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“Con 55 años, pasé de notar una molestia en la mano a que me diagnosticaran párkinson”

Enrique Delgado, de 66 años, es uno de los ocho mil afectados por la dolencia en Galicia

Santiago. Debido al envejecimiento progresivo de la población, los expertos aseguran que el impacto de la enfermedad de párkinson, de la que este domingo se celebra el Día Mundial, podría llegar a triplicarse en 2050. En Galicia esta dolencia silenciosa, ya que al inicio es mínimamente sintomático, afecta a unos ocho mil gallegos.

Uno de ellos es Enrique Delgado, de 66 años, y que acude a la Asociación Compostelana de Esclerosis (ACEM) para ir al logopeda y fisioterapia, servicios que ofrece dentro de su programa de rehabilitación integral tras la desaparición de la Asociación Parkinson (Aspac).

Enrique Delgado comenzó a notar algún problema de salud hace once años, aunque no se imaginaba que acabarían diagnosticándole lo que es el segundo trastorno neurogenerativo más frecuente por detrás del Alzhéimer.

“Yo trabajaba como informático y comencé a notar dolor en la mano derecha al manejar el ratón. Pensé que sería el típico síndrome del túnel carpiano. El médico de cabecera me derivó al hospital y allí, al contarles mis síntomas, me hicieron pruebas para descartar que podía sufrir párkinson”, recuerda este activo informático, que tuvo que jubilarse antes de tiempo por la enfermedad.

Pese a ello, asegura que “no me gusta ser dependiente. Y aunque tarde un montón de tiempo en hacer pequeñas cosas, me voy apañando”. Así, asegura que procura que su mujer, con la que tiene dos hijos, le ayude “solo cuando tengo prisa. Por ejemplo, si queremos salir ya de casa y me pone ella los calcetines porque así tardamos apenas unos segundos y si lo hago yo solo pueden ser 5 minutos”.

Pese a la enfermedad, Enrique se define como “un afortunado, comparado con otros afectados, ya que hasta el momento, y a pesar de que es una dolencia degenerativa y sin cura, el tratamiento farmacológico, unido a los servicios de los que dispongo en la asociación, me apaño”.

Eso sí, subraya las cosas que le ha quitado la enfermedad como el poder conducir, “ya que las pastillas me dan mucho sueño y, tras hacer distancias más cortas en coche, finalmente tuvo que dejarlo, al igual que tocar la guitarra, una de mis pasiones, aunque he comenzado a recibir clases de pandereta”.

Ha participado además en varios tratamientos experimentales contra el párkinson e incluso ha desarrollado una aplicación para móviles para afectados como él, que alertan cuando hay un problema de movilidad o de caídas.

Con su testimonio quiere dar visibilidad a la dolencia a las puertas del Día Mundial del Parkinson. mar mera

10 abr 2021 / 01:00
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