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C. Tangana, The Chemical Brothers y Foals responden a las expectacivas en la primera jornada de O Son do Camiño

Era el concierto más esperado de la jornada inaugural del retorno de O Son do Camiño, sin duda el que acumuló más espectadores en el anfiteatro del Monte do Gozo, y no defraudó. C. Tangana es un vampiro musical. Capaz de absorber sonidos y estilos lejanos al trap y a los ritmos urbanos con los que se dio a conocer, su propuesta supone una bocanada de aire fresco dentro de ese universo musical generado en los últimos años y que resulta demasiado repetitivo y anodino.

La escenografía de su espectáculo ya supone un elemento diferenciador con respecto a otros artistas, más clásicos en sus propuestas, con el escenario convertido en garito, con barra de coctelería, botellas que no dejan de vaciarse, mesas, sillas y un ronsel de artistas, varios de ellos de sagas históricas del flamenco como los Carmona o los Heredia, algunos de los cuales van adquiriendo protagonismo en distintas piezas del repertorio, como el caso de La Húngara.

En la parada en Santiago de su “Sin cantar ni afinar Tour”, un guiño a muchos de sus detractores, demuestra que se puede ser un personaje creativo sin tener una voz bien dotada técnicamente. Ser artista es mucho más que cantar bien. Hay que llegar al público y transmitir. Y ahí, gustos y afinidades al margen, es una baza segura.

Aunque buena parte del espectáculo acaba derivando en un cuadro flamenco y en una auténtica jarana, hay tiempo para la bachata, la rumba y los ritmos latinos -sección de viento incluída- sin olvidar arreglos de cuerdas –“Demasiadas mujeres”- ni, por supuesto, las músicas urbanas que le permiten conectar con buena parte de su público más joven. Pero también hay espacio, dentro de ese collage estilístico, para esbozar en “Los tontos” unas estrofas de “Bizarre love triangle” de New Order, un grupo que nunca ha estado en Galicia, sí en el vecino festival de Paredes de Coura y que sería un buen reclamo para futuras ediciones de O Son do Camiño.

Los sonidos sintéticos de New Order, una de las grandes referencias de la música electrónica desde los años 80, aparecen en el manual de influencias de The Chemical Brothers, encargados de dar lustre, aunque hubiera alguna actuación posterior, al cierre de la primera jornada. Y la verdad es que no defraudaron. Musicalmente tampoco sorprendieron, aunque fueron los que más jugo supieron sacarle a las pantallas gigantes del escenario para difundir las videocreaciones que acompañan a su repertorio.

Ed Simons y Tom Rowlands comenzaron su batería de llenapistas con una breve pasada por “Block rockin’ beats”. En su sesión de baile intercalaron sus grandes éxitos –“Hey boy hey girl”- con lanzamientos más recientes -“Eve of destruction” o “Got to keep on”-, aderezados con pasajes por remezclas ajenas como “

Se echó de menos, pensando que hoy estará Liam Gallagher como uno de los platos fuertes de la segunda jornada, que no sonara “Let forever be”, en la que había colaborado su hermano Noel.

Pese a la buena dosis de diversión y entretenimiento, el público, que llenaba el foso al inicio de su actuación, aunque se había iniciado el éxodo masivo tras el final de C. Tangana, fue vaciando el recinto. Solo los más resistentes pudieron deleitarse con “Star guitar” y un pletórico “Galvanize”, dos de sus himnos, antes de emprender el camino a casa o a la tienda de campaña después de una jornada larga e intensa en la que se pudo ver, por ejemplo, el retorno de The Killer Barbies, escuchar a Kase.O. -que contó en “Ringui dingui” con la colaboración especial de su admirador, el futbolista santiagués Borja Iglesias, Gallego del Año de El Correo- y Jhay Cortez, arrimarse a las músicas cálidas de Carlos Sadness o comprobar la afinidad de Boyanka Kostova con Dios ke te crew .

Más vibrante resultó el paso por el escenario Xacobeo de Foals, con pogo en el foso incluido mientras sonaban algunas de las mejores canciones de su discografía como “Mountain at my gates”, “My number” o “2001”. A la banda liderada por Yannis Philippakis, que pudo percibir la escasa comprensión del público del inglés cuando anunció que iban a tocar “Spanish Sahara”, dejó una pausa para recibir aplausos y vítores y obtuvo la callada por respuesta, se les perdonó que bebieran Heineken. Capítulo aparte merece su batería, Jack Bevan, con su espectacular look ochentero y que no dudó en subirse en su banqueta para animar al público.

Otro de los reclamos fue la presencia de Sen Senra. Aglutinó a mucha gente, demostró que tiene conexión con el público, aunque su espectáculo resultó excesivamente lineal. Cuando el músico de Forcarei buscó entre el público a su progenitora y se pudo leer en las pantallas el mensaje “A miña nai pariume pobre pero non parvo”, los más inquietos ya se habían movido de escenario para ver a C. Tangana, con el que ya ha colaborado Sen Senra, que aseguró que actuar en Santiago era hacerlo en casa.

En ese mismo escenario, el Estrella Galicia, le dio el relevo el colombiano Sebastián Yatra, con un directo ameno, repertorio al margen, y con bailarines de apoyo, y con un lunar importante: repetir su gran éxito, “Tacones rojos”.

Manuel García Solano. ADG. Santiago

17 jun 2022 / 14:57
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