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CRÓNICA NEGRA DE COMPOSTELA

La historia del peor asesino de Santiago: cuatro muertos en Marrozos

Con apenas 20 años Abel Corral Mato asesinó a puñaladas y palazos a un hombre, fue amnistiado por el dictador Franco y acabó con la vida de tres mujeres a hachazos. Se suicidó en los calabozos cuando acababa de cumplir 31 años

La historia del peor asesino de Santiago: cuatro muertos en Marrozos

La historia del peor asesino de Santiago: cuatro muertos en Marrozos / ECG

Arturo Reboyras

Arturo Reboyras

Santiago

En la crónica negra de Santiago hay un nombre que figura con luz propia pese a ser un auténtico desconocido debido al tiempo transcurrido. En apenas una década ese individuo mató a cuatro personas de una forma despiadada en la parroquia de Marrozos y lo hizo tras dos ataques furibundos sin una justificación razonable, si la razón existe en este tipo de delitos. Abel Corral Mato era el nombre del protagonista de unos sucesos en los que empleó una desmesurada violencia contra sus víctimas. El individuo murió con apenas 31 años en los que se distinguió por ser un sujeto pendenciero y de mecha corta.

Entre el 16 de agosto de 1934 y el 19 de marzo de 1945 tuvo tiempo de matar (junto a su padre) a un hombre a cuchilladas, ser condenado, ingresar en la cárcel de Burgos, ser amnistiado por el dictador Franco pese a que no había concluido la Guerra Civil, volver a su tierra y acabar con la vida de tres hermanas a hachazos. Ambos sucesos tuvieron lugar en Marrozos y el detonante fueron simples discusiones que Abel Corral atajó de una manera criminal. De decisiones rápidas este peligroso sujeto apenas pasó una semana encerrado tras el triple crimen: el día de san José de 1945, cuando apenas habían transcurrido once años desde su primer asesinato, decidió poner fin a su vida y se suicidó estando a espera de juicio.

El primer hecho delictivo cometido por un muchacho que apenas tenía 20 años se produjo aquel caluroso día de san Roque de 1934 cuando Abel Corral y su padre se encontraron con un vecino, Jesús Martínez, de 41 años y con cuatro hijos, iniciándose una acalorada discusión con Abel en la que intervino su progenitor, primero para intentar separarlos y luego para sumarse golpeando con un cayado a Jesús. En medio de la pelea el más joven sacó una navaja y le propinó varias puñaladas a su rival, al que le causó la muerte instantánea. Abel reconoció los hechos y, aunque su padre también fue detenido, él se encargó de exculparlo y asumir la responsabilidad de lo ocurrido: las pruebas eran abrumadoras en su contra ya que hubo varios testigos de la disputa. Fue condenado a seis años de cárcel y trasladado a una prisión en Castilla.

Curioso fue que el 3 de marzo de 1939, aún no había finalizado la contienda bélica, Francisco Franco, a instancia el entonces ministro de Justicia, Tomás Domínguez Arévalo, en un consejo celebrado en Burgos, decidió conceder la libertad a Abel Corral Mato, que estaba encarcelado en la prisión de esa ciudad. El joven asesino juró lealtad al nuevo régimen y se benefició de un indulto que, según reza en el BOE número 66, se ajustaba a los artículos 101 y 102 del nuevo Código Penal que había fijado la dictadura.

Un triple crimen en la capital de Galicia

No se cumplieron seis años desde su liberación y Abel Corral volvió a las andadas violentas. Esta vez convirtiéndose en uno de los hechos más sangrientos que se recuerdan en la capital de Galicia: un triple crimen todavía más escabroso, ya que acabó con la vida de tres mujeres de la misma familia: las hermanas Lesta, de 56 y 40 años, así como de una sobrina de ambas, de 32, quien fue la encargada de abrir la puerta de la vivienda de las mujeres al criminal. Allí se inició una discusión ya que Abel les exigió una cantidad de dinero y una vaca.

Las dos tías acudieron a ver lo que pasaba y el individuo cogió un hacha y la emprendió a golpes, que recibieron por todas partes de sus cuerpos, hasta que las mató. En su declaración, Abel argumentó que ellas le habían atacado y que él se defendió… si lo hizo fue con una virulencia extrema y una frialdad estremecedora.

Tras cometer el triple crimen se fue a su casa y se acostó como si nada hubiera ocurrido. A la mañana, alertó a varios vecinos de que había escuchado gritos y acudió con ellos a la vivienda de la familia Lesta -las mujeres vivían solas ya que los maridos de las hermanas habían emigrado-, donde se descubrieron los tres cadáveres en medio de un charco de sangre. Allí también descubrieron a una hija de una de las víctimas que no podía moverse ya que había quedado paralítica siendo niña: ella presenció todo pero nada pudo hacer salvo gritar cuando se recuperó del terrible impacto. Pero la Guardia Civil sospechó desde el primer momento de Corral Mato. No lo hizo solo por sus antecedentes, también porque incurrió en contradicciones en su declaración inicial y en su casa se encontraron sus ropas con restos de sangre de las tres mujeres.

Consciente de que esta vez ningún caudillo iba a acudir en su ayuda en forma de amnistía, por mucha lealtad que jurara a los principios del movimiento, Abel Corral decidió el 19 de marzo de 1945 poner fin a sus andanzas como el mayor criminal de Santiago suicidándose en los calabozos de la ciudad compostelana, que aún no se había repuesto de tan horrible triple crimen ocurrido una semana antes. La sombra del asesino planeó durante décadas sobre la memoria colectiva de Marrozos pese a que con un manto de silencio trató de olvidar al vecino más violento que nunca habitó en su lugar.

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