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Llamamiento a la unidad para hallar una salida a la crisis entre todos

Felipe VI elogia a Galicia, “una tierra considerada el fin del mundo, que se convirtió en el principio de España y Europa” // Pidió diligencia y prudencia ante el covid

Sin la solemnidad de las habituales procesiones en una Catedral abarrotada, la Ofrenda Real revistió todo el ceremonial que la monumentalidad de San Martiño Pinario permitía, y a pesar de las mascarillas y la obligada limitación de aforo, la ceremonia cumplió todas las expectativas y sirvió para reforzar la unidad en la lucha por superar la pandemia.

Fue además un reconocimiento expreso al fenómeno xacobeo y a su papel en la construcción de Europa, más necesario ahora que nunca en la reconstrucción tras la crisis. Una crisis que estuvo muy presente en los discursos, y para cuya salida se pidió la ayuda al Apóstol, pero también al esfuerzo y solidaridad de todos los ciudadanos.

Felipe VI y doña Letizia, situados en sendas cátedras a la izquierda del altar, participaron en una ceremonia presidida por el arzobispo, monseñor Julián Barrio, a la que también asistieron el alcalde, Sánchez Bugallo, acompañado de miembros de la Corporación con la excepción de los grupos de CA y BNG; la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño; el presidente autonómico en funciones, Alberto Núñez Feijóo y miembros de su Gobierno; el delegado del Gobierno, Javier Losada, el presidente del Parlamento, Miguel Santalices; el del Tribunal Constitucional, José González Rivas, y autoridades militares.

Con la colocación junto al altar del relicario de plata donado a la Catedral por Geoffrey Coquatrix en el siglo XIII, comenzó la ceremonia religiosa, con las lecturas del canónigo lectoral, José Fernández Lago, y de María José Dopico, una de las impulsoras con Vázquez Portomeñe de la promoción xacobea del año 1993. Después, Felipe VI comenzó por la obligada referencia a las especiales circunstancias que se están viviendo como consecuencia del covid-19 en España y todo el mundo.

Inició su discurso con un sentido recuerdo a las víctimas de la pandemia, “cuya memoria nos acompañará siempre”, y un elogio a quienes más se esforzaron en la lucha contra ella, por “el impagable sacrificio” de miles de ciudadanos de diferentes colectivos que “combinaron la entrega sin límites con una profesionalidad extraordinaria”.

Confianza. Asimismo, hizo un llamamiento expreso a mantenerse “diligentes y prudentes ante el virus”. Y no solo a la hora tomar precauciones, sino también “con una unidad profunda en torno a los valores compartidos” y en la búsqueda del bien común.

Porque como recordó, además de los problemas que la pandemia presenta desde el punto de vista económico y social, también supone un importante peligro la pérdida de la confianza en un futuro que para muchos se puede presentar incierto. En este sentido, hizo un elogio al esfuerzo realizado por todos los españoles para hacer frente a la situación y, de forma especial, al compromiso que había demostrado Galicia en esta difícil situación, con su respaldo firme “al autogobierno y la España plural”, así como al pleno desarrollo de la democracia.

Destacó asimismo la importancia del culto al Apóstol, que hizo posible “que una tierra considerada el fin del mundo se convirtiera en el principio de la unidad de España y Europa”. “Las campanas de esta catedral resuenan en todo el mundo haciendo un llamamiento que es atendido por personas que vislumbran en Compostela una promesa de fraternidad”, añadió en su discurso, una parte del cual fue pronunciado en gallego por el monarca.

Tras agradecer la tradicional hospitalidad de Galicia, definió a Santiago como “el Apóstol de la unidad”, haciendo así un llamamiento a trabajar unidos para “aminorar el impacto de la crisis, sin merma de la solidaridad entre personas y territorios que los españoles consagran en la Constitución”, ya que afirmó que “debemos afrontar las consecuencias sociales y económicas de la pandemia, que requieren una unidad profunda en torno a nuestros valores compartidos y un compromiso firme con la búsqueda del bien común”, tal y como se hizo en ocasiones anteriores, en las que el país también se tuvo que enfrentar a una encrucijada, y afirmó que “las ideas de fraternidad y unidad” son las que “mueven” a los pueblos “hacia grandes logros”.

En esta línea, se refirió también a esa Europa articulada en torno a la peregrinación, y a la Unión en la que tantas esperanzas están puestas para conseguir superar los dramáticos efectos de la crisis. Un proyecto europeo que, reiteró, “tiene una de sus más antiguas cunas en el Camino de Santiago” y cuyo “principal reto” en estos “tiempos de incertidumbre” es “salvaguardar esos valores” y consolidar y avanzar en ese proyecto compartido”, para responder “con prontitud” a los efectos de la crisis con “medidas solidarias” que permitan a los miembros “seguir caminando juntos con mayor seguridad y solidez”.

A las puertas de una nueva celebración jubilar, que se inaugurará el próximo 31 de diciembre con la apertura de la Puerta Santa, don Felipe se felicitó por cumplir una tradición que había inaugurado su antepasado Felipe IV, “y no ha perdido vigencia cuatro siglos después”, destacó, sino que “el arraigo de tradiciones como ésta se debe a que han sido forjadas por los pueblos. Son necesarias porque suponen un anclaje en el transcurrir del tiempo, ofrecen perspectiva a nuestros problemas, elevan el espíritu y fortalecen la unidad”.

Coincidiendo en este aspecto con las palabras del arzobispo en su contestación, el monarca español consideró ahora fundamental actuar de manera “incesante” con espíritu de “concordia y entendimiento” para reafirmar “el sentido más profundo de comunidad”. Así, señaló, “le pedimos al Santo Patrón de España que siga siempre a nuestro lado inspirándonos y protegiéndonos”, concluyó su intervención invocando este patrocinio “con nosotros y entre nosotros”.

Mirando con confianza a 2021

XACOBEO. En la intervención de Felipe VI durante la Ofrenda al Apóstol en San Martiño Pinario no faltó una alusión a la ya próxima apertura del Año Santo de 2021. Una convocatoria en la que afirmó “tener la mirada puesta”, ya que si se cumple la tradición, de la presencia real en las celebraciones xacobeas que su padre mantuvo escrupulosamente, volverá a estar, esta vez en una Catedral compostelana abierta y con las obras de rehabilitación totalmente finalizadas.

26 jul 2020 / 00:00
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