El 'guardián' del verderón: el patrimonio industrial de Santiago

Consolidar el patrimonio industrial de Santiago que conforman su histórica locomotora y el verderón, y «que esta composición ferroviaria se mantenga en un lugar emblemático dentro de la estación, estableciendo una conexión entre el tren del vapor y el AVE, entre los trenes antiguos y los de la modernidad», es lo que se proponen garantizar desde la Asociación Compostelana de Amigos del Ferrocarril (ACAF).

Para conseguirlo, «es necesario acometer una segunda fase de restauración», según explica en conversación con EL CORREO GALLEGO el presidente de la entidad, Carlos Abellán, quien cifra en 62.000 euros el presupuesto para completar su rehabilitación.

Captación de fondos

Asegura que hace un par de meses mantuvieron un encuentro con responsables de la Consellería de Cultura para trasladarles la situación y que en aquella reunión «nos manifestaron su intención favorable a colaborar para acometer esta segunda fase». No obstante, y con el objetivo de recaudar la mayor cantidad de fondos posibles para un proyecto en el que la propia asociación va a invertir parte de sus fondos -incluyendo los que obtendrá mediante la venta del libro Del ferrocarril compostelano a la alta velocidad, 150 años de imágenes e historias contadas- una delegación de la entidad que preside con él al frente se reunirá hoy en Raxoi con la alcaldesa de Santiago, Goretti Sanmartín.

Inicio de obras en enero o febrero

Señala Carlos Abellán que lo que buscan es que el Concello de Santiago incluya ya en sus presupuestos del próximo año una partida para esta cuestión, «de forma que podamos empezar lo antes posible, en enero o febrero, con una obra que durará unos cuatro meses y tras la que puedan lucir en todo su esplendor». Adelanta que la idea es que tanto la locomotora como el verderón sean declarados Bien de Interés Cultural.

Interrogado sobre las intervenciones contempladas en el presupuesto de 62.000 euros, aclara que se centrarán en la chapa y pintura de la locomotora, así como en la mejora de la cabina de conducción con todos los aparatos que se utilizaban y sistemas de seguridad. «Cosas sencillas -subraya- que cuestan poco pero que son necesarias para que se puedan disfrutar en un lugar emblemático de la estación».

La primera fase, que costó 60.000 euros, se acometió en la parte exterior del verderón.