Atípica celebración de Nochevieja: sin incidentes y brindis previos en terrazas

Tras la apertura de la Puerta Santa, los compostelanos procedieron a celebrar el Fin de Año dentro de las posibilidades que ofrece la actual situación, que no son muchas, y no permiten las concentraciones festivas en calles y locales que suelen ser habituales en esta fecha.

Así que entre el toque de queda y las restricciones, muchos optaron por celebrar más la despedida de un 2020 que todo el mundo quiere olvidar, y poner un poco de sordina a los jolgorios de arranque de un nuevo año.

Así, la mayor animación se registró el jueves, primero en la Plaza de Abastos, a la que muchos acudieron para abastecerse de las últimas viandas y las imprescindibles uvas, y después en los locales de hostelería, donde se mantuvieron las distancias, pero estaban considerablemente animados de público.

Los fuertes controles policiales y la supresión de las fiestas en la calle, incluyendo la tradicional San Silvestre, así como el toque de queda que limitó las celebraciones caseras a los residentes, provocaron que la noche se cerrara sin demasiadas incidencias que registrar.

De hecho, el número de fiestas en pisos a las que tuvo que poner fin la Policía fue considerablemente bajo. Claro está que este fenómeno se limita normalmente a los pisos de estudiantes, y durante estas fechas la práctica totalidad se encuentran disfrutando de los festivos en sus propios domicilios.

También se produjo algún que otro problema en los locales, debido a que se superaba el aforo permitido, a la ausencia de mascarillas, o a alguna bronca, pero nada que ver con la situación que se solía vivir en estas fechas durante la vieja normalidad, y el casco histórico y el Ensanche no registraban el paso habitual de grupos de personas durante toda la noche.

Un hecho significativo es, por ejemplo, que a pesar de los habituales problemas con los residuos, que ya en épocas normales es frecuente encontrar fuera de los contenedores, ayer también era posible verlos, pero en cantidades mucho menores a un fin de semana normal.

En este sentido, tampoco se produjo la habitual llegada de visitantes de otros puntos de la comarca para celebrar el cambio de año en Santiago, porque durante la noche se mantuvieron también los controles de movilidad.

Con todo, la población respondió, y del más de medio millar de vehículos controlados, apenas dos fueron objeto de sanción por incumplir las medidas establecidas.

La noche se puede calificar así de muy tranquila, pero no se perdió otra de las tradiciones más arraigadas en el primer día del año, como es la de degustar un buen chocolate con churros que reponga las energías gastadas y, dadas las temperaturas de estos días, suba un poco la corporal.