Tasa, turismofobia y veto a las VUT: el turismo se cuela en la campaña de Santiago

De cara a las elecciones municipales, los partidos lanzan una batería de propuestas para paliar algunas de las consecuencias del turismo masivo, como la subida de los alquileres o el daño al comercio local

Un grupo de jóvenes peregrinos en el Obradoiro

Un grupo de jóvenes peregrinos en el Obradoiro / ECG

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Calles abarrotadas en las que literalmente se impide "el paso físico", ruina del comercio local o tradicional, proliferación de las viviendas de uso turístico (VUT), subida exponencial del precio del alquiler, basuras apiladas, cambios en la oferta hostelera... Estas son algunas de las consecuencias de un turismo que ha convertido a Santiago de Compostela en una de las ciudades de Europa con mayor presión turística sobre la población residente. La cifra de pernoctaciones por habitante (98.000 personas censadas) supera, de hecho, a ciudades como Londres, Roma, Madrid o Barcelona.

Compostela cerró 2022 con 838.594 visitantes y más de un millón y medio de pernoctaciones (según datos del Instituto Nacional de Estadística) mientras la cifra de llegadas al aeropuerto de Lavacolla superó con creces los porcentajes que registraba antes de la pandemia (un total de 3.236.619 pasajeros) y la Oficina del Peregrino expidió el pasado año un total de 438.000 compostelas, la cifra más alta de su historia. Y tras el récord de 2022, este año marca una clara tendencia al alza: los datos de Semana Santa reflejaron una ocupación hotelera que rondó el 85% y entre enero y marzo llegaron a la capital de Galicia 121.694 personas.

Mientras, los compostelanos demandan un turismo sostenible y algunas asociaciones de vecinos denuncian que se está imponiendo un modelo de ciudad que "sólo genera molestias" y que "no repercute económicamente" en la vida diaria de los residentes, especialmente en el Casco Histórico y en barrios como el de San Pedro, entrada natural de los peregrinos. "Llevamos avisando de esta problemática desde hace ocho años. El turismo desborda la vida en algunos barrios. Somos una ciudad pequeña y hay servicios que no se mejoran porque el dinero se destina a acoger a todos los turistas que vienen", apunta Mercedes Vázquez, vocal de la asociación de vecinos A Xuntanza, a la agencia EFE.

Desde la asociación, ante la "inacción" de las administraciones intentan ser "proactivos". Por ello, el año pasado elaboraron un decálogo de Buenas Prácticas que incluye diez medidas básicas para promover la convivencia entre turistas y residentes. "Hay un rechazo general a los peregrinos y turistas porque en mi barrio entre el 80% y el 90% de la gente no vive del turismo. Se nos está imponiendo un modelo de ciudad que solo genera problemas. Ya nadie quiere pasear por el casco viejo, existe un desapego a ciertas zonas que se han convertido en un "parque temático", explica Vázquez.

Tres millones anuales con la tasa turística

El debate sobre el turismo masivo y sus consecuencias ha llevado a Raxoi a presentar una propuesta que ya existe en ciudades como Barcelona: una tasa turística para gravar el impacto que generan los miles visitantes en la ciudad. El informe encargado por el Concello establece un pago de entre 0,5 y 2,5 euros por día, con pernoctación o sin ella, y fija un límite de seis jornadas. También contempla exigir el impuesto a las viviendas de uso vacacional y a los viajeros que llegan en autobús. Santiago, que aplicaría la tasa todo el año aunque ésta no entraría en vigor hasta 2025, ingresaría 2.625.000 euros al año con la implementación de dicho impuesto, según se recoge en el informe encargado por el Gobierno local a la Universidade de Santiago (USC), que analiza el número de pernoctaciones de 2022 e incide en que “la creación de un impuesto autonómico sobre el turismo, basado en las estancias en establecimientos de alojamiento, estaría plenamente justificada”.

El estudio propone que sea el Parlamento gallego el que elabore una ley que pueda autorizar a los municipios a aplicar este gravamen si así lo consideran. La Xunta señaló recientemente que apoyará la creación de este impuesto que se aplicaría a los turistas en las ciudades gallegas que lo soliciten “si es avalada por un estudio que diga que es necesario recaudar con ella” y “si el sector está a favor”.

De la recaudación se encargarían los propios establecimientos hoteleros, que cobrarían este impuesto al turista en el momento del "check-out". Lo que todavía está en debate es para qué se destinará este dinero, ya que tanto vecinos como asociaciones hosteleras tienen diferentes puntos de vista. El alcalde, Xosé Sánchez Bugallo, indicó, entre las "posibles finalidades" a las que se podría destinar esa recaudación, la rehabilitación y conservación de la ciudad histórica en "un sentido amplio". Eso incluiría "el mantenimiento de la población que está viviendo en la ciudad histórica y el comercio tradicional de la misma", pero también podría dedicarse a cubrir el "sobrecoste que el impacto turístico puede ocasionar en determinados servicios", así como la financiación de actividades y eventos lúdicos y culturales.

