El arzobispo saliente se retirará a su pueblo natal tras tres décadas en Compostela

En febrero de 1993 fue consagrado como obispo auxiliar del entonces arzobispo, monseñor Antonio María Rouco Varela // Monseñor Barrio fue nombrado arzobispo compostelano el 5 de enero de 1996 por el entonces papa Juan Pablo II

Monseñor Barrio volverá a partir de junio a su pueblo natal de Manganeses de la Polvorosa /Antonio hernández

Monseñor Barrio volverá a partir de junio a su pueblo natal de Manganeses de la Polvorosa /Antonio hernández / koro martínez

Con el nombramiento este sábado de su sucesor al frente de la archidiócesis de Santiago, monseñor Julián Barrio ve más cerca el momento de poder retirarse a descansar, algo que tiene pensado hacer en su localidad natal de la provincia de Zamora.

Tras tres décadas vinculado a la Iglesia compostelana, donde en febrero de 1993 fue consagrado como obispo auxiliar del entonces arzobispo, monseñor Antonio María Rouco Varela, en una conversación con este periódico manifestaba, una vez alcanzada la edad de la jubilación, que su intención era retirarse a Manganeses de la Polvorosa, un pueblo tranquilo de algo más de 600 habitantes en el que el prelado dispone de una vivienda restaurada, y en el que residen unos primos suyos con los que poder compartir esta nueva etapa de su vida.

Justificaba además su decisión de regresar a esta población zamorana, aunque fuera de forma temporal, por su deseo de no interferir en la actividad del nuevo arzobispo de Santiago, de forma que éste pudiera iniciar su andadura en la archidiócesis con completa libertad y sin ningún tipo de tutela por su parte.

Convertido desde este sábado en administrador apostólico hasta que el próximo 3 de junio tome posesión del cargo de arzobispo de Santiago su hasta ahora obispo auxiliar, monseñor Francisco José Prieto, monseñor Barrio fue nombrado arzobispo compostelano el 5 de enero de 1996 por el entonces papa Juan Pablo II y tomó posesión el 25 de febrero de ese mismo año.

Su llegada coincidió con la celebración del Año Santo de 1993, que marcó un antes y un después en esta conmemoración y en el que el Camino y la llegada masiva de peregrinos desde diferentes rutas, muy especialmente desde la francesa, experimentó un notable incremento que no ha parado desde entonces. Un fenómeno que se sumó a la celebración del Xacobeo como una ambiciosa iniciativa cultural impulsada por el entonces conselleiro de Cultura, Víctor Manuel Vázquez Portomeñe.

Desde aquel 1993 el fenómeno de la peregrinación se ha expandido tanto que no paran de batirse récords, llegando a alcanzar en el último Año Santo de 2022 la cifra de cuatrocientas mil compostelas entregadas. Fue el pasado un Jacobeo especial, puesto que por las restricciones derivadas de la pandemia del coronavirus, el Papa decidió extender la celebración del Año Santo de 2021 también al pasado.

Unas restricciones que, unidas a los problemas de salud que acarrea desde hace algún tiempo el Santo Padre, han impedido que monseñor Barrio pudiera recibirlo durante esta doble celebración en la capital gallega. No obstante, sí ejerció como anfitrión de Benedicto XVI durante el viaje que éste realizó en noviembre de 2010, coincidiendo con aquel Año Santo.

En sus tres décadas en Compostela, probablemente uno de los peores momentos vividos fue el del robo del Códice Calixtino, una noticia que tuvo una gran repercusión a nivel internacional y que mantuvo durante meses en vilo a la sociedad, hasta ser finalmente recuperado. Y el más duro, seguro, el Día del Apóstol de 2013, teñido de luto por la tragedia del accidente ferroviario de Angrois de la víspera, en el que murieron ochenta personas.

Licenciado en Teología por la Pontificia de Salamanca, doctor en Historia de la Iglesia por la Pontificia Gregoriana de Roma y licenciado en Filosofía y Letras por la de Oviedo, ha recibido numerosas distinciones a lo largo de su trayectoria, entre ellas el reconocimiento por parte de la capital gallega que en un par de meses dejará para volver a su tierra natal. Nombrado hijo adoptivo de Compostela, también recibió la Medalla de Oro de la ciudad. Tiene asimismo la Medalla de Honor de la Universidad en la Licenciatura de Historia de la Iglesia en la Facultad de Historia de la Pontificia Gregoriana (1974) y la de Oro en el Doctorado en la Facultad de Historia de la misma institución (1976), así como la Medalla de Oro del Concello de Vila de Cruces (2007). Es caballero de la Orden del Santo Sepulcro de Jerusalén y miembro de la Confraternidad de Nosa Señora de Conceçao, y capellán Gran Cruz Conventual Ad honores de la S. O. Militar y Hospitalaria de San Juan de Jerusalén de Rodas y de Malta, y tiene el Premio de Santa Bona de la Ciudad de Pisa.

Forma parte de la comisión permanente de la Conferencia Episcopal Española desde marzo de 2020.

Tras cubrirse la vacante dejada por monseñor Julián Barrio, por ahora sólo queda a la espera en territorio gallego el obispado de Tui-Vigo, pendiente de que el papa Francisco nombre un sucesor de monseñor Luis Quinteiro Fiuza, tras alcanzar éste los 75 años que marcan la edad de jubilación para los prelados el pasado verano.

Por lo que se refiere al resto de diócesis gallegas, la de Ourense es la que tiene al frente al obispo de mayor edad, puesto que monseñor Leonardo Lemos Montanet cumplirá en mayo 70 años. Monseñor Alfonso Carrasco Rouco, obispo de Lugo, celebrará en octubre su 67 cumpleaños, y monseñor Fernando García Cadiñanos, el más joven de los obispos en territorio gallego y al frente de la diócesis de Mondoñedo-Ferrol, cumplirá en mayo los 55 años.