“La música es lenta y la vida es bella”. Así define el swing Carlos Tomico, que este domingo impartió en Santiago una clase de este estilo que reinó en los clubes de Nueva York de los años 30 del siglo pasado. A su sesión didáctica celebrada en el Riquela Club acudieron una veintena de personas en horario de sesión vermú, entre ellas, Pilar Caamaño: “Me gusta el swing porque es una música divertida y porque estas clases son la primera vez en mi vida en que salgo de mi zona de confort e intento molar ”. He ahí el verbo clave que, según Tomico, constituye el alma del swing: molar.
Este alegre estilo de baile tiene como banda sonora la música de Duke Ellington, Benny Goodman, Count Basie, Fletcher Henderson o Earl Hines, parte de la era dorada de las big band del jazz estadounidense, cuenta Carlos poco después de chasquear los dedos y dibujar pasos, clavando un talón y el otro, y soltando las punteras graciles al aire: “Un, dos, tres, cuatro...”, suelta para animar el ambiente entre bromas.
Rocío Ovalle, otra asistente, subraya del swing que es un tipo de baile “muy sociable”, indica tras aclarar que acude a su “tercera sesión”.
En la capital gallega el colectivo Compostela Swing y la academia Alfaia Danza (en Área Central), con Paula Quintás al frente, impulsan este tipo de clases donde la frase más repetida del profesor es: “El swing va de molar”.
“Es un estilo que fue popular entre la comunidad afroamericana de Estados Unidos en los años 30, en una época donde lo pasaban muy mal e ir a clubes como el Savoy a bailar swing les ayudaba a evadirse y eran clubes pioneros al reunir a blancos y negros”, indica Carlos, un vigués que llegó a este mundo del baile hecho sonrisa por medio de Karen Campos McCormack, “aunque ahora ella está en Londres”, puntualiza quien se inició en el swing hace trece años “en Lavapiés, Madrid”, especifica vestido con pantalones de cintura alta y pernera holgada.
“Al bailar swing lo importante no es lo que hacemos sino cómo lo hacemos. Hay que decir: ‘Oh ,yeah, cómo molo’ y derrochar esa actitud de molonidad, sonreír, gustarte y gustar”, asegura Carlos entre carcajadas de mediodía y lecciones sobre moverse en solitario o en pareja. “En el baile en pareja hay el papel de leader, de quien marca los pasos, y el de follower, quien sigue, pero son papeles que se pueden intercambiar”.
“El swing quizá sea la primera música popular que logró ser sofisticada, elegante y al mismo tiempo desenfadada”, aclara tras mostrar pasos de lindy hop, una de las familias del swing, una música que además late en Compostela con grupos como The Sar Swing Quintet, formación compuesta por María Arceo en la voz; Prisco Marcos en la percusión; Antón 'Torroncho' al bajo; y Javier Panea e Iván Arceo en las guitarras.