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Mujeres al frente de colegios e IES de Santiago: «Cada vez somos más las directoras»

Más allá de las notas y del balance de fin de curso escolar, este 2024/2025 que acaba de rematar se ha caracterizado en lo que a los centros públicos se refiere por un empate entre hombres y mujeres en la dirección. Seis directoras en Primaria y cuatro en Secundaria, y al revés en el caso de los varones

Varios estudiantes en las inmediaciones del Instituto Rosalía de Castro de Santiago.

Varios estudiantes en las inmediaciones del Instituto Rosalía de Castro de Santiago. / Jesús Prieto

Koro Martínez

Koro Martínez

Santiago

Con el curso escolar recién finalizado, llegan las vacaciones para el alumnado y para gran parte del cuerpo docente, pero no para la inmensa mayoría de los equipos directivos, que seguirán afanándose por dejar atados todos los flecos y por intentar, en la medida de lo posible, allanar el camino para el inicio del próximo.

Una tarea de la que, en el caso de los centros públicos de Primaria y Secundaria de Santiago, se encargan tanto hombres como mujeres, dentro de un panorama en el que se podría hablar claramente de empate técnico. Y es que si en Primaria son seis las directoras y cuatro los directores de otros tantos colegios, en Secundaria son seis los hombres al frente de la comunidad educativa de sus respectivos IES, cuatro las mujeres.

Un panorama ya plenamente asentado, pero que no era lo más habitual hasta hace relativamente poco tiempo, cuando pese a ser muchas las profesoras, su presencia en los equipos directivos era sin embargo más bien escasa.

Interrogadas todas las que ejercen el liderazgo en centros educativos de la capital gallega, las cuatro que han accedido a responder coinciden en que su presencia en la dirección está hoy totalmente normalizada. Así lo asegura a EL CORREO GALLEGO María Emilia Guerra, directora del CEIP Raíña Fabiola, quien señala que «hará como unos quince años que hubo un giro importante y empezó a haber mucha mayor presencia femenina ,antes podía haber claustros de veinte profesoras y tres profesores, pero eran ellos los que ejercían las labores directivas».

Rosario Villar, del CEIP Ramón Cabanillas, lleva tres cursos en Santiago, y ya había estado en un equipo directivo «integrado únicamente por mujeres». Una situación que está creciendo porque «cada vez somos más las que asumimos cargos de responsabilidad», si bien cree que es necesario «seguir trabajando para que los equipos directivos formados íntegramente por mujeres dejen de ser una excepción y se conviertan en algo habitual».

Para María Jesús Prieto, del IES As Fontiñas, aún hay diferencia entre Primaria, donde sí son mayoría las mujeres, y Secundaria o Formación Profesional, «donde hay mayoría de hombres directores e incluso en otros cargos de los equipos directivos». Algo que en parte achaca a que «normalmente las mujeres que aceptan son las que no tienen problemas de conciliación», si bien entiende que irá cambiando porque las mujeres están siendo mayoría en muchos de los grados universitarios, con lo que en pocos años la tendencia será ver a más mujeres en puestos directivos.

Precisamente a un mayor «compromiso social coa corresponsabilidade no eido familiar, que fai posible a conciliación», atribuye la directora del IES Rosalía de Castro, Gemma Paredes, el que «na actualidade non se cuestiona no ámbito educativo o liderado feminino».

Asegura que en su caso ha sido muy buena la aceptación por parte de la comunidad educativa desde que accedió a la dirección, y recuerda que desde la fundación del Rosalía en 1939 «con dona Pura Lorenzana como máxima responsable, este centro non volvera ter unha directora». Incide en que todos «amosaron dende o primeiro momento o seu apoio ao novo equipo directivo, maiormente feminino por certo».

También habla de un alto nivel de aceptación la máxima responsable del IES As Fontiñas, quien subraya que «jamás he sentido ningún tipo de discriminación por ser mujer en el equipo directivo, donde antes estuve 9 años como jefa de estudios», si bien aclara que «era la única mujer que tenía un cargo» con la anterior dirección.

Y lo mismo sucede con las de Primaria, que afirman que tampoco han sentido discriminación por el hecho de ser mujeres en el ejercicio de sus cargos. En el caso de María Emilia Guerra, una etapa a la que pone fin tras dos años en la dirección con este curso que acaba de rematar «por responsabilidad, porque me voy a jubilar en breve y no quería iniciar un nuevo mandato de cuatro años que no voy a terminar», si bien había desempeñado antes labores directivas en otro centro durante cinco años.

Rosario Villar acaba de cumplir dos años al frente del CEIP Ramón Cabanillas, algo que no entraba en sus planes a corto plazo, pero una vez asumido agradece «la confianza y buena disposición de mis compañeros, y a toda la comunidad educativa por su buena acogida, compromiso y esfuerzo diario».

Aunque Gemma Paredes remata ahora su primer curso como directora, «xa levaba moito tempo no equipo directivo, cinco anos como xefa de estudos e outros cinco como secretaria». Decidió dar el paso «para darlle continuidade a un compromiso que adquirín hai xa 24 anos con este centro, que se caracteriza por garantir un ensino público de calidade orientado a lograr o éxito de todo o alumnado, desenvolver a igualdade e incorporar no proceso de ensino e aprendizaxe numerosos programas de innovación educativa que achegan un valor engadido á formación do alumnado e do profesorado».

Se siente orgullosa de contar con un grupo «excelente e unha comunidade educativa comprometida co centro».

María Jesús Prieto lleva también un año al frente del IES As Fontiñas, cuando accedió siendo jefa de estudios «de forma accidental porque se fue el anterior director antes de finalizar su mandato». Con un proyecto de dirección recién aprobado para un período de cuatro años, en julio dará inicio a esta nueva etapa «con mucha ilusión».

Suma el trato cercano, resta la burocracia

Al frente de cuatro centros escolares compostelanos en una etapa en la que sus directoras coinciden en que el papel que desempeñan en la actualidad ha cambiado mucho con respecto a cuando ellas eran alumnas, con un trato mucho más cercano y cordial, ejerciendo una labor de liderazgo pedagógico frente al autoritario de antes, en la que la relación con la dirección es mucho más accesible y directa.

Es ese contacto cercano con la comunidad educativa lo que valoran como lo más positivo de sdu labor, pudiendo trabajar por un entorno «donde se valore la diversidad y se construyan puentes sólidos con las familias», en palabras de Rosario Villar, a las que María Emilia Guerra añade «la relación estrecha con toda la comunidad educativa», mientras María Jesús Prieto destaca la opción de gestionar los recursos existentes y Gemma Paredes pone el acento en «ter a posibilidade de xerar desde a dirección un clima de traballo participativo e igualitario».

Lo peor, la inmensidad de imprevistos que surgen a diario y el exceso de burocracia, así como las innumerables horas de dedicación que conlleva el cargo.

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