóvenes y personas de mediana edad que hayan concluido la pauta antiviral puedan prescindir de la mascarilla siempre que exista la distancia social al reunirse con no vacunados y si estos no tienen “un factor de riesgo de enfermedad grave”.

Aún así, diferentes responsables de la Comisión de Salud Pública respondían a esta invitación con un “no estamos en ese debate”. De hecho, “ni siquiera cerca”, sentenciaron.

“A medida que avanza la vacunación, la inmunización puede permitir lentamente la relajación del uso de mascarillas y el distanciamiento físico”, expresó, por su parte, en un comunicado, la directora del ECDC, Andrea Ammon, para justificar su posición. Sin embargo, España todavía no lo ve claro.

Desde EL CORREO hemos tratado de sondear la opinión de nuestros lectores a través de una encuesta de la que hemos extraído las principales conclusiones. Además, también hemos echado mano de nuestros expertos de referencia para esclarecer el asunto y comprender por qué o por qué no se debe pensar en dejar de usar la mascarilla.

NO A LOS MENSAJES PÚBLICOS DEMASIADO APERTURISTAS. Entre estos expertos consultados, el profesor de la USC y epidemiólogo Francisco Caamaño plantea una interesante reflexión, al incidir en el peligro de que nos olvidemos de que el COVID existe si nos conceden el quitarnos la mascarilla. “En Salud Pública hay que distinguir muy bien las cosas de un plano teórico a un plano práctico”, dice. Por ejemplo, “yo puedo tener la evidencia de que consumir una cantidad de alcohol muy reducida puede proteger contra una patología específica en un caso muy específico, pero de ahí a que yo pueda deducir o que sea razonable que haga una recomendación de consumir alcohol, es una barbaridad”, dice.

Pues “la gente cambia la lectura y también la interpretación, y donde yo decía una cantidad muy reducida eso se convierte en dos vasos, y donde decía una patología específico, se generaliza”. Así que, el epidemiólogo alerta de que “hay que tener mucho cuidado con los mensajes poblacionales, porque cambian y la gente a veces hace una lectura incorrecta de los mismos”.

ESPAÑOLES POCO OPTIMISTAS. Finalmente, cabe resaltar que una encuesta publicada recientemente por Ipsos y llevada a cabo en 30 países muestra que un promedio del 59 % de los ciudadanos entrevistados cree que es factible volver a tener una vida similar a la que disfrutaba antes de la pandemia en los próximos doce meses. Sin embargo, esto es algo que los españoles no ven posible en ese periodo de tiempo.

Los países con campañas de vacunación más avanzadas, como Reino Unido, Estados Unidos o Chile, se sitúan por encima de ese promedio, sin embargo, casi la mitad de los españoles encuestados (el 45 %), cree que seguirá así más de un año.

“Yo aún esperaría un poco para quitármela, hasta junio”

“Desde luego, en interiores, no hay nada que discutir”, afirma, tajante, el profesor Francisco Caamaño, epidemiólogo de la USC. “La mascarilla debe utilizarse sistemáticamente en interiores, tanto por vacunados como por no vacunados, porque es la única forma de garantizar que haya seguridad”, considera. Además, explica que “el número de personas con al menos una dosis de vacuna sigue siendo muy bajo, en torno a un 20 %, por lo que no sabemos nunca con quién estamos en interiores”.

Sin embargo, en exteriores, hace alguna concesión. “En exteriores, aquellas personas vacunadas que se encuentran o pasean con otras vacunadas, bueno, o un vacunado con uno que no lo está pero es una persona de bajo riesgo”, apunta, ya que, “en estos casos, en pura teoría, la probabilidad de que ocurra algo es muy baja”. Con todo, “yo todavía esperaría un poco para quitármela, hasta junio”.

¿PUEDE UN VACUNADO CONTAGIAR? Y es que mucho se ha hablado a lo largo de estos meses sobre el hecho de que la vacuna protegía contra el riesgo de contraer COVID grave, pero no de infectarse. De esa manera, una personas inmunizada podría tener el coronavirus sin saberlo, siendo un potencial contagiador para otra persona que todavía no ha recibido la inmunización. Al respecto, el epidemiólogo afirma de que “en pura teoría, sí es así, pero, en la práctica, lo que se está observando es que esto es poco probable”.

