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El mal estado de algún cierre, unido a las lluvias, continúa dando disgustos, aunque en este caso no hubo que lamentar mayores daños. TEXTO : L. Álvarez

Colgando de las barandillas un muro en Vidán

En el otoño del pasado año se desató la alarma en Santiago después de que dos céntricos muros, el del parque de la Alameda, en la rúa do Pombal, y el de Bonaval, en Costiña do Monte, se vinieran abajo, el segundo además, provocando una víctima mortal. A ellos se sumaban además varios situados en el barrio de Fontiñas, que antes de que se vinieran al suelo fueron apuntalados, y así estuvieron durante años, para desesperación de los vecinos.

Actualmente, y a pesar de que el parón por el estado de alarma pilló los proyectos en plena tramitación y fue necesario paralizar su contratación hasta que se levantara el confinamiento, las tres obras están en marcha, la primera la de Fontiñas, que planteaba menos problemas por estar fuera del ámbito del casco histórico, y en la que ya se está trabajando desde hace semanas.

La de Costiña do Monte, que al igual que la de O Pombal, tuvo que someter el proyecto a la aprobación de la Comisión Asesora de Patrimonio Histórico, está previsto que se adjudique esta misma semana. Queda pendiente la última, porque los terrenos de la Alameda que provocaron el derrumbe del muro son de titularidad privada, y aunque el proyecto está redactado, todavía se está en negociaciones con los propietarios y, de no fructificar, Raxoi estudió la posibilidad de una expropiación, pero en lo que está trabajando ahora es en la elaboración de un expediente para acometer la obra de forma subsidiaria para solucionar el problema, y en caso de que no haya acuerdo, remitir la factura a los propietarios, ya que afecta a un espacio público como es el paso por la rúa do Pombal, que lleva cortado desde hace ya tres años, pues se vino abajo en noviembre de 2017.

En estos casos uno de los problemas fundamentales fue la acumulación de agua por falta de sistemas de drenaje en la tierra situada detrás del muro, lo que provocó un exceso de peso y el derrumbe de la estructura, lo que obliga no solo a repararlo, sino a dejar previamente solucionado el problema de las conducciones de agua para evitar daños en el entorno. De hecho, en el estudio también se prevé la elaboración de un plan de mantenimiento durante los próximos años.

Previamente a estas labores, se realizó un estudio de la situación en la que se encontraban los muros de la ciudad, con el fin de descartar mayores problemas. También, en paralelo, el Consorcio de Santiago llevó a cabo obras de reparación en otros puntos, como es el caso del cierre de la Selva Negra, en O Pedroso, que aunque de menor altura, sí había provocado un derrumbe sobre la carretera perimetral, que fue necesario proceder a reparar.

Pero no son los únicos casos, y una de estas estructuras también sufrió un derrumbe, en este caso un muro situado en el barrio de Vidán, cuyas piedras, según explicaba el concejal de Obras, Javier Fernández, quedaron literalmente sujetas por los alambres, con el consiguiente riesgo no solo de derrumbe, sino de caída de algún transeúnte por el fuerte desnivel.

Afortunadamente, no se produjeron daños mayores, pero sí fue necesario adjudicar un contrato menor para poder llevar a cabo los trabajos de reparación, que se desarrollan a lo largo de esta semana, comenzando por consolidar convenientemente la base antes de proceder a levantar otra vez la estructura.

16 nov 2020 / 00:00
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