Sanxenxo, lejos de mejorar, supera de largo 2.000 casos de incidencia

El mapa de incidencia de Galicia apenas conserva zonas sin colorear, es decir, libres de coronavirus. Los municipios por encima de los mil casos de incidencia a catorce días se han multiplicado por tres en cuestión de días y son muchos los que superan también los 500, especialmente concentrados en las comarcas de O Salnés, Pontevedra, Ourense, Barbanza, Santiago y A Mariña lucense, sobre los que pende la amenaza de las restricciones.

Situación a todas luces dramática, pero que podría revertirse, según aseguró el pasado lunes el propio presidente del Gobierno gallego, Alberto Núñez Feijóo, en los próximos días. Ayer martes volvió a reunirse el comité clínico que asesora a la Xunta y, pese a que inicialmente se aseguró que se iba a informar sobre la situación epidemiológica de los concellos más afectados, al final decidieron esperar a que este miércoles sea el conselleiro de Sanidade, Julio García Comesaña, cargo político, quien se encargue de hacerlo.

La polémica provocada la pasada semana con alcaldes del Salnés a cuenta de la situación de Sanxenxo debió pesar mucho en este aplazamiento. Sin duda, el municipio turístico por excelencia de Galicia durante el verano, Sanxenxo, es el más afectado por el envite de la quinta ola. Lleva semanas en el punto de mira y, lejos de mejorar su situación, a causa de la población flotante sigue empeorando día tras día.

Tal es la gravedad del asunto que, pese a situarlo en nivel máximo de restricciones la pasada semana y, por tanto, limitar su actividad hostelera y de ocio nocturno, la incidencia a catorce días ya supera los 2.104 casos por cien mil habitantes (365 infectados entre sus 17.731 pobladores) y se queda en 1.000 a siete (177 contagiados).

Ya por debajo de 2.000, pero con elevada incidencia, le seguiría el pequeño municipio ourensano de Avión, que alberga a 1.671 infectados por cada cien mil habitantes a dos semanas vista (30 contagiados entre 1.736 vecinos). Se trata de un lugar de recreo para grandes fortunas durante la época estival, por lo que tampoco es de extrañar que en él los contagios suban.

Sin embargo, en la última semana, al tener también mucha población flotante, redujo su incidencia prácticamente a cero, quedando solo tres infectados. Por ello, cabría señalar más bien como segundo ayuntamiento en mayor riesgo por detrás de Sanxenxo a su vecino O Grove. Allí la incidencia a catorce días se disparó hasta 1.643 (175 infectados entre 10.518 habitantes) y a siete hasta 1.227 (129). No en vano, se mantendrá una semana más en nivel máximo de restricciones.

El tercero en discordia sería el lucense de Burela, con 1.481 casos por cada cien mil habitantes a dos semanas vista (142 infectados en 9.498 vecinos) y 1.137 a una (108). Su vecino mariñano Viveiro se quedaría muy cerca de estos valores, en 1.429 casos a catorce días (221 contagiados entre 15.391 pobladores) y 929 a siete (143). Se volvería después hasta la comarca de O Salnés, donde Meaño acumula ya 1.366 infectados por cada cien mil habitantes a catorce días (72 casos entre 5.323 vecinos) y 733 a siete (39); para pasar una vez más a A Mariña, donde Foz alberga 1.353 casos a dos semanas (135 infectados entre 10.016 habitantes) y 859 a una (86).

Una vez más, en O Salnés, estaría Cambados, que ya lleva una semana en nivel de riesgo extremo y tendrá que seguir así mientras no consiga reducir los 1.324 casos por cada cien mil habitantes de incidencia que tiene actualmente (182 infectados entre 13.721 vecinos), que se quedan en 649 en la última semana (89). También con siete días de duras medidas está O Barco de Valdeorras, cuya situación no ha mejorado mucho a catorce días, manteniendo 1.254 casos por cien mil habitantes (168 infectados en 13.431 pobladores), aunque bajando a 477 a siete (64).

También por encima de mil, pero por muy poco, estarían seguidamente Boiro –el único municipio del área de Santiago que se encuentra actualmente en esta situación después de la ligera mejora en A Pobra–, con 1.115 casos a catorce días y 403 a siete; Monterroso, con 1.106 y 913, respectivamente; y Beariz, con 1.030 y 309. Este último es uno de los tantos pequeños ayuntamientos que tiene la provincia de Ourense que no llegan a los mil habitantes, por lo que en él la incidencia fluctúa notablemente de un día para otro.

PONTEVEDRA Y OURENSE SE MANTIENEN EN EL PUNTO DE MIRA. Pasando ya a observar la situación de las comarcas que más peligran, donde hay numerosos ayuntamientos susceptibles de mantenerse o pasar al nivel alto de restricciones, cabe destacar que prác ticamente todas se corresponden con zonas costeras donde el turismo es más habitual en esta época del año. Echemos en primer lugar un vistazo a la comarca de O Salnés, por tratarse de la que ha recabado la atención del Comité Clínico durante el último mes. Parece que sus municipios más importantes no son capaces de mejorar su situación de manera notable por el momento: Vilagarcía se queda en 665 casos por cada cien mil habitantes a catorce días (249 infectados); Vilanova, en 757 (78 contagiados); Ribadumia, en 772 (39 casos); y Meis, en 731 (35 infectados). Esta comarca, en sus hospitales, alberga a ocho pacientes de COVID en planta y ninguno en uci.

En Pontevedra, mientras tanto, la propia ciudad es la que alberga en estos momentos peor situación, con 974 casos por cada cien mil habitantes a dos semanas vista (809 infectados). Le siguen Poio, con 960 (164 contagiados); Marín, con 802 (195); y Barro, con 543 (20). Montecelo mantiene en estos momentos a 24 hospitalizados, cinco de ellos críticos.

Pasamos ahora a la zona de Ourense, donde, al igual que en la comarca de Pontevedra, es la propia ciudad el territorio en peor estado, con 998 casos por cada cien mil habitantes a catorce días (1.050 infectados); seguido de Barbadás, con 879 (97 contagiados); y Pereiro de Aguiar, con 526 (33). El CHUO es uno de los hospitales con mayor presión asistencial de Galicia, albergando ya a 41 enfermos en planta y tres en unidades de críticos.

TEST DE ANTÍGENOS. Xunta y colegios farmacéuticos han ultimado el convenio que permitirá dar un carácter homologado por el Servizo Galego de Saúde a los test de antígenos que se pueden adquirir en las boticas, siempre que la prueba autodiagnóstica se realice ante un responsable de la farmacia que se encargará de expedir el certificado en cuestión si el resultado es negativo.

Fuentes de colegios farmacéuticos gallegos consultadas por Europa Press han concretado que, después de otros pasos como ofrecer test de saliva y certificados de vacunación, se ha avanzado en este protocolo que dará pie a que los test de antígenos que se podían adquirir ya sin receta, por un precio de entre 7 y 10 euros, puedan servir para entrar en un bar o en un pub en Galicia. El carácter autorizado de este certificado tendrá valor para locales de ocio u otros establecimientos en la Comunidad.

Además, en este momento, la población diana comprende a los ciudadanos con edades de entre 13 y 35 años, es decir, quienes todavía no tienen la pauta completa de vacunación. Cada usuario tendrá acceso a cuatro pruebas y será preciso ser paciente del Sergas.