El tesoro del Araguaney, el hotel de todo un pueblo

35 años de vida. Cada rincón de este establecimiento esconde un tesoro artístico// Sus 81 habitaciones, todas diferentes y con personalidad, están cuidadas al detalle// El alojamiento de lujo ha lanzado una promoción para los gallegos: habitación doble con desayuno, por solo 69 €

Desde la derecha, Ghaleb Jaber, Rahid Jaber y Ángel González, ante la columna árabe que tiene esta inscripción: “En la tierra de lobos, si no eres lobo, te comerá el lobo”

Desde la derecha, Ghaleb Jaber, Rahid Jaber y Ángel González, ante la columna árabe que tiene esta inscripción: “En la tierra de lobos, si no eres lobo, te comerá el lobo” / ECG

María Almodóvar

Dijo el dramaturgo George Bernard Shaw (1856-1950) que “los espejos se emplean para verse la cara; el arte, para verse el alma”. Y arte es lo que se respira en el interior del hotel Eurostars Araguaney, arte a raudales, en cada rincón inimaginable del “hotel del pueblo”, que concede hospitalidad a todo aquel que entra por la puerta, y que ya ha cumplido treinta y cinco años en la capital de Galicia, gracias al impulso y saber hacer del médico, empresario y periodista Ghaleb Jaber Ibrahim, un palestino-gallego con una visión holística incomparable.

Me quedo corta si digo que me siento afortunada por haber participado ayer en la visita guiada que organizaron su propietario; su hijo primogénito, Rahid Jaber Martínez; y su director, Ángel González, que dieron a conocer en profundidad sus instalaciones y los rincones más señalados de este emblemático establecimiento hotelero, situado en la calle Alfredo Brañas.

Muchos son los que quisieron derribarle, pero Ghaleb Jaber Ibrahim ha hecho por la ciudad de Santiago mucho más que todos aquellos que lo veían como aquel invasor que fue capaz de ganar en una subasta, pagando 300 millones de pesetas –1,8 millones de euros–, el solar en el que construyó contra viento y marea la que se convirtió en sede social de los compostelanos y cualquier persona que llegara a la Ciudad del Apóstol, como los políticos Adolfo Suárez, Fidel Castro y Yasser Arafat, los artistas Prince, Sting y Bruce Springsteen o el premio Nobel Camilo José Cela, que se alojaron en sus acogedoras, lujosas y espléndidas habitaciones.

Recordaba ayer Jaber Ibrahim que durante un tiempo “fuimos el único sitio desde donde se podía seguir la Copa de Europa de fútbol, gracias a nuestras avanzadas antenas parabólicas instaladas por la empresa compostelana y conocida en el mundo entero, Televes. Tiempos aurorales en los que ya se consolidó nuestra marca”, porque durante el primer mes de vida del hotel, se amortizó la inversión realizada en la tecnología que permitía ver los partidos más esperados.

Si el antiguo y desparecido café Español de la Rúa do Vilar o el más reciente café Derby fueron lugares de reunión social, tertulia intelectual y acuerdos políticos y de negocios, que lo fueron, el Araguaney figura ya en esa nómina de clásicos de Santiago”, rememora.

“Tengo una vocación de hospitalidad. Para mí la hotelería debe tener un espíritu. Este no es un edificio sin más, alberga vida. Yo siempre he luchado por aportar algo de conocimiento, porque uno de los problemas que adolecen los pueblos y las personas es la ignorancia, que no consiste en no saber, sino en no querer saber. Y en tiempos de la desinformación, eso se hace muy difícil”. Y con la Fundación Araguaney, nacida antes que el hotel, “he aportado tres palabras a la cultura gallega: araguaneycaney amal, y una forma distinta de vender, tendiendo puentes con otras culturas”.

FAMILIARIDAD. El alojamiento, que ha lanzado una promoción para los gallegos –habitación doble con desayuno, 69 €– en este tiempo de grandes restricciones y sufrimiento del sector, posee 81 habitaciones: cuatro suites, una junior suite, seis superiores y setenta dobles.

Entre sus instalaciones sobresalen una desconocida e inmensa colección de arte, siete salones para reuniones, galería de arte, piscina al aire libre, restaurante con salas privadas, tres plantas de aparcamiento público, amplia cafetería y zonas comunes con sofás confortables para los clientes, a los que tratan con familiaridad.

Entre los años 1985 y 2000 funcionó una discoteca propia, que acabó llamándose Casting. Bajo su bola de luces y la piscina del hotel se organizaron espectáculos, conciertos y fiestas de toda índole, como bailes de salón, cotillón de fin de año, sesiones lúdicas durante las fiestas de la ciudad, presentaciones, concursos, recitales y un largo etcétera.

“El Araguaney es el buque insignia arquitectónico de una promoción urbanística de extraordinaria calidad realizada a principios de los ochenta. Es el continente en el que hemos desarrollado una ingente actividad empresarial, hostelera, social y cultural en los últimos 35 años”, asegura su artífice.