¿Es normal tardar más de dos años en arreglar un muro?

Mercedes Rosón puede dar cuantas explicaciones quiera para justificar que el muro de O Pombal, radicado en una de las zonas más céntricas de Santiago, siga presentando un aspecto lamentable dos años después de que se derrumbase sobre la calle, pero a nadie le cabe en la cabeza que una obra de tan escaso calado, aunque urgente por el peligro que supone, tarde tanto tiempo en ser acometida. Hace meses, durante el confinamiento, le echaron la culpa a la pandemia, que paralizó casi toda la actividad; más tarde, el problema fue la pospandemia, que nos dejó a todos medio alelados, y ahora los trabajos siguen sin arrancar porque, al parecer, existe un conflicto con los dueños del terreno. En fin, excusas y más excusas que solo intentan camuflar la enorme ineficacia que reina en ciertos departamentos municipales. Toca escuchar The wall. Resulta mucho más placentero. d. p