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Bares y cafeterías de la capital amanecieron con exteriores más llenos, tras ampliar su capacidad de cuatro a seis clientes, contrastando duramente con los locales gallegos TEXTO J.G

Madrid, a contracorriente, amplía aforo en terrazas estando peor que Galicia

Madrid dejó ayer una nueva imagen que olvida casi la pandemia, una panorámica de rincones de la capital de España donde las terrazas ilustraron desde bien temprano, concretamente desde las 6.00 horas, un escenario con más protagonistas: los consumidores. En mesas de hasta seis personas (no convivientes) frente las cuatro que había anteriormente, cervezas, cañas y refrescos rularon a tutiplén a lo largo del día.

La hostelería agradeció dicho alivio, acogiendo además a los clientes (hasta cuatro juntos) en sus espacios interiores. Todo ello se desarrollaba mientras dicha comunidad todavía respiraba coronavirus en una jornada que registró 4.150 nuevos casos.

Algo diferente, sin embargo, fue el amanecer para los dueños y trabajadores de los bares o restaurantes, que aún conservamos, en Galicia. Aquí, el cuadro pintó un panorama distinto. Negocios cerrados y verjas bajadas en determinados establecimientos. Otros parecían abiertos, persistiendo a base de bebidas para llevar. Y quizás, con suerte, algo de bollería o algún pincho más.

En la autonomía gallega, solamente pueden sentarse a “tomar algo” aquellas personas que acompañan enfermos (en la cafetería que albergan los centros sanitarios). Allí pueden darse un respiro también los héroes (médicos, enfermeras y demás personal) que trabajan sin cesar cada día para proteger la salud más vulnerable frente al virus.

Eso sí, solo convivientes o profesionales del mismo grupo laboral, quienes tienen que respetar el aforo máximo del 50 % permitido en este espacio, además de ser como mucho cuatro. Y manteniendo la mascarilla en todo momento, salvo para comer y/o beber: una similitud que también aplicó la restricción madrileña en sus locales hosteleros.

El contraste entre los bares madrileños y los gallegos se mantuvo ayer durante toda la jornada, extendiéndose conforme pasaban las horas y llegaban las cifras de Sanidad: 550 casos gallegos notificados el día previo, 2.495 menos que Madrid; 1.308 pacientes hospitalizados en Galicia, 3.569 menos que en Madrid; 699,28 de incidencia acumulada a 14 días y 281,72 a siete en nuestra autonomía, respectivamente 860,48 y 363,25 en la capital española. Según cada Ejecutivo autonómico, 24 fallecidos ayer en Galicia y 66 en Madrid.

Conforme fue transcurriendo la tarde, la hostelería madrileña siguió sirviendo en las terrazas e interiores hasta tornarse el sol, cerrando bares, restaurantes y locales de actividad comercial antes de las 21.00 horas, aunque manteniendo su servicio a domicilio, como en Galicia, hasta medianoche. Dicha coincidencia, junto al toque de queda, instaurado para ambas regiones a las 22.00 horas, fueron las últimas semejanzas que compartieron. Porque entre Madrid y Galicia hubo ayer más que una diferencia de 500 kilómetros. Hubo una hostelería abierta que parece olvidar la pandemia, nada más notar una cierta mejoría, mientras predominó otra cerrada, cuyos datos también mejoraron, pero no tanto como para festejarlo de tapas.

Y porque al “cuando hay que ser restrictivos lo somos, pero cuando alguna medida se puede flexibilizar, lo hacemos”, tal como destacó el viceconsejero de Salud Pública madrileño, Antonio Zapatero, parece responderle el “mientras en Galicia Feijoo toma medidas restrictivas serias, basadas en la evidencia y recomendaciones del comité clínico, en Madrid se divierten”, según señaló el oncólogo Sergio Vázquez.

06 feb 2021 / 00:00
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