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iniciativa. El estudio catalán 23lunes recrea en una pieza audiovisual la historia real del anciano alemán con alzhéimer que tocaba la armónica para sus vecinos de Vigo Autor: Ana Martínez

Hermann: el corto que narra la banda sonora

“Me topé con el vídeo. Me dejó tocado. Me fui a dormir y solo podía pensar en qué imaginaba él cuando salía a tocar, dónde viajaba, qué sensación tenía. Por la mañana me levanté y escribí el guión”. Jordi García es el director de Hermann.

El estudio 23lunes, asentado en Barcelona, que en su web presume de amor por la narrativa y el arte visual, así como de saber si se puede hacer algo y cuándo es el momento, decidió que la técnica de la animación era la idónea para contar la historia de un hombre que sigue tocando a diario la armónica desde la ventana de su domicilio en Vigo.

El alemán Hermann Schreiber, un buen día, hizo lo propio a la hora del aplauso sanitario, animado por su cuidadora Tamara Sayar. Así fue el inicio de una fábula en la que el artista creía que las palmas batían por él. De leyenda tuvo poco. Porque el primer día no fue así, todavía se estaba construyendo el hermoso cuento, pero desde el segundo sí. Y ahora en las casas aledañas continúan recreándose con su función, cuyo horario es variable. La cita fija ya no es a las ocho.

Hoy será un día especial, pues este ‘músico’, enfermo de Alzheimer, cumple 80 años, aunque ya hace meses que dice que los tiene, porque, total, piensa, estaban al caer.

En el audiovisual inspirado en una historia real, la suya, con la que se ganó los afectos del mundo, es un virtuoso del violín. “Es la hora. Vamos”. El resto, mejor que cada uno lo vea. Este miércoles ha salido a la luz. El producto no tiene ánimo de lucro ni mayor intención, explican sus artífices, que la de homenajear a los “héroes del 2020”; véase, a los sanitarios, científicos, profesionales de residencias y a todos aquellos que en general han cuidado de otros durante el confinamiento estricto y después.

Dieciséis especialistas han estado trabajando de manera interrumpida durante dos meses y medio, en sus casas, para convertir en realidad un pequeño metraje con larga vida pues muestra el lado más humano de una época dura y, al hacerlo, nada le sobra, tampoco le falta.

El Hemann del violín, como el de la armónica, está más vivo y más feliz cuando se aproxima a su instrumento y siente el calor de la gente. Al lado de uno y de otro, una vigía que entrega todo su cariño y proporciona con mimo todo tipo de atenciones y de cuidados.

En la conmovedora obra, que lo es desde el “cómo se hizo” hasta el resultado final, han tomado parte profesionales de la animación, género capaz de llegar a todos los públicos y lugares del planeta; de la producción, creativos, músicos, actores de doblaje y periodistas.

Jordi García presta su voz al sentir común y así lo cuenta a Efe: “Como todo el mundo, nos vimos confinados sin tener tiempo de asimilarlo. Con menos trabajo y cierta ansiedad frente al futuro”. En una de las noches que pasó viendo noticias e informaciones, descubrió al germano. Y apenas un día después de que concibiese la ficción en su mente, todos se metieron en faena. “Teníamos gente libre, había bajado el trabajo y somos una pyme que optamos por invertir en ‘Arte’ en lugar de hacer un ‘Erte’. Ha sido nuestra apuesta y la verdad es que nunca hemos tenido al equipo más motivado”. Y “productivo”, añade.

Eva Santos, la creativa publicitaria que se ha ocupado del lanzamiento, completa: “Desde que Jordi me pasó el guión, vi que esta historia merecía ser contada. Un guión digno de Pixar pero inspirado en una historia real, porque esta pandemia nos ha traído mucho dolor pero también ha sacado nuestro máximo coraje y valentía y eso también merece ser contado y recordado”.

