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Continúa la pesadilla de Pilar Picallos: una científica obligada a devolver 6.000 euros

Aunque trabajó cuatro meses, la investigadora deberá abonar además las tasas de demora por renunciar a la beca de la Diputación de A Coruña tras conseguir un contrato mejor // Sigue sin saber cuál es este importe

Hace poco más de un mes las redes ardían tras una serie de publicaciones que Pilar Picallos, actual investigadora del IDIS, compartía con impotencia: debía devolver los 6.000 euros (más intereses) concedidos por una bolsa de la Diputación de A Coruña después de conseguir un contrato predoctoral. Actualmente, esta científica, que ya ha presentado sus alegaciones, continúa en vilo, esperando la respuesta del ente público, quien todavía no le ha comunicado cuales son las tasas de demora.

Un ciclo de Formación Profesional como Técnico de Laboratorio de Diagnóstico Clínico, un grado de Enfermería (profesión que ejerció durante un tiempo) y un máster en Investigación Biomédica cimentaron una base sobre la que Pilar Picallos decidió construir su futuro profesional, incorporándose al grupo de Células Madre en Cáncer y Envejecimiento del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS).

Ante la falta de recursos económicos, Picallos comenzó a buscar financiación para desenvolver su actividad en los laboratorios. En este sentido, la especialista optó por inscribirse a una convocatoria ofertada por la Diputación de A Coruña, que ofrecía tres bolsas en el área de salud y 17 más en diversos campos del sector de la investigación. Finalmente logró una de ellas, obteniendo una ayuda de 8.000 euros para ese año y percibiendo el 75% de esa cantidad (es decir, seis mil) a principios del ciclo 2019-2020, conforme las bases.

“Pedí esta y me la concedieron en agosto, haciéndose efectiva en septiembre”, señala Picallos, que cuando la solicitó ya llevaba un año trabajando dentro del equipo dirigido por Manuel Collado, afirmando que “gracias a esa financiación pude sacar un proyecto que teníamos, saliendo en una publicación gorda”.

Así fue, nada menos que en la revista Nature Communications, donde evidentemente hicieron publicidad al organismo público herculino, puesto que era “patrocinador indiscutible” de este éxito. También en los congresos donde lo presentaron. Pilar, que durante este tiempo había estado solicitado más convocatorias, recibió en diciembre una gran noticia que (jamás habría imaginado) se tornaría en un problema mayor.

“En diciembre me concedieron un contrato predoctoral en el IDIS por tres años”, reconoce la investigadora. Entonces avisó a la Diputación de su renuncia, puesto que según se explicaba en las bases no podía tener un contrato de más de 480 horas, algo incompaginable.

En aquellos momentos la científica ya suponía que le reclamarían todo el importe de la beca, aunque solo era un pensamiento, ya que no tuvo comunicación alguna por parte de la administración provincial. A fin de completar el trabajo que había realizado, Picallos presentó en febrero la memoria de todo aquello que llevó a cabo, tal y como contemplaban las bases del programa.

No fue hasta marzo, según asegura la afectada, cuando recibió la primera notificación, cuyo contenido le hizo constar la pérdida de esta financiación. Con este mes llegó la pandemia de la covid-19, estancándose este proceso y, como consecuencia, sin más información al respecto.

Las semanas transcurrieron y llegó septiembre, tras el que llamó a su puerta la resolución final. Además de devolver los 6.000 euros que le habían dado el año anterior, la investigadora también tenía que hacer frente a los intereses de demora.

Previo dictamen, Pilar llamó en varias ocasiones al organismo coruñes. “Por teléfono me decían que iba a tener que abonarlo y que cuanto antes lo hiciese menos iban a ser los intereses ¿de que me están hablando?”, comenta la investigadora como se enteró sorpresivamente de este extra, dejando patente que “pretendían que lo devolviese sin haberse realizado aun la resolución”.

Asimismo, la especialista todavía no tiene claro cuales son los intereses que debe reembolsar a día de hoy. “En la resolución hace mención a algunas leyes y no queda nada claro como contabilizar esas tasas o desde cuando contabilizan”, explica Picallos, destacando que “no dejan nada claro en ningún sitio”.

En esta tónica, la involucrada presentó sus alegaciones, cuyo plazo se extendía hasta el 15 de septiembre, tanto asesorada por su tío, quien trabaja como perito y le dio las directrices legales pertinentes, como por la directora del IDIS, Isabel García, o el propio Manuel Collado, su coordinador en el grupo de de Células Madre en Cáncer y Envejecimiento donde continua prestando su labor.

“Ahora creo que ellos tienen tres meses de plazo para responder a estas alegaciones”, comenta Picallos, quien todavía no ha recibido ningún aviso vinculado a esta reclamación, recordando que “está bien que saquen convocatorias, pero ya si hacen el esfuerzo de sacarlas lo último que deben hacer es penalizar a la gente que están intentando ayudar”.

A sabiendas de que las bases de su convocatoria evidencian que “a obtención simultánea doutra axuda ou a formalización dun contrato de traballo cunha duración acumulada superior a 480 horas no período de duración da bolsa será causa de reintegro da bolsa adxudicada”, actuamente la investigadora está intentando mantener la cantidad percibida hasta hacer constar su abandono.