“Hasta ahora lo que sabíamos era que la vacuna nos protegía de la enfermedad grave, pero no estaba claro si evitaba que te contagiases y que, por tanto, pudieses contagiar a otro”, recuerda, añadiendo que, “en las últimas investigaciones, se apunta a que esa probabilidad de que te contagies se reduce mucho, y la de que contagies a otro también es reducida”.

Otro de los debates que plantea el profesor Caamaño es el de cómo saber quién no usa mascarilla porque está vacunado: “Si autorizamos este tipo de normas, se imposibilita completamente el control” por parte de las autoridades, que “quedan desprotegidas”.

“A nivel individual, pronto podremos prescindir de su uso”

El profesor de Medicina Preventiva en la USC, Juan Gestal, cree que “es muy bueno que se comience ya por parte del ECDC a dar pasos en este sentido”, porque esto “nos indica que ya estamos en la recta final de la pandemia”. Sin embargo, alerta de que “esto no nos debe llevar a relajar las medidas por nuestra cuenta, sino que se irá haciendo paulatinamente cuando proceda”.

Además, indica que el documento técnico publicado por el ECDC el pasado día 21 de abril, en el que se hablaba de esa relajación de medidas de cara al futuro, como una antesala de desescalada a nivel europeo, “está dirigido a los gobiernos, no a la población general, con unas indicaciones de cómo, a su juicio, se podrían ir relajando medidas no farmacológicas de prevención, como el uso de la mascarilla, la distancia interpersonal, el control de movilidad en fronteras o el rastreo de contactos, a medida que el porcentaje de vacunados se vaya incrementando y las condiciones epidemiológicas de cada país, en nuestro caso, de cada comunidad, lo permitan”.

AVANCES QUE LLEGARÁN ANTES DE LO PREVISTO. “La relajación de medidas habrá que ir haciéndola a partir de que se den condiciones para ello, que va a ser más pronto que tarde, y seguramente mucho antes del final del verano, dependiendo, fundamentalmente, de que avance la vacunación y de que no circulen predominantemente variantes que escapen a la inmunidad inducida por las vacunas”, plantea Gestal.

Así que, dejar de usar la mascarilla a nivel colectivo debería hacerse efectivo “cuando las condiciones epidemiológicas lo permitan”. Esto será, en su opinión y a la vista “de lo que han hecho Israel, Reino Unido y Gibraltar, cuando hayamos alcanzado la inmunidad de grupo”. A nivel individual, en caso de que haya ya gran parte de la población vacunada, esta relajación podría darse incluso antes de lo previsto. “Ya será pronto”, augura Gestal, optimista.

“Todavía es pronto, la tasa de vacunación es baja y no nos podemos comparar con uk”

Dentro de esta marabunda de optimismo, el doctor del CHUS José Gómez Rial pide calma. “Desde mi punto de vista es muy pronto todavía pensar en relajar medidas, porque tenemos que pensar que la tasa de vacunación actual es muy baja (está en el 7,9 % con pauta completa) y la incidencia acumulada a 14 días (194) sigue siendo alta como para poder pensar en eso”, considera.

“Estamos muy lejos todavía de una teórica protección de grupo y hay que pensar que los países que empiezan ahora a relajar medidas nos llevan mucho camino por delante en cuanto a la vacunación”, advierte. ¿Cuándo relajar medidas? “Todo va a depender del ritmo de vacunación y de la gestión que se haga de las vacunas recibidas”, indica, ya que, “a medida que se vaya contando con más vacunas disponibles –Janssen debería poder acelerar el proceso–, aumentaremos el ritmo y eso nos permitirá poner un objetivo realista en el horizonte”. “Por el momento aún lo veo muy lejano”, sentencia.

MEJOR PECAR DE PRECAUCIÓN QUE RETROCEDER EN EL TIEMPO. En cuanto a cuándo podríamos dejar de usar la mascarilla, “creo que el COVID nos ha enseñado que es mejor ser precavido y esperar a alcanzar coberturas vacunales mucho más altas –en torno a ese 70 % teórico que siempre se ha marcado como objetivo de protección de grupo–, y, sobre todo, cuando la incidencia acumulada baje lo suficiente como para garantizar que no hay transmisión comunitaria del virus”. Por ejemplo, apunta al Reino Unido, que “ahora mismo presenta una incidencia de 30, por el éxito de su plan de vacunación, por lo que ellos sí pueden empezar a pensar en relajar medidas”. “A nosotros creo que nos queda mucho por hacer”, advierte Gómez Rial.

