Ansiar medallas quiméricas y buscar méritos electorales

Hubo un tiempo en que Ruiz-Gallardón quiso ser como Pasqual Maragall y conseguir el sueño olímpico para Madrid. Por aquel entonces, la capital de España aún sentía cierta envidia sana por lo que lograba Barcelona. Es muy dudoso que hoy, después de la devastación, económica pero también moral que el procés dejó a su paso, siga sucediendo lo mismo. Aunque a veces se observan reflejos de aquella ensoñación madrileña con la capital catalana. Ahí está Ayuso inventando de la nada un nacionalismo reivindicativo de su región con muchas similitudes con la Cataluña preprocés. Y ahora Begoña Villacís resucitando la fantasía olímpica de Gallardón. Tal vez fuese por los recientes Juegos de Tokio, igual que cuando hay Tour los niños compran bicis y cuando gana el Barça, camisetas blaugranas. Algo parecido a creer en los Reyes Magos. x. r. r. i.