José Antonio Seijas: “Hay bajos que llevan mucho tiempo cerrados que podrían estar alquilados si los rebajasen”

José Antonio Seijas

José Antonio Seijas / ECG

Más allá de lo que indiquen las estadísticas, el aumento de bajos con el cartel de se alquila o se vende en Santiago es una percepción generalizada. “En el casco monumental el comercio tradicional está cerrando y en el ensanche también hay muchos locales que bajan la persiana”, constata el presidente de la Asociación Comercio Punto Compostela, José Antonio Seijas. “Parece que no cierran tantos, porque hay algunos que se volvieron a ocupar con oficinas de seguros o negocios que antes no estaban a nivel de calle sino en una oficina, pero que ahora están bajando porque los locales están vacíos”, indica.

Reconoce que esta situación hace que los alquileres se rebajaran “algo”, si bien en su opinión deberían hacerlo más. “Hay bajos que llevan muchísimo tiempo cerrados cuando podían estar alquilados. Se ve que es gente que no necesita ponerlos en el mercado o que está fuera. Yo entiendo que para el dueño sería mejor tenerlos ocupados para ayudarles a pagar gastos o ganar algo, pero muchos se resisten”. Un escenario, añade, que es más perceptible cuando más céntrico sea. “Si bajasen los precios podría haber algún emprendedor que se atreviese a arriesgar y que se metiera a alquilarlo”, considera Seijas. “Siempre hay gente que quiere emprender, pero si además de la subida de costes o los impuestos, antes de abrir un negocio tienes un gasto muy fuerte con un alquiler, pues no se arriesga”, concluye.

No obstante, aclara que los cierres de tiendas tienen varios condicionantes, más allá de hacer frente al precio del arrendamiento, como la falta de relevo generacional . “Al comercio tradicional se lo están poniendo tan difícil que no hay continuidad. Antes pasaba de padres a hijos. Ahora ya no es así, porque ven que la persona que mantiene la tienda de cercanía no tiene festivos, ni vacaciones, trabaja todo el año para poder sobrevivir y la generación siguiente no quiere saber nada”. Otro factor importante que contribuye a que cada vez haya menos locales ocupados es el auge de la venta online. “Casi todos los comerciantes tenemos nuestra página web y esto provoca que el que tenía antes cinco tiendas ahora tiene dos, porque la venta online te obliga a tener menos tienda física”.

En cuanto al negocio en sí, avanza que las perspectivas “buenas del todo no son”. “Hay que pelear mucho para poder aguantar. La campaña no fue mala de todo hasta el mes de enero. Hubo muchas ayudas desde la administración para incentivar la actividad económica como el Bono Comercio de la Xunta o el Bono Corazón, cofinanciado en un 40% por el Concello de Santiago, que ayudó a la gente a vender. Con estos incentivos se salvó la campaña, pero en febrero las ventas ya están siendo muy flojas. Necesitamos apoyo de las administraciones”, zanja.