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Santiago llega a los 200 contenedores marrones y busca fondos para una planta de compostaje

Reclama 1,5 millones de euros a la Xunta para poder empezar a proyectar la nueva instalación

El edil de Medio Ambiente, Xesús Domínguez, explica que la idea es aprovechar el compost para parques y jardines

Un vecino del barrio de Vite, en Santiago de Compostela, depositando basura en el contenedor marrón

Un vecino del barrio de Vite, en Santiago de Compostela, depositando basura en el contenedor marrón / Jesús Prieto

Natalia Sequeiro

Natalia Sequeiro

Santiago

En 2025, la UE exigirá a sus estados miembros que el 55% de los residuos sean reciclados. Las cifras aún están lejos de cumplirse. Según los últimos datos publicados por el Parlamento Europeo, en España la media en los municipios se quedó en el año 2021 en el 36,7% y hasta un 43% de la basura fue a parar a vertederos. Para cumplir con los objetivos, el Concello de Santiago pretende incrementar el aprovechamiento de la materia orgánica. “Si no será imposible alcanzar lo que pide Europa”, indica el concelleiro de Medio Ambiente, Xesús Domínguez. Este mes, la capital gallega llegará a 200 contenedores marrones instalados. Raxoi pide además a la Xunta 1,5 millones de euros para poder tratar los residuos con una planta de compostaje propia instalada en Santiago. 

A principios de este año, Compostela se convertía en uno de los seis primeros municipios gallegos que empezaban a enviar residuos orgánicos a la planta de compostaje de Sogama. Por la ciudad comenzaron a aparecer contenedores marrones en los que depositar separada la materia orgánica. Hasta ahora iba mezclada con la fracción resto y era incinerada en la planta de Cerceda. Santiago decidió que estos contenedores estuviesen cerrados con llave para que los vecinos que depositasen allí sus residuos estuviesen comprometidos con la separación adecuada de la materia orgánica. Si va mezclada con otro tipo de residuos, el proceso de convertirla en compost (abono para suelos) queda comprometido.  

 Con una población censada de casi 99.000 habitantes, son 3.750 vecinos los que cuentan actualmente con una llave para abrir los contenedores marrones. El objetivo del Ayuntamiento es que lleguen a los 8.000 a final de este año. “Tenemos un nivel de impropios por debajo del 3%, con lo cual es una separación muy buena, una alta calidad. Esto se consigue precisamente con el contenedor cerrado, con el compromiso de los usuarios de forma voluntaria, que es la fase en la que estamos actualmente”, indica Domínguez. El concelleiro explica que a lo largo del año ha ido creciendo el número de estos contenedores y antes de que acabe 2023 se llegará a los 200. Actualmente Santiago recoge unas 40 toneladas de materia orgánica mensuales.

Las vías para el compostaje en Compostela pasan por el momento por otras dos posibilidades. De un lado, en las viviendas que disponen de terreno se apuesta por incrementar los composteros caseros y según los datos del Concello hay ya mil hogares que se han sumado al programa. De otro, están las islas de compostaje comunitario, “partíamos de cuatro y estamos acabando de implantar seis más”, indica el concelleiro de Medio Ambiente. En estos dos casos, el compost se realiza ya in situ y no es necesario enviar la materia orgánica a la planta de Sogama. 

“De no ser posible este tratamiento en proximidad, tenemos que hablar de tratamiento en planta y lo mejor es que la planta esté lo más próxima posible, dentro del ayuntamiento”, indica Domínguez. Trasladar los residuos también contamina. “Recoger la materia orgánica y llevarla 50 kilómetros hasta Cerceda tiene huella a nivel de consumo de combustibles”, incide el concelleiro. Por este motivo, a medio plazo, desde Raxoi creen que Santiago debería de contar con su propia planta de compostaje. Pero para ponerla en marcha, indica Domínguez, necesitan financiación de la Xunta de Galicia. El BNG de Santiago ya ha presentado una enmienda a los presupuestos autónomicos para que incluya una partida de 1,5 millones de euros con la que poner en marcha el proyecto. Otro Ayuntamiento gobernado por los nacionalistas, Pontevedra, lleva años tratando de construir su propia planta de compostaje, por el momento sin éxito. 

No sería preciso realizar una instalación muy compleja, ni excesivamente costosa. “El compostaje tiene que hacerse con unas condiciones de temperatura y humedad controladas, por eso es importante que fuese una planta cubierta para poder controlar los lixiviados”, indica Domínguez. “Estamos hablando de una base de hormigón, una cubierta, la recogida de lixiviados, una pala para remover los residuos...”, indica. El concejal se muestra convencido de que alguna parcela que ya es propiedad del Concello podría usarse para instalarla y asegura que, si se hace bien, no tiene porque suponer “malos olores para los vecinos”. La idea es que el compost resultante se pudiese aprovechar también dentro del término municipal. “El compost es tierra vegetal, tierra que emplearíamos en los parques y jardines, en la restauración de espacios degradados, en los montes...”, apunta Domínguez. 

El Concello no tiene aún calculadas ni las dimensiones de la instalación, ni el volumen de residuos orgánicos que llegarían a ella. El edil de Medio Ambiente explica que para realizar todos los estudios necesitan ya la financiación autónomica. De todos modos, Domínguez se muestra convencido de que el compost que trataría la planta podría ser asumido ya en las tierras de Compostela. “El 90% de la materia orgánica es agua que desaparece. De cada diez toneladas de biorresiduo que entrasen, saldría una nada más de compost”, precisa. Por lo tanto cree que no sería necesario comercializarlo. 

La mitad

Domínguez considera que para poder cumplir los objetivos que fija la UE es necesario apostar por el compostaje. “Separando los envases, el cartón y el vidrio tan sólo se llega a un 14% de reciclaje”, indica. Recuerda que los residuos orgánicos suponen casi la mitad del total de la basura que se genera en los hogares”. De media cada habitante genera un kilo de residuos cada día. El concelleiro se marca como objetivo conseguir que la mitad de la materia orgánica que se genera en Santiago sea convertida en compost. Para ello, afirma, se necesita la colaboración de la hostelería, donde ya ha llegado la recogida puerta a puerta, y también de grandes productores como la Praza de Abastos, “que tiene que hacerlo a través de empresas especializadas”, indica. El objetivo es sumar “a las grandes superficies comerciales o los grandes comedores hospitalarios, residenciales, universitarios o escolares”. 

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