El problema del alquiler y las VUT

En la subida de los alquileres que sufren los residentes de Santiago influye la escasa vivienda pública, pero también la proliferación de las viviendas de uso turístico (VUT), a las que el ayuntamiento trata de poner freno. El último informe elaborado por Idealista sobre el precio del alquiler en Compostela cifra en un 9,5% la subida de la renta media respecto a diciembre de 2021. El metro cuadrado en Santiago se paga a unos 8,2 euros, de manera que alquilar una vivienda de 90 metros supone aproximadamente un desembolso de 738 euros mensuales.

Santiago se ha convertido en la primera ciudad gallega en regular los pisos turísticos. El proceso, que se prolongó durante más de tres años, no ha estado exento de polémica y ha enfrentado a los propietarios de las viviendas con el Concello. La modificación de usos del Plan Urbanístico ya ha sido aprobada y a finales de esta misma semana los propietarios de viviendas que quieran destinarlas a esta actividad económica podrán iniciar los trámites en el Ayuntamiento. Estarán vetadas en un total de 276 calles, mayoritariamente de la zona monumental, pero la prohibición se extiende más allá.

Además de las calles que conformaban la antigua ciudad amurallada, las Viviendas de Uso Turístico (VUT) no se podrán ubicar “en los tramos más en contacto con la zona histórica”, explica la arquitecta Esther Sánchez, jefa de sección de Planeamento Urbanístico del Concello y encargada de la elaboración de la modificación del PXOM. El veto se extiende por los barrios de San Lorenzo, Galeras, Vista Alegre, Sar y Castrón Douro, Basquiños, San Pedro, incluyendo zonas como la rúa de Betanzos o la de Batalla Clavijo, la zona de La Salle o el Carmen de Abaixo. También afecta a las zonas de Pelamios, el entorno próximo a Xoán XXIII y el Pexigo o Belvís. Incluso algunas zonas del Ensanche, como la plaza de Galicia o la calle del Hórreo están afectadas. En estas 276 calles ni se podrán poner pisos turísticos, ni tampoco se podrá regularizar los ya preexistentes.

Aunque en los últimos años han proliferado este tipo de viviendas, desde el portal especializado AirDNA señalan que de las 909 viviendas de uso turístico que había en Santiago a finales del tercer trimestre de 2022 ya solo quedan 523. Sin embargo, en la Asociación de Viviendas Turísticas de Galicia cifran en un total de 681 los pisos turísticos, según el Registro de Empresas y Actividades Turísticas (REAT).

Las propuestas de los candidatos

De cara a las elecciones municipales, Bugallo sostiene que el turismo es "una actividad económica muy importante en Santiago", generadora de empleo, y que lo que se trata es de buscar "la mejor y la más óptima convivencia entre los turistas y los vecinos". El edil de Turismo, Sindo Guinarte, señala que los principales objetivos son "la desestacionalización y el incremento de la pernoctación", que están unidos a determinadas políticas turísticas como "favorecer el turismo de congresos" y promover el "turismo internacional de mercado emisores lejanos" como el estadounidense o el asiático. Además, añade que trabajan para elaborar un pacto local para el turismo sostenible, con el fin de mantener la actividad turística pero preservar la vida de los ciudadanos en los barrios.

La candidata del BNG, Goretti Sanmartín, se centra especialmente en un objetivo: "fijar población en la zona vieja". Para ello, propone la declaración del casco histórico como "zona saturada de tiendas de regalos"; la compra por parte del Ayuntamiento de "determinados bajos comerciales vacíos" para ponerlos a disposición de personas que impulsen negocios tradicionales; la movilización del parque de vivienda vacía en la ciudad; la creación de un parque de vivienda municipal para alquiler a través de la rehabilitación; líneas de ayudas para insonorización y aislamiento energético de inmuebles; campañas de sensibilización para los turistas; o potenciar el Mercado de Abastos; entre otras medidas.

Desde el PPdeG, el candidato Borja Verea considera que las viviendas de uso turístico "no tienen la culpa de la falta de vivienda" en la ciudad y apuesta también por poner a disposición de la gente las viviendas vacías. La movilización de estas viviendas vacías destinadas al alquiler, así como bonificaciones para estudiantes; rehabilitación del casco histórico; una normativa para dividir apartamentos más grandes en varios más pequeños; un equipo específico de captación de eventos nacionales e internacionales; la creación de la mesa del Turismo Compostela que aúne a todo el sector; un Observatorio de Turismo o el fomento de la Semana Santa y la gastronomía de la ciudad son algunas de las propuestas de los populares.

Por último, en Compostela Aberta, Marta Lois apuesta por crear un fondo local para el fomento del turismo sostenible, la creación de un foro ciudadano sobre convivencia y turismo, una moratoria en la apertura de tiendas de regalos, reforzar la inspección de pisos turísticos ilegales o promover Compostela como un destino LGTBIQ, y amigable con las familias, los veganos o las mascotas.