La USC apuesta por la reducción de residuos orgánicos mediante la instalación de cubos de compostaje
Arranca hoy un proyecto piloto que implica al personal de jardinería y de la cafetería de la ETSE, controlado por investigadores del Cretus

Cubos de compostaje situados en los alrededores de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSE) / s.alvite / lorena rey

La Universidad de Santiago sigue apostando por la valorización de los residuos orgánicos y la economía circular. A través de una acción piloto que se va a desarrollar en el Campus Vida, donde hoy mismo comienzan a utilizarse unos cubos de compostaje instalados la semana pasada, se recogerán restos orgánicos para su posterior transformación en compost. Se trata del proyecto de cooperación transfronteriza Res4VALOR, que implica una acción que también se lleva a cabo en la Universidad de Miño y se enmarca en el programa Interreg VAI España-Portugal 2014-2020, financiado por el Fondo Feder.
“Desde hace unos ocho años estuvimos trabajando en un proyecto con los mismos socios que ahora y unos cuantos más en estudiar caracterizaciones de compost que se producían con diferentes técnicas y distintos materiales de origen, y veíamos la calidad de estos compost para remediar problemas del suelo y para el crecimiento vegetal”, detalla en conversación con este medio Sarah Fiol, profesora de Química de la USC y coordinadora del proyecto. Ahora, la Unión Europea ha ofrecido unos proyectos que ayudan a poner en valor los resultados de trabajos anteriores, y desde el grupo de investigación del Cretus llamado Ambiosol han propuesto la acción piloto de poner una isla de compostaje, similar a la que tiene el Concello de Santiago en distintos puntos de la ciudad.
Esta experiencia piloto implica directamente al personal de la cafetería de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería (ETSE) y al personal de jardinería de la USC, que serán los encargados de depositar los residuos orgánicos en el compostador, y además cuenta con el apoyo del rectorado. Hay tres contenedores a los que se puede ir trasladando el residuo inicial a medida que va generándose ese compost en etapas intermedias a los cubos contiguos. “En un contenedor estará la materia orgánica ya en un estado más avanzado de compostaje, en el segundo estará en una fase intermedia y en el primero estará el material más recientemente añadido. Luego habrá un cuarto contenedor que es el de material estructurante, donde se van a acumular los residuos vegetales que aporte el personal de jardinería”, apunta.
Además, en la propia cafetería se van a colocar unos cubos para que el personal de la misma haga la separación de residuos, previo a su introducción en los contenedores.
Los propios estudiantes y el profesorado no podrán participar directamente en esta iniciativa, ya que sólo la cafetería de la ETSE tendrá acceso a esos cubos de compostaje. “Si nosotros queremos controlar un poco que ese compost que se produce tenga garantías de calidad, no puede cualquier persona meter sus residuos. Se trata de que el origen de los mismos sea controlado, y por esto se va a hacer un control de calidad y un análisis del compost que se produce. Sabemos que no va a haber metales pesados, plásticos u otros materiales que no se pueden aplicar despúes al suelo”, detalla.
Los contenedores se instalaron la semana pasada y hoy está previsto que se comiencen a recoger los residuos. Por ese motivo, se celebrará hoy una charla de formación impartida por Sogama para el personal implicado en todo el proceso, con el fin de desarrollar un compostaje de la manera más eficiente. A mayores, la Facultad de Química acogerá una charla divulgativa sobre la materia, a partir de las 13.00 horas.
“Para la Universidad esta iniciativa sirve un poco para diseminar lo que es la cultura del reciclaje entre toda la comunidad universitaria y dar ejemplo”, dice. El trabajo en sí consistirá en cuantificar cuántos residuos orgánicos se pueden generar en un tiempo determinado y cuántos contenedores o compostadores harían falta, y “una vez que tengamos esos datos a través de este proyecto piloto podría escalarse para hacer el traslado a otras cafeterías universitarias dentro del Campus, teniendo en cuenta que a lo mejor unas generarían más residuos que otras y habría que adaptar así las islas de compostaje”.
Los fondos del proyecto terminan el próximo 30 de junio aunque el grupo de investigación Ambiosol se compromete con la Universidad a seguir con el proceso por lo menos un año más, teniendo en cuenta que “a esa fecha no vamos a tener seguramente una cantidad suficiente de compost”. Para ello, han solicitado una ayuda al Consello Social.
Sarah Fiol sostiene que el objetivo principal del proyecto es la concienciación de la cultura del reciclaje. “Con una acción tan simple como separar los residuos orgánicos evitas que estos vayan a vertedero, aunque por ejemplo Sogama ya está produciendo compost, pero ya más a nivel de ciudadano, con una acción a coste cero, puesto que una vez instalados los compostadores ni consumen energía ni consumen agua, se promueve la economía circular y nos acercamos lo máximo posible a los cero residuos”, apunta.
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