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Todo queda en casa: negocios de Santiago que florecen en familia

Trabajar en familia es una fórmula de éxito para una pequeña red de creperías familiares, una marca de moda impulsada por dos gemelas en Milladoiro o el carrito de helados -y de castañas en otoño- más emblemático de Santiago

Manolo Prieto junto a su carro de castañas

Manolo Prieto junto a su carro de castañas / Antonio Hernández

Paula Fernández (EFE)

Santiago

Cada negocio tiene su secreto para prosperar, pero en algunos la clave del éxito está en trabajar en familia. En Galicia son muchos los que optan por esta opción: El 94,3 % de las empresas, más de 60.500, son familiares. Es la fórmula que funciona tras una pequeña red de creperías familiares, una marca de moda impulsada por dos gemelas en Milladoiro o el carrito de helados -y de castañas en otoño- más emblemático de Santiago.

En Cre-Cottê, un restaurante creperie localizado en la Praza da Quintana, no dejan de salir platos de la cocina que se hizo famosa por ofrecer crepes francesas cuando en Galicia apenas se conocían. Al mando están Paula, su marido, Víctor, y su hermana Marta, la segunda generación de un negocio que empezó la madre de ellas en Madrid y que después se exportó, siempre a través de la familia, a Galicia.

"Mi madre le dijo a la familia: esto me está yendo de maravilla, ¿por qué no hacemos algo en A Coruña? Y dijeron todos que sí", cuenta Marta. Actualmente, están en Madrid, A Coruña, Pontevedra y Santiago, en esta última desde 1997, y aunque cada uno lleva su negocio, la familia siempre está detrás.

Ese vínculo es una ventaja para sus dueños. "Tiene sus pros y sus contras, pero yo pienso que ganan los pros", asegura Paula, que siente más flexibilidad para conciliar y que puede salir del trabajo sin preocupaciones porque el negocio queda en buenas manos. "Muchas veces salgo de aquí como si se quema", dice entre risas. Y en un sector tan "duro" como la hostelería, trabajar en familia es un plus, "porque si el estrés te supera, tienes a otra persona que te va a ayudar, te va a calmar y te va a explicar las cosas para verlas de otra manera", añade Víctor.

Legado familiar para endulzar el verano (y calentar el otoño)

Manolo Prieto, hijo de los dueños originales

Manolo Prieto, hijo de los dueños originales / Antonio Hernández

En el legado familiar también se basa el carrito de helados más emblemático de Santiago, La Imperial, que endulza el verano de la capital gallega desde 1947 y ahora está en manos de Manolo Prieto, hijo de los dueños originales. "Yo nací en esto", cuenta Manolo, que empezó en el negocio hace más de medio siglo, cuando era un adolescente. Ahora lo lleva con su mujer Ofelia, pero en su caso han elegido la opción de juntos pero no revueltos: cada uno atiende su carrito, uno en Porta Faxeira y la otra en la Alameda. Venden helados artesanos en verano y castañas cuando el tiempo refresca.

Son los únicos carritos de helados que quedan en Santiago, y aunque a su alrededor han abierto en los últimos años varias heladerías, el negocio no se resiente porque atiende a clientes de toda la vida.

Aunque podría hacerlo, el heladero no se plantea jubilarse. "Me apetece estar al aire libre. Estás en la calle, atendiendo a los clientes, charlas. Si la salud acompaña, ya se verá hasta dónde va el asunto". ¿Seguirá la saga familiar con sus hijos? Son todavía jóvenes -tienen 16 y 12 años-, pero Manolo lo dejará a su elección. "Si lo hacen a gusto, sí".

Negocio gemelar en Milladoiro

Hay negocios en los que los dueños comparten el vínculo más fuerte que puede haber: ser hermanos gemelos. Es el caso de Sixing y Siyi, nacidas en China hace 30 años y viviendo en España desde los 13. En 2021 lanzaron Tuuinx, una marca de moda con colecciones totalmente artesanales inspiradas en la naturaleza y el arte, y en 2023 abrieron un estudio en O Milladoiro.

Las gemelas Siyi y Sixing son las artífices de Tuuinx, un taller artesanal en Milladoiro del que sale ropa cómoda de enfoque lento, sostenible y con un toque oriental

Las gemelas Siyi y Sixing son las artífices de Tuuinx, un taller artesanal en Milladoiro del que sale ropa cómoda de enfoque lento, sostenible y con un toque oriental / Xoán Álvarez

Con intereses similares desde que eran pequeñas, dicen que es fácil encontrar puntos en común para diseñar sus prendas, que fusionan los estilos de ambas. "A veces discutimos, es normal, pero al final nos completamos", asegura Sixing. Al pasar tanto tiempo juntas, es difícil separar la vida personal de la laboral.

"Nos gusta pasear y la conversación siempre termina en a ver qué vamos a hacer para la próxima temporada. Y cuando vemos una película, terminamos hablando de la siguiente colección y de las ferias", admiten. Aun así, recomiendan la experiencia, siempre que haya un objetivo común. "Hay que hacer un plan de negocio. Juntar las ideas de los miembros familiares y buscar algo en común que les guste".

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