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CENTENARIO. La agrupación cumplió ayer 99 años siendo un referente del folclore gallego // Entre sus filas militaban las grandes élites culturales de la ciudad TEXTO Andrés Bernárdez

Cantigas e Agarimos se acerca al siglo de vida con una salud envidiable

Ayer por la noche, la Agrupación Folclórica Cantigas e Agarimos ocupó, junto a la compañía catalana La Fura dels Baus, la plaza central de la Cidade da Cultura en lo que supuso el primer espectáculo de gran formato del Gaiás tras el estado de alarma. La actuación coincidió con el 99 aniversario de esta entidad, que, más allá de trabajar día a día por la preservación del mejor folclore gallego, ha tenido una relevancia histórica en la ciudad, que algunos no llegan a imaginar.

Aunque todavía quedan doce meses para que la formación cumpla su primer centenario, lo cierto es que los orígenes del grupo se remontan a varios años atrás, cuando varias personalidades compostelanas, entre las que se encontraban Salvador Cabeza de León, que fuera decano de la Facultad de Derecho, o un jovencísimo compositor Bernardo del Río fundaron el coro Queixumes dos Pinos. Sin embargo, la conocida como Gripe Española afectó a buena parte de los integrantes, lo que obligó a crear una nueva formación en el año 1921, la Agrupación Folclórica Cantigas e Agarimos. Así, bajo la presidencia de Enrique Sánchez Guerra, un conocido fotógrafo de prensa de la época, nació una organización de extrema importancia en la historia compostelana.

“Nos comezos solo existía o coro, porque o grupo de teatro se inaugurou despois”, explica Amparo Pérez, actual miembro de la junta directiva. “O primeiro ano formaban parte da agrupación 11 mulleres e 25 homes. Hoxe somos sobre 80 integrantes, entre os grupos de coro, pandeiretas, baile e instrumental, e temos preto de 300 alumnos na escola”.

Por su parte, Antón Fernández, el encargado de estudiar y transmitir la historia de la formación, explica que a principios del pasado siglo Cantigas e Agarimos funcionó también como una especie de club social en el que participaron algunos de los personajes más relevantes de la alta sociedad de la ciudad. Personas muy relacionadas con la cultura que veían en la agrupación un vehículo para su difusión y conservación. “Entre eles estaba Camilo Díaz Baliño, un gran escritor, artista e intelectual, pai de Isaac Díaz Pardo”, señala.

“O grupo naceu nun momento no que as clases sociais estaban moi marcadas e sempre mantivo unha gran vinculación con Compostela, onde estas elites culturais tiñan moita influencia. A principios do século XX foi imprescindible para crear a identidade cultural de Santiago, e agora é a nosa función manter e transmitir todo ese legado para que siga sendo un referente”, explica Amparo Pérez.

Esta repercusión en el ambiente cultural, no solo de la ciudad, sino de toda la comunidad autónoma, se mantuvo durante todo el siglo. Tanto es así que la formación protagonizó algunos de los acontecimientos más relevantes para el empoderamiento cultural del movimiento galleguista. Destaca, según Antón Fernández, la representación, en diciembre de 1924 de A Lenda de Montelongo, una zarzuela gallega de Bernardo del Río y con letra de Manuel Rey y Xoán Buhigas, que supuso “un gran éxito”. Sin embargo, el acontecimiento que marcó la historia de la formación ocurrió en el año 1961, cuando el grupo de teatro de Cantigas e Agarimos representó en plena praza de A Quintana la obra Os vellos non deben namorarse. “Asistiron máis de 9.700 persoas”, señala Fernández, a lo que Amparo Pérez apunta, “e foi nunha época na que o teatro en galego estaba case prohibido”.

Sin embargo, más allá de los acontecimientos pasados que hicieron grande a la entidad, los encargados de mantener esta memoria viva a día de hoy ya no son miembros de la alta sociedad, y mucho menos grandes personalidades de la cultura. Son personas normales y corrientes que deciden invertir su tiempo libre llevando por todo el mundo el folclore gallego.

En este sentido, la integrante de la junta directiva explica que muchos de quienes hoy forman Cantigas e Agarimos entraron en la formación “con cinco ou seis anos, como unha actividade extraescolar máis”. Hoy, rondando la treintena, “levan toda a vida facendo parte dun grupo que é como unha familia”. Así, Pérez explica que entre ellos reina “un sentimento de comunidade”, y que la relación entre los miembros no se queda en el simple compañerismo. “Facemos vida todos xuntos, a relación vai moito máis alá do puramente artístico”, explica.

Cantigas e Agarimos cuenta hoy con todo tipo de integrantes. Desde Pepe, el componente más veterano, que lleva más de medio siglo participando en las actividades del coro, hasta algunos extranjeros que aprovechan su corta estancia en Santiago para aprender baile tradicional en la escuela del grupo. Todos ellos son necesarios para mantener la entidad en activo. En relación a esto, Antón Fernández considera que la ciudadanía compostelana sigue muy interesada en preservar su cultura, aunque “hoxe teñen un abanico de actividades moito maior. Cando naceu a agrupación non había moitas máis opcións”, concluye.

30 jul 2020 / 00:00
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