Hermann, el de carne y hueso, el responsable de la banda sonora de un pueblo, el mismo al que arengó, sale a pasear, con mascarilla, en la nueva normalidad de la que disfruta Galicia dos veces al día. Por la mañana, la ruta incluye la compra del pan, antes de volver al hogar que comparte con su esposa Teresa Domínguez, que padece la misma dolencia que él. Hace yoga doméstico, revisa letras, poemas, manuscritos, dibujos y viejas fotografías; y dedica horas a los rompecabezas.

“A ver si se reconoce en su personaje”, desea Tamara, que, pese a la humildad que destila, no esconde que les hace “muchísima ilusión”.

“Hermann, es la hora. Vamos”. Esto le dirá antes de visionar, juntos, la joya cinematográfica inspirada en un entrañable anciano cuya hazaña no quedará sepultada por el olvido. Por supuesto, él, que ha olvidado casi todo el español que sabía, se perfumará primero.

protagonista
71 días en la uci: la travesía con cumpleaños incluído
Óscar Felicio Silva Saturne Cocinero

Óscar Felicio Silva Saturne (en la foto con su mujer y dos sanitarias el día que recibió el alta), un cocinero uruguayo residente en Ourense, descansa por fin en su casa tras una batalla dura y sin descanso contra el coronavirus que se inició para él el 31 de marzo. Mes y medio en críticos, 45 de ellos intubado, y con complicaciones sobrevenidas por sus bajas defensas. Cumplió años en planta, 58, justo antes del alta. Tuvo pastel y velas.

“Setenta y un días en la UCI”. El cómputo, ya de por sí, asombra. Felicio Silva se encuentra en este momento en el “comienzo” de la larga recuperación de una enfermedad nueva en el mundo. Los sanitarios calculan que tardará un año en restablecerse del todo.

Ha estado “entre la vida y la muerte” y es consciente de ello; aunque le atormente el pensamiento de qué ocurrirá con la economía doméstica.

Ivonne Bazano, su esposa, es la primera que quiere desterrar esa idea de su ment. Las secuelas físicas y psíquicas de este restaurador son evidentes. Su pulmón derecho ha quedado “tocado”, sin ir más lejos. Debido a su larga travesía por intensivos, perdió además Felicio mucha masa muscular y adelgazó varios kilos, todo ello antes de comenzar de forma casi milagrosa a volver a ser un poquito el que era. Ahora “ya camina, se maneja con los cubiertos y puede escribir”; todo un “paso de gigante”, en palabras de su compañera sentimental, que es su gran apoyo en este momento, en el que Felicio todavía está entre fatigado y desconcertado.

Si venció al minúsculo patógeno es, creen ambos, porque “nunca se dio por vencido”.

Estuvo conectado a un respirador y el personal médico tuvo que hacerle una traqueotomía.

Ivonne se emociona al pensar en las fotos en las que ella vio al “hombre cable”, por todos los aparatos que había a su alrededor: “Ha sido muy duro. Los primeros días parecía que su organismo iba bien hasta que me llamaron y me dijeron que estaba grave y que no le daban más de tres o cuatro días de vida”.

Quiso la suerte que, después de múltiples pruebas, los facultativos diesen con el motivo de su empeoramiento, “un hongo que tenía alojado en el pulmón”. Lentamente, y con la ayuda de la medicación adecuada, fue ganando, jornada a jornada, la lucha.

Ya en su hogar, esta pareja disfruta del estar de nuevo juntos pese a que todavía queda por delante un largo proceso por recorrer. “Pero no importa, es una nueva oportunidad que nos da la vida”, confiesa Bazano.

El matrimonio aterrizó en España hace dos décadas en busca de un lugar para “quedarse”. En uno de los viajes que hizo Ivonne de Barcelona a Ourense, se enamoró de la ciudad gallega famosa por sus termas. Lo vio claro “y un año después vino Óscar”. “No le quedó más remedio que venir”, bromea esta mujer de naturaleza amable.

Se siente afortunada por las “cuestiones comunes” que observa entre Montevideo, su tierra natal, y Ourense, entre ellas “la tranquilidad”, a la que atribuye su sosiego y el alivio que hoy siente.

LORENA DE LA TORRE

19 jun 2020 / 00:00
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