El servicio de Neurología del Hospital Clínico de Santiago atiende tres consultas de pacientes con demencias y problemas cognitivos cada día, lo que se traduce en una atención de unas 5.000 personas al año, de las que 1.500 llegan por primera vez enviadas por su médico de cabecera, generalmente, y el resto son revisiones para controlar el tratamiento. “Calculamos que en el área sanitaria de Santiago puede haber unas 10.000 personas con problemas cognitivos, demencias y otros problemas que no llegan al grado de demencia, pero que se irán desarrollando en ese sentido”, apunta en conversación con este medio, José Manuel Aldrey Vázquez, responsable de la unidad de Neurología Cognitiva del CHUS. La demencia más frecuente que ven en la consulta es la enfermedad de alzhéimer. A mayores, “vemos bastante gente que tiene deterioro cognitivo y demencia vascular, que depende del riego cerebral, de la diabetes o del colesterol, entre otros aspectos”, y después ya con menor frecuencia hay otros tipos de demencia “poco raros o muy raros”. Aldrey Vázquez apunta a que “el 60 o 70% de pacientes que vemos con demencia sufren alzhéimer”.
Con el objetivo de dotar a los cuidadores de estos pacientes de las herramientas y destrezas necesarias para llevar a cabo su trabajo desde la base del conocimiento y la formación, el Grupo Hospitalario Interdisciplinar de Apoyo al Cuidador del área sanitaria de Santiago y Barbanza, del que forma parte el doctor Aldrey Vázquez, acaba de publicar la ‘Guía sobre corresponsabilidad en el cuidado’, que precede a una guía de apoyo al cuidador de pacientes con demencias, donde se recogen los detalles principales de las distintas demencias, algunas actitudes correctas a seguir, el tipo de disposición que hay que tener para que el cuidado sea más gratificante tanto para los pacientes como para los cuidadores. La publicación más reciente, en la que se incluyen consejos y directrices para implementar la corresponsabilidad en el seno de la familia, redunda “en ese camino de hacer que los cuidadores se encuentren un poco más a gusto con su labor que es siempre muy dura y poco gratificante en muchas ocasiones” e incide en la estructura familiar ya que en la mayoría de los casos “la familia es el núcleo de referencia para el paciente, quien le va a cuidar”. “En este tipo de enfermedades el fenómeno de implicación de la familia es clave porque la persona poco a poco va a ir adquiriendo una incapacidad y una dependencia que solo se puede resolver si se le presta ayuda cotidiana y ágil”, destaca. Sobre este aspecto el doctor incide en la idea de que “no debe haber una única persona responsable, sino que debe haber un reparto de tareas en el cuidado y una responsabilidad que se lleve a cabo de forma real entre los miembros de la familia”.
Los familiares interesados podrán hacerse con un ejemplar en las consultas de Neurología Cognitiva del Hospital Clínico de Santiago o bien en las sesiones formativas habituales que se retomarán en el mes de septiembre. Estas charlas y reuniones están impartidas por miembros del Grupo Hospitalario Interdisciplinar de Apoyo al Cuidador como son José Manuel Aldrey, Juan Manuel Pías Peleteiro, neurólogo, Ana Díaz Cortés, socióloga o Isabel Jiménez, neuropsicóloga, entre otros.
Por tandas, organizan unas charlas sobre temas que recogen de los propios cuidadores y programan un día concreto para su tratamiento. “Un integrante del grupo expone un tema y después dejamos un tiempo para escuchar las preguntas, dudas o incluso sugerencias y opiniones que pueden tener los cuidadores”, explica. Cómo abordar una demenia, cómo es su genética, cómo se puede afrontar el cuidado, o qué recursos sociales hay disponibles para poder llevar a cabo de forma más óptima el papel de un cuidador son algunas de las cuestiones analizadas.
En lo que va de año se realizaron unas doce sesiones formativas y se espera llegar a 20 a finales de 2023.
Autorizado el primer fármaco que ralentiza la progresión del alzhéimer
El año pasado concluyó el ensayo clínico de un medicamento que ha demostrado por primera vez en la enfermedad de alzhéimer que se puede modificar el curso natural de la dolencia con un tratamiento. “Aunque por el momento los resultados son algo modestos, hay un claro beneficio de los pacientes que toman el tratamiento respecto a los que no lo toman”, apunta Aldrey.
La previsión es que la utilización o el empleo a nivel asistencial de este medicamento comience el año que viene ya que “la Agencia Europea del Medicamento está actualmente evaluando el fármaco para autorizarlo para su uso en Europa”. Aldrey señala que puede no haber un pronunciamiento hasta el mes de enero del próximo año, aunque “confiamos en que sea favorable”.
El fármaco, que recibe el nombre de lecanemab, “se une específicamente a la proteína mala que se deposita en el cerebro de las personas con alzhéimer y facilita su destrucción y eliminación”.
Por ahora se desconoce cómo va a ser exactamente el protocolo de administración o la selección de pacientes, aunque estára basada en criterios médicos y de tiempo de evolución, es decir, “se elegirán los que demuestren o que tengan características que permitan suponer un beneficio para el uso del tratamiento, los que ya estén en fases moderadas o avanzadas no se beneficiarán de este medicamento”. Si va adelante, la previsión es que se pueda disponer del fármaco en el primer semestre del 2024.