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El pionero de la química moderna en Santiago represaliado por el franquismo que homenajea el Día da Ciencia en Galicia

La Real Academia Galega de Ciencias dedica este año al introductor de la investigación química en la USC en los años 30 del siglo pasado

El bioquímico catalán, catedrático de química orgánica en la Universidade de Santiago de Compostela, Fernando Calvet

El bioquímico catalán, catedrático de química orgánica en la Universidade de Santiago de Compostela, Fernando Calvet / RAGC

Valeria Pereiras

Valeria Pereiras

Santiago

En 1930, en el corazón de la antigua Facultad de Ciencias de la Universidad de Santiago, un joven profesor llamado Fernando Calvet i Prats instalaba el primer laboratorio moderno de investigación química de Galicia. Aquella apuesta, inédita en la época, marcó el inicio de la ciencia experimental gallega tal y como hoy se entiende: abierta al mundo, conectada con la industria y basada en el trabajo en equipo.

Cuatro años después, Calvet comenzaba a aplicar sus descubrimientos a la pesca y a la farmacología, cuando la Guerra Civil puso fin a una etapa de efervescencia intelectual. Destituido de su cátedra y más tarde encarcelado por el régimen franquista, su figura encarna la de una generación de científicos truncada por la dictadura en España.

El catedrático de Química de la USC Fernando Calvet, en 1932

El catedrático de Química de la USC Fernando Calvet, en 1932 / RAGC

Este miércoles, 8 de octubre, la Real Academia Galega de Ciencias (RAGC) restituye su memoria dedicándole el Día da Ciencia en Galicia 2025, en un acto que se celebrará a las 12:00 horas en el Salón Noble del Colexio de Fonseca. El evento contará con la presencia de representantes de las tres universidades gallegas y de las principales instituciones científicas del país.

De la cátedra compostelana al exilio científico

Nacido en Vilafranca del Penedès en 1903, Calvet ganó con solo 26 años la cátedra de Química Orgánica de la USC, convirtiéndose en un referente de la renovación científica universitaria. Gracias a una beca de la Fundación Rockefeller, trabajó en Múnich bajo la dirección del Nobel Heinrich Otto Wieland, experiencia que le permitió traer a Santiago técnicas y métodos inéditos hasta entonces.

Su labor docente e investigadora hizo de la ciudad un foco de modernidad, pero el conflicto civil lo obligó a marchar a Estocolmo y luego a Edimburgo, donde continuó trabajando en bioquímica. En 1938 intentó volver a España con la promesa de que no sería represaliado, pero fue encarcelado en Tui nada más cruzar la frontera.

El renacer de Zeltia y el regreso a la docencia

Tras recuperar la libertad, Calvet se reincorporó a los laboratorios Miguel Servet, que enseguida se integrarían en Zeltia, en O Porriño. Allí lideró una de las etapas más productivas de la empresa, patentando más de una decena de especialidades farmacéuticas en solo un año, desde vitaminas hasta preparados hepáticos.

Calvet en Zeltia en 1944

Calvet en Zeltia en 1944 / RAGC

No sería hasta 1944 cuando recuperó el derecho a dar clase. Pasó por las universidades de Salamanca y Oviedo antes de asentarse en Barcelona, donde fundó un importante grupo de investigación y colaboró con empresas farmacéuticas. También desarrolló proyectos en Nueva York, estudiando el metabolismo de las células hepáticas.

Un reconocimiento con valor histórico

Durante el acto de este miércoles, el catedrático Manuel Freire Rama ofrecerá la conferencia “Una semblanza de la actividad científica de Fernando Calvet”, y se proyectará un vídeo sobre su vida y logros.

La celebración incluirá también la entrega de las Medallas de Investigación de Galicia, concedidas por la RAGC a cinco científicos destacados: Francisco Javier Blanco, Laura Carballo, Juan María Pou, Nieves Rodríguez y Mª Carmen Veiga.

El reconocimiento a Calvet llega como un gesto de justicia histórica hacia quien hizo de Santiago un laboratorio de modernidad científica y abrió el camino de la química gallega hacia el futuro.

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