Visita real con aforo limitado y mascarillas
El Pazo de Raxoi fue el último paso que dieron los reyes de España después de caminar por algunas calles del centro histórico y atravesar la praza do Obradoiro vacía, una imagen insólita.
Tras la misa solemne en la iglesia de San Martiño Pinario en la que Felipe VI, junto a la reina Letizia, presidió la tradicional ofrenda al Apóstol, se dirigieron a la sede del Concello compostelano. Lo hicieron acompañados por el presidente de la Xunta de Galicia en funciones, Alberto Núñez Feijóo; la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos, Nadia Calviño, y el alcalde de Santiago, Xosé Sánchez Bugallo, entre otros.
En su recorrido, los reyes hicieron una primera parada en la plaza de la Inmaculada, ante la entrada principal del monasterio de San Martiño Pinario, engalanada con alfombras floreadas con imágenes alusivas al Apóstol y al Día de Galicia. Como es tradición, la bienvenida a los reyes iba a ser en el Obradoiro, pero finalmente se acordó que fuera ante la iglesia de San Martiño Pinario para evitar aglomeraciones.
En algunas de las calles cercanas, cientos de ciudadanos lanzaron gritos de apoyo al paso de los reyes, que los saludaron agitando la mano como gesto de agradecimiento. Las medidas de prevención por la pandemia también afectaron al aforo limitado en la misa oficiada por el arzobispo Julián Barrio. La mascarilla fue la tónica general en todo momento. En Raxoi, los reyes firmaron el Libro de Oro y mantuvieron un encuentro con los cargos públicos, menos de los habituales. Alrededor de 250 personas, algunos peregrinos, aguardaron a la salida de los reyes fuera del perímetro de seguridad. Entre ellos, un grupo con banderas de España y pancartas de apoyo a la Corona.
“Vive España y viva el rey”, “Santo patrón, protege a Felipe de Borbón” y “Prefiero a Felipe que a Echenique” fueron algunas de las pancartas que se vieron al paso de la comitiva en el coche oficial.