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Compostela ya está de fiesta: pregón y música para iniciar un atípico Apóstol

Sanitarios, periodistas, policías, ganaderos..., Raxoi acogió a los colectivos que han estado en primera línea durante la pandemia

La mayor parte de picheleiros que lea estas líneas habrá inaugurado el Apóstol alguna vez en una peleada mesa de una terraza del cruce de la Alameda o de la praza de Mazarelos, habrá consultado el cartel de conciertos de A Quintana o habrá comentado lo grande que es la noria del indicado año. Seguramente, también habrá hecho el comentario ese de que “el Apóstol no es para tanto, son mejores otros días”, mientras ha continuado yendo año tras año a la cita con el campillo y con las cañas.

Ha empezado el Apóstol, y eso es algo que ninguna pandemia sanitaria nos va a quitar. Es un Apóstol extraño, algo más frío y menos saturado, pero sigue siendo esa fiesta a la que vienen personas de toda Galicia para disfrutar durante unas horas o unos días del empedrado compostelano. Y con eso en la cabeza de que al mal tiempo hay que ponerle la mejor cara, tres que de humor saben un rato, Rober Bodegas, Javier Veiga y David Amor recrearon anoche, en un Obradoiro con menos gente de la habitual, su particular recuncho da comedia. Antes, la música de A Banda de Nash inauguró uno de los principales escenarios de las fiestas de este año, el Parque de Galeras. Con aforo limitado, con distancia de seguridad, con mascarilla, pero lo más importante: con todas las entradas adjudicadas. Sin olvidar otra de las tradiciones de estas fechas, el torneo de chave en la carballeira de Santa Susana, y el cierre de fiesta con los ritmos africanos de Nakany Kanté.

Lo mejor, con permiso de los citados músicos y monologuistas, vendría un poco más tarde. Quién nos diría que en los balcones del Pazo de Raxoi podría caber el esfuerzo y las horas de trabajo de miles de sanitarios, policías, bomberos, reponedores, ganaderos, educadores... Todos esos que durante estos meses de pandemia se han encargado de que tengamos productos en la tienda, o de que estemos seguros y cuidados, estuvieron representados por un miembro de su colectivo en la primera noche de este Apóstol raro, pero emotivo. En nombre de todos los anteriores, un periodista, Luis Pardo, y una persona que superó el covid, el periodista Xosé Antonio Perozo, se encargaron de poner voz a todos. Pardo, que de retranca gasta un rato, aparcó su humor durante algunas partes de su discurso para destacar el impacto social que ha supuesto la pandemia: darnos cuenta de nuestra vulnerabilidad, y de lo que dependemos de algunas personas como las de los colectivos citados. Tampoco se alejó del micro sin recordar a las víctimas, y sin dejarnos un aviso: no podemos relajarnos.

Eso lo sabe muy bien Xosé Antonio Perozo. Periodista, escritor y, desde este 2020, expaciente de la quinta planta del CHUS tras ser ingresado por ese sars-cov-2 que ha cambiado, de uno u otro modo, la historia de las vidas de cada uno de nosotros. Perozo agradeció a todos los compostelanos su comportamiento, que ha permitido no incluir a Santiago en los primeros puestos de ciudades más afectadas por la pandemia. Y, al mismo tiempo, apeló a la responsabilidad.

Tenemos por delante catorce días de fiesta. La mayor parte de actos están ya al completo, y la estampa del Campus Vida que todos asociamos al Apóstol no será, ni debe serlo, posible este año. Nos quedan las mesas de todos esos locales que tuvieron que cerrar, las charlas que tanto habíamos deseado tener con familia y amigos, los carritos de los helados de toda la vida. Compostela, mascarilla en mano, está ya de fiesta.

17 jul 2020 / 22:10
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