Nueva vida para un local histórico de las Cinco Calles: la antigua papelería ahora sirve helados

El corazón del casco histórico de Santiago cambia de piel. En el emblemático local de las Cinco Calles, en la entrada de la rúa da Calderería, donde durante casi un siglo funcionó la Papelería Compostela, acaba de abrir sus puertas Cuore di Gelato, una heladería que se suma al creciente boom de franquicias de helados en la ciudad.

La transformación de uno de los comercios más singulares de la zona monumental simboliza los cambios en el pequeño comercio compostelano y el avance de un nuevo modelo de negocio que crece con fuerza: el de las franquicias hosteleras centradas en productos de consumo rápido y atractivo estacional, como los helados.

Un local con historia desde 1931

La Papelería Compostela abrió por primera vez en 1931, de la mano del padre de Miguel González Abraldes, que había regresado de la emigración en Cuba y decidió hacerse cargo de un local hasta entonces regentado por una mujer.

Desde entonces, el establecimiento se convirtió en una referencia en la vida comercial de la ciudad. Al finalizar la mili, con solo 21 años, Miguel se incorporó al negocio familiar. Durante más de 50 años, atendió detrás del mostrador a generaciones de compostelanos, vendiendo material escolar y de oficina, juegos, artículos de papelería, decoración e incluso catecismos y los famosos Cuadernos Rubio.

El cierre de la papelería se produjo en marzo de 2017, después de que Miguel decidiera jubilarse a los 73 años, tras sufrir varios problemas de salud. La ciudad perdía así una de sus papelerías más antiguas, un espacio con un valor emocional y simbólico incalculable.

El auge post-pandemia de las heladerías

La llegada de Cuore di Gelato a este local céntrico se inscribe en un fenómeno que crece con fuerza en Santiago: la proliferación de franquicias de helados y yogures helados, un modelo que ha multiplicado su presencia en la ciudad en los últimos años.

Marcas como Llaollao, Smöoy o Sotto Zero abrieron varios establecimientos en zonas turísticas o comerciales de Santiago. La oferta de productos artesanos, sabores internacionales y una imagen cuidada son su punto fuerte para captar tanto al público local como al turismo.

La pandemia de Covid-19 también jugó un papel clave en este boom: muchas personas optaron por emprender negocios con menor inversión inicial, y las franquicias de helados presentan condiciones asumibles y retornos rápidos. La oferta actual supera ya la docena de locales en la ciudad, especialmente en las zonas de mayor tránsito como el Ensanche, el casco viejo y los aledaños de la Alameda.

Entre la nostalgia y el cambio

La transformación del local de la Papelería Compostela resume una tensión cada vez más presente en el casco histórico: la pérdida de comercio tradicional frente a la expansión de marcas y modelos franquiciados. Espacios cargados de memoria como este —donde se vendían libros Álvarez, pizarrillos y bolígrafos Bic— van dando paso a establecimientos que responden a un nuevo consumo urbano, rápido y estandarizado.

Miguel González no escondía su tristeza por el cierre. “Me da mucha pena, pero no queda otra”. En Santiago, su nombre quedará vinculado a la historia del pequeño comercio. Y en las Cinco Calles, cada cuchara de helado que se sirva en el nuevo local será también, de alguna manera, un recuerdo dulce del pasado.