El reto de Santiago para sobrevivir a la temporada baja turística: "Podríamos sostener plantillas más estables"

La ocupación de los hoteles en agosto en Santiago no ha sido finalmente tan baja como esperaba el sector a principios de mes. Las reservas de última hora han elevado el porcentaje hasta el 88%, una cifra similar a la que se registró en 2023. “El buen tiempo también ayudó”, explica José Antonio Liñares, portavoz de la Unión Hotelera Compostela, que integra fundamentalmente a los establecimientos de cuatro y cinco estrellas de la ciudad. Tras salvar el verano, el sector mira con cierto temor a la temporada baja. Entre noviembre y abril las cifras caen sustancialmente y obligan a despedir a parte de las plantillas e incluso a cerrar algún hotel durante el invierno. “Nuestro gran objetivo desde hace años es conseguir mejorar la ocupación en esos meses”, subraya Liñares. 

Santiago imita a Barcelona y San Sebastián: el Concello busca limitar los turistas en las zonas masificadas

Si se tiene en cuenta la ocupación en lo que va de año, las cifras descienden sustancialmente. Entre enero y agosto, los establecimientos que forman parte de la Unión Hotelera Compostela se quedaron en un 67%. El sector necesita una “excelente temporada alta” —que se extiende entre mayo y septiembre— para conseguir niveles de “rentabilidad óptimos”. Liñares lamenta que Santiago la temporada baja es “tremendamente pobre” para una ciudad con un importante patrimonio y que no es un destino de sol y playa. “No es una cuestión puramente económica de empresa”, subraya Liñares. Con mayor ocupación en los meses del invierno “podríamos sostener plantillas mucho más estables y con más valor añadido, con profesionales de mayor nivel, de mayor calidad, que la gente no se vaya, porque es una pena que profesionales que están en Santiago se tengan que ir en temporada baja”, lamenta. 

“Entendo que os propietarios dos pisos turísticos estean molestos, pero non podemos seguir así”

El reto del sector es mejorar la ocupación en los meses de invierno y lograr desestacionalizar el turismo, pero el portavoz de la asociación hotelera reconoce que no sabe cuál es la receta. Liñares asegura que las administraciones, tanto local como autonómica, son conscientes del problema y tratan de tomar medidas, pero por el momento no acaban de dar sus frutos. “Ya sabemos cómo es el tiempo atmosférico de Santiago de Compostela, en invierno no hay luz y hay mucha agua. Eso habría que compensarlo con otros atractivos, potenciando el turismo cultural y el turismo gastronómico”, apunta. “No niego que las administraciones se esfuercen en esto porque saben que es muy bueno para todos. Pero es una tarea muy complicada”, reconoce el portavoz del sector. 

Previsión para septiembre

De cara a los próximos meses, las expectativas aún son optimistas. Las reservas para septiembre y octubre apuntan a que se podrían sobrepasar incluso los datos de ocupación de agosto. “Creo que septiembre lo podremos superar porque es un mes tradicionalmente muy bueno con una recuperación de turismo internacional, con un perfil de visitante mucho más adecuado para la ciudad, un perfil ya más cultural”, subraya Liñares. Después se resignan a esperar hasta que pase abril para volver a cifras altas de ocupación en sus establecimientos. Mayo vuelve a ser uno de los mejores meses del año, debido a que se conjuga ya la presencia de turistas con una gran cantidad de viajeros que acuden a diferentes congresos o actividad académica. “Este año fue el mes con mayor ocupación, estuvimos sobre el 93%”, señala el portavoz de la Unión Hotelera Compostela.

Masificación

Desde el sector lamentan que en agosto el perfil del visitante a Santiago sea totalmente diferente y comience además a generar cierto rechazo vecinal en una ciudad cada vez más masificada. ¿Cómo es posible que en agosto la cola para entrar en la Catedral llegue al Obradoiro, desde Platerías, y la ciudad se vea colapsada, el mercado, el entorno a Cervantes, todas las calles y, sin embargo, el nivel de ocupación sea más bajo que en mayo, que la ciudad se ve mucho más despejada?”, se pregunta. Liñares considera “un problema gordo” que durante los meses de verano la capital gallega se llene de excursionistas que “aparcan el coche o vienen en bus, toman algo y se van”. Los habitantes de Santiago, prosigue, empiezan a pensar que esta ciudad “es insufrible e invivible”, pero son personas que no están durmiendo en la ciudad, concluye.

Suscríbete para seguir leyendo