La historia que se encuentra tras la creación del primer Camino de Santiago

La Ruta Primitiva ha ido variando con el paso de los años, al adecuarse a las mejoras de conectividad

Estatua del rey Alfonso II ‘el Casto’ situada en Santiago / a. hernández

Estatua del rey Alfonso II ‘el Casto’ situada en Santiago / a. hernández / rodrigo paz

Muchos son los mitos que rodean al Camino de Santiago, leyendas que tienen lugar desde sus comienzos. La tradición, en textos de la Iglesia, señala que los doce discípulos de Jesús, tras la muerte del Mesías, se desperdigaron a lo largo de todo el mundo y que, de todos ellos, el Apóstol Santiago fue el que llegó a predicar en la Hispania romana después de desembarcar en la ciudad de Cartagena, atravesar la Península Ibérica hasta la región de Gallaecia y dar la vuelta para llegar a Tarraco, lugar del que zarpó en barco para emprender su último viaje a Jerusalén, en donde fue decapitado por Herodes Agripa I en el año 42 d.C. Sin embargo, sus restos fueron trasladados por sus seguidores en una barca sin timón que, por azar del destino, le llevaron nuevamente a Galicia, donde fue enterrado.

Ocho siglos después, un ermitaño llamado Paio vio una luminosa estrella -por la cual la ciudad del Sar es ahora conocida como Santiago de Compostela- que llamó su atención y le acercó hasta un altar con tres monumentos funerarios, entre los cuales se encontraba un letrero que indicaba que, en aquel lugar, yacía “Santiago, hijo del Zebedeo y de Salomé”. La noticia llegó hasta el obispo de Iria Flavia Teodomiro, quien al conocer el hallazgo informó al Rey Alfonso II el Casto. “Cuando el obispo Teodomiro identifica los restos apostólicos en este lugar, escribe al rey Alfonso II el Casto y le informa para que visite la zona”, explica a EL CORREO el catedrático de Historia del Arte de la Universidade de Santiago de Compostela (USC) Miguel Taín Guzmán.

El monarca lo hace y es en este momento cuando comienza a surgir la idea del primer Camino de Santiago, el camino primitivo, aquel que se cree que realizó el Alfonso II el Casto entre Oviedo -la capital del reino de Asturias- y Santiago, o al menos eso es lo que mencionan diversos manuscritos, sobre todo compostelanos, datados del S. XII, pero lo cierto es que, como bien señala Miguel Taín Guzmán, no se puede saber con seguridad que esa fuese la ruta tomada por el monarca hasta la actual ciudad del Sar. “Podemos hablar de que sí hay un camino primitivo, no exactamente al actual, que recorría antiguos caminos romanos y que sí fue usado por peregrinos cristianos que dejaron registrados sus itinerarios por escrito, itinerarios que, con la invención de la imprenta, se distribuyeron por toda Europa y ampliaron la influencia del Camino de Santiago, aunque no se puede certificar que Alfonso II el Casto llegase a utilizarlo porque el rey podría haber llegado hasta los restos del Apóstol Santiago desde otra parte de sus territorios. Se trataba de un monarca itinerante que estaba constantemente supervisando las defensas de su pequeño reino, que era constantemente amenazado por los musulmanes por el sur y los normandos por la costa”, añade Miguel Taín Guzmán.

Cierto o no, el descubrimiento fue muy importante para Alfonso II el Casto, quien ordenó la construcción de un templo con un estilo similar al prerrománico asturiano, y no solo eso, también informó de ello al resto de reinos cristianos europeos, quienes comenzaron a enviar todo tipo de ayudas con las que poder fortalecer el reino de Asturias para evitar que éste fuese conquistado o arrasado por los musulmanes. “Todo ello vino muy bien para el desarrollo y consolidación del reino de Asturias porque, a partir de ese momento, comenzó la expansión de este reino cristiano hacia el sur y arrancó lo que, en la actualidad, denominamos Reconquista. La aparición de la tumba del Apóstol Santiago fue de gran transcendencia, ya que de repente Alfonso II el Casto contaba con jóvenes de la nobleza europea que ayudaban tanto en la protección del santuario cristiano como en la expansión de su reino, un hecho que se aprecia en la actualidad con la existencia de numerosos apellidos foráneos de origen medieval. Además, al venir peregrinos de toda Europa, se repoblaron diversas zonas del reino de Asturias que permitieron aumentar sus riquezas y poder, y esto se tradujo en un continuo avance hacia el sur”, destaca Miguel Taín Guzmán.

Esta expansión hacia el sur hizo que, por temas de logística, la capital del reino pasase a ser León. Tras este hecho, el camino primitivo dejó de ser el único recorrido seguro hasta Santiago, principalmente por el surgimiento del camino franco -actualmente conocido como camino francés-, un trayecto de tránsito libre para los peregrinos, que no debían pagar impuestos si contaban con una credencial. A lo largo de este recorrido, pronto se comenzaron a instalar una serie de órdenes religiosas que hicieron que, en poco tiempo, se erigiesen monasterios y claustros en los que se podían hospedar los peregrinos. Esto supuso una mejora de los servicios en el territorio que hicieron que el Camino Francés pronto desbancase al Camino Primitivo, recorrido que ha ido variando con el paso de los años al adecuarse a las mejoras de conectividad, pero que mantiene a día de hoy su esencia, peregrinar hasta la tumba del Apóstol Santiago.