“Aún nos queda protección para rato, sobre todo en algunos contextos”

“Ahora mismo lo importante es vacunar, vacunar y vacunar, y poner a prueba nuestro techo en la capacidad de vacunación, sin pararnos tanto en aspectos secundarios o buscándole defectos a las vacunas de las que disponemos”, plantea el doctor Federico Martinón Torres.

“Lo más importante es que sabemos que estas vacunas funcionan y funcionan muy bien, así que el objetivo es tener vacunado al mayor número de personas priorizando a las más vulnerables y por encima de 50 y 60 años”, explica. El experto cree que esto “tendrá un impacto muy significativo sobre el sistema asistencial, disminuyendo la necesidad de asistencia médica, las muertes y las hospitalizaciones”.

Sin embargo, asegura que “tenemos que seguir vacunando para interrumpir la transmisión de la infección, ya que el virus, aunque no te mate, sí puede seguir infectando, seguirá evolucionando y podrá mutar y acabará haciéndose resistente a las vacunas actuales”, uno de los debates de los que también se está hablando mucho en la actualidad.

LA IMPORTANCIA DEL TIEMPO “El tiempo importa”, asevera el doctor Martinón, que indica que en España “estamos en apenas un 10-12 % de cobertura vacunal”. “El primer país que ha relajado parcialmente las medidas de mascarilla es Israel, que ya tiene al 100 % de los mayores de 60 vacunados y al 80 % del total de su población”, apunta.

Por ello, alerta de que a nosotros “aún nos queda mascarilla para rato y, en algunos contextos, creo que no llegaremos a prescindir de ella por mucho tiempo”. “Estamos olvidando que esta pandemia no se resolverá hasta que hayamos vacunado a la última persona en el mundo que deba vacunarse”, sentencia. Para él, el “número mágico” para hablar de relajación de medidas es el 70 % de vacunados.

Conclusiones
Encuesta: los lectores piensan que hay que esperar

··· En la encuesta realizada en la web de EL CORREO participaron un total de 185 personas (el 46,5 % hombres y el 53,5 % mujeres). La mayoría con edades comprendidas entre los 46 y los 65 años (el 45,9%); y entre los 18 y los 45 (el 40,5 %). Un amplio 62,2 % (115 encuestados) consideran que aún es pronto para pensar en quitar la mascarilla, y un 34,1 % (63) dicen que no. Restringiendo la pregunta a si se la podrían quitar al menos lo ya vacunados, el 54,1 % (100), consideran que no, mientras que el 30,3 % dicen que sí (56), y el 15,7 % que no lo tienen claro (29). Cuestionados sobre la posibilidad de estar sin ella en espacios abiertos, el 48,1 % (89), sigue pensando que es pronto, frente a un amplio 43,8 % (81) que está a favor. Por otro lado, el 37,8 % (70) siguen viendo el verano pronto, frente al 31,9 % (59), que cree que se podría quitar para entonces al aire libre.

observaciones
Entre el cansancio y el miedo a precipitarse demasiado

··· “Ya estamos cansados de usar mascarilla, que además no sirve para nada, si no no habría tantos contagios después de llevar más de un año usándola para todo”, dice uno de los participantes. Otro argumenta que “faltan muchas personas por vacunarse”. También hay quien advierte que “la población activa trabajadora de 25 a 60 años está toda sin vacunar, el intervalo de edad que cotiza”. Algunos alertan de que de relajarnos “volverá a empezarse otra vez”. Sin embargo, ciertas personas creen que “se trata de medidas razonables y con base científica”, siempre y cuando “dependan del porcentaje de vacunados”. “Debemos seguir teniendo mucho cuidado y no acelerarnos, porque yo tuve COVID y lo pasé mal”, dice un lector, mientras otro cree que “deberíamos centrarnos en el ahora, no hemos hecho nada y ya pensando en ‘la vie en rose’”.

23 abr 2021 / 15:18
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