Curiosidades de Compostela: ¿Sabías que...?

El callejero de Compostela todavía hoy, después de una y mil alteraciones, sigue resultando estrecho, en algunos casos muy estrecho; irregular, a veces muy irregular; accidentado, en ocasiones muy accidentado. Y esto referido a la red principal. Pero junto a las grandes vías se encontraban los miembros secundarios como las calles menores y callejones. ¿Y sabías que... estos últimos, aun siendo elementos secundarios, eran de enorme importancia, pues se encargaban de establecer comunicación entre dos calles principales o secundarias, entre una secundaria y una plazuela o simplemente entre edificios?

En Santiago todavía existe cierto número de estos estrechísimos pasadizos que median entre manzanas, que permiten atajos entre calles o que sirven de acceso a determinados inmuebles actuando como vías muertas al servicio de las casas que los delimitaban. Pues bien, el siglo XIX les declaró la guerra y potenció una política sistemática de cierre, ya sea por medio de puertas con llaves en poder de los usuarios, ya por eliminación. Las razones eran, sobre todo, la seguridad de los viandantes y la salubridad del vecindario, ya que muchos de ellos acababan convertidos en basureros improvisados.

Entre los desaparecidos se podrían recordar, ente otros, el que comunicaba la Rúa do Franco con la muralla en las proximidades del Colegio y Universidad de Fonseca; el que desde la Praza de Cervantes se dirigía al Monasterio de San Paio; el que se situaba entre el Cantón de San Benito y la Plazuela de la Pescadería; el que unía la primitiva Rúa das Almeas y la Pescadería, etc.

Y entre los persistentes, se podrían traer a primer plano el encargado de unir las dos Algalias, el que enlaza las Rúas do Vilar y Nova, sin duda el más célebre, o el de Santa María do Camiño que desemboca en la Plazuela da Oliveira.