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Familiares de una fallecida con COVID, desolados por la negativa de la Agencia de Medicamentos a tratarla con Aplidina

Creen que “desautorizar el uso del fármaco cuando lo piden el paciente y el médico es un tema grave” // Está permitido su uso como antitumoral en varios países pero no contra el virus // Ella era cuñada del expresidente de Pescanova y de su hermano, presidente de Pharmamar

Belén Campos, infectada por coronavirus, falleció este jueves, 11 de marzo, en un hospital madrileño. Su familia, destrozada, transmitió a este periódico su indignación y su desesperación por la negativa de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) a que le fuese aplicado un compuesto denominado Aplidina que, según indican, cambiaría por completo la evolución de la enfermedad. Se da la circunstancia de que la familia de Belén está muy relacionada con la firma española Pharmamar, que creó y que desarrolla este medicamento que a día de hoy está permitido para el tratamiento del cáncer en varios países pero que aún no está autorizado para tratar la COVID –está en fase tres de investigación–.

Un portavoz de la fallecida destaca el hecho de que “la administración de la Aplidina la pidió Belén, sus hijos, otras personas cercanas y el cuerpo médico del Hospital Monte Príncipe de Madrid, pero la AEMPS no la autorizó aún estando prevista en el decreto aprobado el año pasado”. La solicitud fue cursada incluso por burofax cuando fue ingresada hace un mes.

“Belén fue empeorando, viéndose forzada a usar el Remdesivir americano que tanto protege la Agencia y que no funciona como verdadero virostático, (es sólo un flojo retroviral)”. Al final, “su carga viral siguió aumentando hasta terminar en la uci, fue intubada, recibió hasta el 60% de oxígeno, fue sedada, tuvo que estar siempre en posición tumbada hacia abajo, la sometieron a una traqueotomía para forzar la respiración, sufrió infección bacteriana y falleció”. Su esposo, Luis Carlos, superó la carga viral y permanece recuperándose en su domicilio.

Los familiares de Belén manejan la terminología farmacológica con fluidez, y conocen especialmente la información relativa a la Aplidina. Ella era cuñada de Manuel Fernández de Sousa, expresidente de Pescanova, y de su hermano José María Fernández, presidente de la compañía gallega Pharmamar, que descubrió la sustancia y la desarrolló para uso terapéutico. Precisan que “el Remdesivir (retroviral), reduce parcialmente la multiplicación viral, pero no la para y es poco lo que la reduce. La Aplidina sí detiene la multiplicación del virus (es un virostático), lo hace actuando sobre la misma proteína que el COVID necesita para poder multiplicarse, evitando no sólo que aumente la carga viral y que el paciente pueda eliminarla de forma rápida y natural, sino que al ser la propia persona quien elimina el virus, al tiempo autogenera sus propios anticuerpos (vacuna). En otras palabras: se cura y queda vacunado”.

La Aplidina está autorizada como antitumoral en la Unión Europea, Estados Unidos, Australia, Corea del Sur, Singapur y otros países. Como se dijo antes, esta sustancia no está aprobada para uso contra la COVID. A pesar de esto, el portavoz de la familia de Belén insiste en que en determinados casos, si así lo solicitan el paciente y los facultativos, podría utilizarse si lo aprueba la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios. En esta ocasión el permiso nunca llegó. Remarcan que no hay legislación para la fase compasiva de la enfermedad, que no hay autorizada la prueba final con fármacos no aprobados y que, insisten, la Aplidina puede administrarse con la autorización del médico y del paciente si lo aprueba también la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS).

Los familiares de Belén describen el medicamento como una potente herramienta para combatir el coronavirus y sostienen que será aprobado en doce países en muy breve plazo. “La Aplidina -explican- tiene una potencia molar enorme al ser un producto generado por la propia naturaleza (una especie de pez), y no un fármaco de laboratorio como el Remdesivir. Por esa potencia molar y características naturales del producto, la Aplidina permite a los pacientes recuperarse, con los PCR negativos en una semana, si se administra cuando la carga viral no alcanza niveles residuales imposibles para ser eliminados por el paciente. En otras palabras: si a un paciente ingresado en un hospital con COVID se le administra la Aplidina en los primeros días, cuando la carga viral no alcanza niveles imposibles de eliminar, se cura en una semana y nunca terminaría en una uci con derivaciones bacterianas posteriores, causa de las muertes”. REDACCIÓN. Santiago

INTENTOS DESESPERADOS
Presentarán querella

··· Uno de los hijos de la mujer fallecida tiene previsto presentar una querella criminal por lo que considera una decisión muy grave de quienes, pese a los intentos desesperados de la familia, no admitieron que se la tratase con el fármaco ya citado. Su cuñado Manuel afirmó “estar convencido de que Belén si hubiera tenido la Aplidina que tanto pidieron, su familia y médicos, no hubiera fallecido”. Relatan el caso de otro paciente que sigue ingresado en la uci desde hace casi dos meses. “Estuvo a punto de morir, pero a él si le dejaron administrar Aplidina (tardíamente) y mejoró. Luego fue forzado a usar el Remdesivir y recayó. También le hicieron traqueotomía”. Creen que “desautorizar el uso del fármaco cuando lo piden el paciente y el médico es un tema grave”. EL CORREO realizó una consulta a la Agencia Española del Medicamento para aclarar las circunstancias de este polémico suceso; al cierre de esta edición, ya de madrugada, no se ha recibido respuesta alguna.

12 mar 2021 / 01:00
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