En este sentido, la convocatoria, que sí contempla casos de desestimiento parcial, no asume otros como el de Pilar, al darse antes la renuncia: “Se o grao de execución do proxecto é inferior ao 75%, procederá o reintegro do importe pagado“.

La Diputación de A Coruña, que no respondió a nuestra solicitud de información, manifestó en su momento a Gciencia que se “as alegacións estudiaranse para determinar se procede ou non continuar con dito procedemento de reintegro”.

Del mismo modo, recordaron que cada año se destinan 160.000 euros para financiar proyectos de esta clase y que el límite de las horas del contrato de trabajo aumentó a las 720 horas, con motivo de la pandemia, en el tiempo que duró la bolsa.

un posible avance

··· La Xunta, mediante la resolución conjunta entre la Consellería de Cultura, Educación y Universidad y la Vicepresidencia segunda y Consellería de Economía, Empresa e Innovación, destinará un total de 13.650.000 euros a financiar la actividad investigadora de las 90 unidades de investigación más punteras por un período de entre tres y cinco años (desde el presente 2020 hasta el 2024).

··· Entre ellas, 76 que trabajan en las tres universidades del Sistema Universitario de Galicia (SUG); las cuales recibirán 11.560.000 euros. Las 14 restantes, que son organismos públicos de investigación en Galicia, de las fundaciones de investigación sanitaria y centros del CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas) obtendrán 2.94.710 euros.

Más de un año trabajando sin remuneración alguna por su vocación
Valentín Estévez sigue buscando financiación ante las pocas ayudas y su enorme demanda

Santiago. “El caso de Pilar está siendo un atropello, no puede ser que primero le concedan la ayuda y después, una vez consigue un contrato, le obliguen a devolver el importe de esta, es demencial”, afirma Valentín Estévez, uno de los seis investigadores predoctorales que conforman el grupo de Células Madre en Cáncer y Envejecimiento del Instituto de Investigación Sanitaria de Santiago (IDIS).

Este profesional, que cuenta con un grado de Biología y un máster en Genómica y Genética, ambos por la universidade de Santiago de Compostela, actualmente no dispone de ninguna financiación, desde que comenzó su nueva etapa trabajando, sin más remuneración que la satisfacción de hacer aquello que más le gusta por vocación.

El científico, que se presentó a varias becas, no consiguió por el momento una fuente que le permita obtener esa vía de ingresos mínima, algo que en parte se debió a los altos expedientes de este año.

Para Estévez, doctorando en Medicina Molecular e interado en la ciencia desde niño, las mejores becas en investigación son “ultracompetitivas”. Hay mucha gente presentándose y muy pocas ayudas, lo que genera un cuello de botella casi en todas ellas.

“El número de las bolsas es muy inferior a la cantidad de personas que están en un programa de doctoramiento hoy en día”, señala en este sentido el científico, remarcando que “siempre quedará gente sin estas ayudas y tendrá que financiarse de otra manera.

Según este especialista, que ahora se desenvuelve en el ámbito de la biomedicina, esta situación constituye un grave problema, porque la mayor parte del conocimiento que se produce en España lo hacen investigadores predoctorales.

“Están tratando la beca como
si fuese un préstamo”

Para Pablo Pedrosa, biólogo y especialista en investigación biomédica, lo ocurrido con Pilar Picallos

es una injusticia: “Básicamente están tratando esa beca como si fuese un préstamo bancario porque además de devolverlo le están reclamando intereses”.

Este gallego, que actualmente se encuentra en su etapa predoctoral junto a Pilar en el grupo de Células Madre en Cáncer y Envejecimiento del IDIS, defiende la posición de su compañera.

A su modo de ver, si se da un incumplimiento en las bases por algún criterio determinado, lo lógico sería que únicamente debiera abonarse el importe correspondiente al tiempo no trabajado.

“Si trabajas tres o cuatro meses entiendo que te descuenten la parte proporcional, pero no que debas reingresar todo y mucho menos con cualquier tipo de tasa”, añade en este sentido Pedrosa.

Para el investigador, este comportamiento “está totalmente fuera de lugar”, sin sentido alguno, ya que con ello “se está penalizando a una persona por conseguir un contrato predoctoral mejor”, evidenciando además este tipo de beca son solo 8.000 euros para un único año. Según asegura, esta cantidad para una ciudad como Santiago “no da para vivir, sobrevives y si te ayudan”.

En este sentido, el experto también manifiesta que el número de ayudas que se otorgan hoy en día son extremadamente pocas, recordando que cuando el sacó su beca tan solo había 52 a repartir entre la totalidad de las ramas, es decir, toda la gente que quisiese hacer un doctorado.

Él, como muchos otros investigadores, se ha encontrado múltiples dificultades, especialmente al realizar la tesis sin tener un contrato predoctoral y, evidentemente, sin percibir un solo euro.

“Empiezas confiando en recibir una bolsa, pero el problema es que no todo el mundo consigue sacarla y además tienes que tener unos ahorros previos o alguien que te ayude”, explica Pedrosa destacando que en su caso fueron sus padres los que le permitieron estar un año “viviendo del aire”.

18 oct 2020 / 00:00
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