De la libreta al primer Sperry: adiós al centro que modernizó la Xunta
Hubo una época en la que el corazón de la Administración autonómica eran unas docenas de empleados que, repartidos en varias ubicaciones de la capital gallega, se valían de las antiguas máquinas de escribir y de las tradicionales libretas de papel. Eran los años previos a la década de los 80, cuando la vida diaria del personal público se modernizaría para siempre. Fue en 1983, cuando se creó el Centro de Proceso de Datos e Informática Fiscal, que desde 1998 se conoce como CIXTEC. Ubicado inicialmente en el número 16 de Frey Rosendo Salvado, en el mismo edificio en el que ahora se encuentra el Centro Sociocultural del Ensanche, el primero gran centro de datos de la Xunta fue testigo de la digitalización de los procesos más relevantes de la historia financiera de la Administración y de todo su personal.
El germen fue la transferencia de las competencias de Educación por parte del Gobierno central a principios de la década de los 80. A partir de ese momento, la Xunta era la encargada directa de gestionar la vida laboral de más de 30 mil empleados, y la libreta con el bolígrafo no podían asumir tal volumen de datos por muy rápidas que fuesen las mentes y las manos. En aquel momento, que cada casa tuviese un ordenador no era lo habitual, y las enormes dimensiones de los equipos de la época distaban mucho de los ligeros portátiles que tenemos actualmente. Fue una de esas máquinas la que aterrizó en el edificio del centro de datos de la Xunta, un Sperry Univac 1100-60. La primera persona en darle al botón de encendido fue el operario José Ramón Mato. “Empecé dando cursos de informática en la Fundación Barrié, y después pasé a trabajar en la Xunta”, explica.
Ese primer ordenador era enorme pero con una capacidad muy limitada y un coste inmenso. El procesador era del tamaño de un armario ropero. “Recuerdo que la información se almacenaba en cintas magnéticas”, explica Mato, quien sigue cada día levantándose para ocupar su puesto en la Administración pública. Poco después, en 1992 el centro dijo adiós a su ubicación original y se trasladó al edificio actual, en la rúa de Domingo Fontán, al lado del Parlamento. La sala de ordenadores pasó a ocupar el garaje del edificio, espacio compartido con el Instituto Galego de Estatística y el Consello de Contas. Sería unos años después, en 1998, cuando el Centro de Proceso de Datos e Informática Fiscal es absorbido por el Centro Informático para la Xestión Tributaria Económico-Financiera y Contable, el CIXTEC. Un nombre que pasa este 2021 a la historia ya que, según decidió el Consello de la Xunta hace unas semanas, es la Axencia para a Modernización Tecnolóxica de Galicia, Amtega, quien coge el testigo de sus funciones. En principio, manteniendo al personal.
“No puede diluirse la relevancia del CIXTEC ahora que va a perder su sello. No se mueve un céntimo en la Xunta hasta que pasa por él”, explica José Ramón. Una labor más que relevante para todos los funcionarios que cada mes reciben su nómina a tiempo, y que vivieron la transformación del centro durante estos años, como cuando hace una década se pasó de la nómina en papel a la digitalizada. Este trabajador todavía recuerda cuando las nóminas tardaban dos días en imprimirse. “Son más de tres décadas en la sala de ordenadores de la Xunta, un sitio que merece que se cuente su historia”.
De la actividad del centro a lo largo de toda su historia, este trabajador destaca que no ha sufrido nunca ninguna caída importante en sus servicios informáticos; y que tampoco falla en su cita con la tramitación de las nóminas o en la entrega al Parlamento del proyecto de presupuestos de la Xunta. También hay hechos que quedaron para siempre en la mente de los gallegos, como la tragedia del Prestige, que provocó la necesaria gestión económica de ayudas para salvar a los sectores más afectados. Ahí también estuvo el CIXTEC.