Critican que el nuevo PXOM habilitaría la creación de unas mil doscientas VUT

La mesa de debate del Foro Económico celebrado hace unos días, puso, por primera vez, toda las cartas sobre la mesa en relación con las viviendas de uso turístico. Con todos los agentes implicados y, a pesar de las posiciones muy enfrentadas, se establecieron puntos de acuerdo, teniendo todos claro que, en primer lugar, se debe velar por la protección de la población local. Sin embargo, para conseguirlo, las herramientas de unos y otros distan bastante. Así, mientras Raxoi aboga por la modificación del Plan Xeral de Ordenación Municipal (PXOM), para poner freno al incremento de Viviendas de Uso Turístico, desde la directiva que engloba a estos propietarios entienden justo lo contrario, que esta regulación sólo acrecentará este número.

De este modo, para destacar esta afirmación, llevaron a cabo un estudio inmobiliario en el Ensanche, teniendo en cuenta las características de la normativa municipal que se pretende aprobar, a través de la cual sólo podrán destinarse a viajeros edificios enteros construidos con tal fin o en plantas bajas y primeros andares. Asimismo, dentro del proyecto local, se pretenden evitar en ciertas zonas el aumento de estos alojamientos, especialmente en el casco histórico y su entorno.

A través del citado estudio de mercado, a su entender, el futuro reglamento permitiría la creación de 1.267 VUT en el Ensanche (recogiendo el espacio interior que engloban las calles Romero Donallo, Rosalía de Castro, Carreira do Conde y el Hórreo), por las 403 que existen actualmente en estas mismas zonas.

Por ello, explican los afectados, no entienden la política llevada a cabo por el Concello, luchando por el cierre de todos aquellos negocios de este tipo que no cuenten con la doble habilitación (autonómica y municipal), una política en la que se amparan a través de ya varias sentencias del Tribunal Superior de Xustiza de Galicia.

CASCO HISTÓRICO, UNA ZONA DELICADA QUE TODOS QUIEREN PROTEGER. En este sentido, uno de los aspectos que ha llevado a esta situación ha sido la pérdida de identidad de la zona vieja compostelana, un patrimonio en el que cada día residen menos compostelanos, mientras que se incrementa el número de opciones para foráneos que visitan la capital gallega.

Teniendo en cuenta esta tendencia, el gobierno municipal pretende limitar al máximo la presencia de VUT, con el objetivo de que se recuperen algunas de ellas para el alquiler tradicional.

Por su parte, desde el colectivo lo valoran de otra forma, puesto que, teniendo claro que “o casco histórico non pode converterse nunha gran VUT e que é unha zona que se debe protexer”, inciden en que el origen de muchos estos inmuebles turísticos está “en vivendas baleiras, que non eran habitables antes da rehabilitación”.

En esta línea, se cita que, a pesar de las ayudas para restaurar construcciones en la Almendra, se precisa de inversiones muy elevadas, lo que dificulta el asentamiento de nuevos residentes. Se señala que en este ámbito hay 6.717 inmuebles, de los que 2.407 son objeto de una rehabilitación integral.

Por lo tanto, desde el colectivo de VUT remarcan la importancia de apostar por estos edificios abandonados como fórmula para que el casco histórico gane vida, una apuesta que, por otra parte, ya fue citada en su día por Roberto Almuíña, presidente de la asociación vecinal de la zona monumental.

Así, entienden, si la fórmula es la de cerrar los alojamientos turísticos en el entorno histórico, sentencian, por un lado, no se logrará aumentar el parque inmobiliario de alquiler de larga duración y, por el otro, dificultará todavía más la existencia de comercios, dentro de la dinámica patente de cierres continuos de establecimientos emblemáticos.

Siguiendo con este punto de vista, ponen en valor los comentarios realizados por hosteleros de la ciudad, así como en sus reuniones con asociaciones del sector de restauración, valorando positivamente el consumo realizado por los visitantes que se alojan en VUT. De este modo, reiteran, al gastar menos por noche, destinan un desembolso mayor en tiendas locales, lo que favorece la economía de la capital gallega.

Asimismo, señalan, este tipo de inmuebles favorecen la desestacionalización, ofreciendo posibilidades más económicas para los turistas, a la vez que suponen un alivio al bum turístico del verano, como quedó patente en los grandes datos durante este Año Santo en todo el sector.