El padre en la sombra de ‘Pratos Combinados’

La serie de Televisión de Galicia Pratos Combinados fue la suma de muchos factores y consiguió pasar a la historia gracias a un sin número de aportaciones, pero una de ellas, y quizá de las más silenciadas, es quien en aquellos momentos (año 1995) ocupaba el cargo de director de la TVG, Anxo Quintanilla. Tras el pistoletazo de salida que dio el director general de la CRTVG, el gran Francisco Campos (Paco para los amigos) se produjo la primera comedia de situación del ente autonómico. El genial Xosé Cermeño, que mantenía por aquellas fechas una colaboración en la última de EL CORREO GALLEGO, dirigió a un grupo extraordinario de guionistas que montaron una trama alrededor del Bar Suizo, y así, el matrimonio en la ficción de Miro Pereira (Ernesto Chao) y de Balbina Santos (Mabel Rivera) con el hermano de ésta Antón Santos (Antonio Durán Morris) lograron lo que hoy equivale a la serie de Los Simpson, en el sentido de que los capítulos que se reponen una veintena larga de años después tienen tanta o más audiencia como en su estreno. Doce años consecutivos duró la serie, en la que participaron decenas de actores secundarios y hasta centenares de figurantes, con exteriores en nuestra tierra y una calidad interpretativa y de medios como pocas. Debido a la escasa experiencia en este tipo de series, la productora (Editorial Compostela, editora de este periódico) realizó un fichaje de lujo: nada menos que a Carlos Serrano, que se había consagrado en Madrid -ciudad en la que residía- en otras producciones para las cadenas nacionales. Y la cosa no quedó ahí: de Venezuela se importó al responsable de la iluminación para que, con los medios de la época, se consiguiera una calidad excepcional del producto televisivo. Y detrás de todo este fantástico entramado, siempre estuvo la figura apacible, entrañable y gran conocedora del mercado, de los actores y del conjunto que fue, y es, Anxo Quintanilla. Con este bagaje no fue extraño que lo llamaran para dirigir las televisiones de Murcia y Valencia, pero esa es otra historia. Loor en recuerdo a uno de los grandes de nuestro audiovisual.

ALBERTO ALDÁN