Saltar al contenido principalSaltar al pie de página

Entrevista | Mar Ramos Fernández Fundadora de la empresa Loia

Mar Ramos, fundadora de Loia: «El cuidado a domicilio es algo vocacional y precisa tiempo»

Con gran experiencia en ayuda en el hogar como trabajadora social, el descontento por el exceso de burocracia y la imposibilidad de dedicarse a fondo a cada familia le llevó a convertirse en emprendedora. Su negocio, con ocho cuidadoras, forma parte del vivero de empresas de la Cámara de Comercio de Santiago

Mar Ramos Fernández.

Mar Ramos Fernández. / CEDIDA

Koro Martínez

Koro Martínez

Santiago

Asentada físicamente en el vivero de empresas de la Cámara de Comercio de Santiago desde febrero del año pasado, Mar Ramos Fernández realiza un balance muy positivo de una iniciativa emprendedora que le está permitiendo destinar el tiempo y los recursos que considera que cada usuario de su empresa precisa, pudiendo hacer realidad su sueño vocacional de ofrecer un servicio de cuidados en el hogar adaptado a las necesidades específicas de cada familia.

Un recorrido en solitario por una aventura en la que asegura que el apoyo y asesoramiento por parte de la Cámara de Comercio de Santiago, sobre todo al principio, fue fundamental para poder despegar contar ya en la actualidad con ocho empleadas en plantilla.

Creó hace poco más de un año Loia. ¿A qué se dedica?

A la atención y cuidado de personas mayores y dependientes a domicilio. Es un servicio que se presta normalmente de forma privada, pero también concertada con las ayudas de la Xunta a través de la ley de dependencia, que en función del grado de dependencia permite contratar a una empresa homologada para la atención durante unas horas. Y luego también están los servicios de respiro para que los cuidadores puedan tomarse un descanso.

¿En qué zona de actuación desarrollan su labor?

En la de Santiago y localidades de alrededor como Teo, O Pino, Oroso o Ames, además de Vedra.

¿Por qué decidió centrarse en los cuidados a domicilio?

Por la experiencia que tenía en este campo. Soy trabajadora social y después de pasar por varios trabajos de este tipo, había cosas que no me gustaban como la poca dedicación que se le puede prestar a la persona porque es imposible, se atiende a mucha gente y es imposible pararse con cada uno, tener contacto con la gente porque no te da tiempo. Es algo que no podía cambiar trabajando en otra empresa, con demasiada carga burocrática, con necesidad de cumplir plazos, había demasiado estrés y no quería seguir trabajando de esa forma. Pensé en aprovechar mi experiencia para crear mi propia empresa, con el número de usuarios que yo pueda asumir, dedicándoles el tiempo que creo que requieren, y darles también a los trabajadores los derechos que se merecen.

¿Cuántas personas configuran la plantilla?

Somos nueve, ya que conmigo hay ocho cuidadoras, y lo que buscamos es la implicación directa con las familias, ver qué es lo que necesita cada una de ellas y hacer una valoración para buscar a la persona adecuada para cada caso porque no vale cualquiera, es fundamental que ambas partes puedan conectar bien.

¿Cómo hizo la selección de personal?

Tenía mucha experiencia, y cuando empiezas a hablar con la persona ya vas viendo si se dedica a este sector porque le gusta, porque es algo vocacional, o bien lo hace porque no le queda más remedio. La verdad es que el personal lo voy encontrando a través de diferentes medios y hago una selección, bien por vía del INEM, bien de alguna asociación como la de Peruanos de Santiago, o a través de Cruz Roja o de Cáritas. Siempre estoy en contacto con entidades en las que la gente busca trabajo, y luego depende de cada caso en particular porque cada familia tiene unas necesidades, y no es lo mismo para desempeñar unas tareas de limpieza que para atender a una persona dependiente que está encamada. Y tengo también una base de datos con personas que me envían sus currículums, pero lo importante es que esto tiene que ser algo vocacional.

¿Y cuántos usuarios tienen?

La cifra es variable, pero no son muchas personas, las necesarias para poder dedicarles el tiempo necesario y continuar con la actividad. Ahora mismo atendemos a quince familias.

¿Qué balance realiza de este primer año?

Mientras pueda seguir manteniéndome así, con lo que yo considero que es fundamental y pudiendo trabajar como quiero, el balance es positivo. Los inicios siempre son difíciles, darse a conocer cuesta y, aunque tengo mucha experiencia, no es lo mismo empezar sola y hay que ir haciéndose un nombre para dar confianza a la gente. A partir del quinto, sexto mes, ya empezamos a funcionar sin problema.

¿Es un sector con elevada y creciente demanda?

Sí, la necesidad de cuidados está ahí y aumenta cada vez más porque hay mucha gente mayor e incluso personas de edad avanzada solas, sin apoyos familiares y que precisan ayuda.

¿Qué papel jugó la Cámara de Comercio en su aventura emprendedora?

El apoyo ha sido muy importante porque uno de los requisitos que se me pedían para realizar esta actividad era que contara con una oficina física con horario de atención al público, y la tengo en la Cámara de Comercio. La verdad es que estoy encantada, me ayudaron mucho con la información para poder emprender y en los primeros pasos, y ese apoyo ha sido fundamental. Y luego, al contar allí con el local, es más fácil económicamente poder emprender no teniendo un gran gasto en alquiler, y es algo que tienes muy en cuenta, sobre todo al principio.

Tracking Pixel Contents