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‘Somos o que comemos?’, un estudio de la USC, revela que debido al estado de alarma la percepción de los ciudadanos sobre el campo y la alimentación sostenible se modificó // Personas de mediana edad y mujeres fueron los grupos que más cambiaron su visión tras el encierro por el covid-19 TEXTO Ángel Arnáiz

Revalorizan los gallegos el rural tras la pandemia y confinamiento

Los meses de confinamiento y estado de alarma por causa de la pandemia del covid-19 incidieron en la percepción de los gallegos en lo que atañe a la valoración de los alimentos de proximidad obtenidos de forma sostenible y a su visión del mundo rural en que se producen, según evidencian los datos preliminares de una encuesta promovida por el proyecto “Somos o que comemos?”.

Esta iniciativa, impulsada por las profesoras e investigadoras del Campus de Lugo de la USC Marta López Alonso y Ruth Rodríguez Bermúdez en el marco del Campus de Verano XuvenCiencia en Rede 2020, pretende estudiar el impacto emocional, económico y en el día a día de las personas que produjo la pandemia.

También busca conocer como cambió el desinterés general de la sociedad por las industrias agroalimentarias del país, la alimentación ecológica e incluso el abandono del rural, un hábitat depreciado y muy poco valorado.

Los datos preliminares revelan que las mujeres y las personas de mediana edad son los grupos demográficos que más aumentaron su valoración del campo después del encierro sanitario por el covid-19.

MENOS DIFERENCIAS. “Antes da pandemia en función da idade tíñamos diferentes intereses, en moitos dos parámetros estudados, e agora esas diferenzas ante unha emerxencia diluíronse”, señala Ruth Rodríguez Bermúdez después de analizar las respuestas recabadas en la encuesta señalada, que todavía tiene recorrido investigador, ya que el cuestionario sigue abierto en línea.

“Atópanse diferenzas moi evidentes ao analizar por pares a mesma pregunta sobre as intencións e intereses antes e despois do confinamento por Covid-19”, comenta Rodríguez Bermúdez, al tiempo que precisa que las personas consultadas podían cuantificar su valoración entre el 1, como poco, hasta 10, como máximo.

SESGO DE GÉNERO. Las diferencias en las preferencias entre hombres y mujeres también denotan un cierto sesgo de género, según precisa la investigadora, que, en función de los datos evaluados, advierte “a pandemia provocada polo coronavirus alterou máis a preocupación da poboación feminina. De feito, despois da cpvif-19 hai máis mulleres que se inclinan por comprar alimentos de proximidade e saudables”, indica Ruth Rodríguez Bermúdez, para quien es necesario tener en cuenta en estas diferencias la perspectiva de género, ya que son las mujeres las que se ocupan en mayor medida de los cuidados, de la salud y de hacer la cesta de la compra y preparar los alimentos para toda la familia.

EDADES. Otro de los parámetros analizados en este proyecto guarda relación con la edad de la población. Rodríguez Bermúdez explica en este aspecto que los grupos en los que se observa un cambio de opinión más importante son los de 25 a 35 años y, en un escalón más amplio, de 25 a 45 años. años. “Non é de estrañar tendo en conta outros estudos que fixemos nos antes: a exente mi mayor xeralmente por temas culturais ten menos preocupación co tema da alimentación saudable. Asemade, a xente nova ou ben aínda son tan novos que non viven sós e non fan eles as compras de alimentación ou ben teñen os gastos diversificados (dependen dos pais, cos cartos que lles dan teñen que comer, comprar roupa,, ocio, ...), así que por idade non están moi preocupados pola comida aínda. Por outro lado, a mediana idade coincide co momento en que se teñen fillos menores de 18 anos, un feito que moitos investigadores asocian cunha maior preocupación por unha alimentación saudable”, relata.

En un análisis más preciso de las franjas de edad se observa que antes de la pamdemia existían mayores diferencias para la mayoría de las cuestiones estudiadas, dado que las personas de mediana edad acostumbraban a estar más preocupadas por estos temas. Tras el levantamiento de la alarma, esas diferencias se diluyen o incluso desaparecen y todo apunta a que el comportamiento social responde al de un grupo más homogéneo, por lo que se refiere a la alimentación.

IR A VIVIR AL CAMPO. De igual modo, se aprecia una diferencia significativa entre hombre y mujeres en lo que atañe a la posibilidad de trasladarse a vivir al medio rural desde el ámbito urbano. Si la variación de los hombres es apenas perceptible en esa preferencia antes y después del confinamiento, las mujeres si que experimentan una mayor voluntad de vivir en un entorno rural tras vivir las semanas de encierro por causa del estado de alarma.

Al igual que en la alimentación, en este caso también es necesario valorar la perspectiva de género, ya que diferentes informes indicaron que las mujeres con teletrabajo y con hijos pequeños soportaron la mayor parte del estrés del confinamiento decretado, en especial en medios urbanos, en viviendas reducidas.

variable de nivel de estudios
30 jul 2020 / 00:00
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