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UN FENÓMENO MUNDIAL. Un recorrido por las palabras claves que definen al que ya es principal itinerario religioso-cultural// De su origen a la primera mitad del siglo XV a la plataforma que supuso el Xacobeo 93 TEXTO Manuel Garrido (Historiador)

Del Jacobeo al Xacobeo por el Camino de Santiago

Ya estamos a las puertas del Xacobeo 2021. Como ocurre desde el primero, organizado en 1993, este acontecimiento cíclico, de origen religioso, tiene un gran protagonismo en los medios de comunicación, llegando su eco a todos los ámbitos de la vida, más allá de Galicia y el resto de España. Esperemos que esta pandemia que sufrimos actualmente remita cuanto antes y el Xacobeo 2021 pueda ser una realidad en la medida de lo posible.

En muchas ocasiones la expresión jacobeo (xacobeo, en idioma gallego) se usa de forma indiscriminada, sin mucha precisión. Esto genera una confusión que desvirtúa y devalúa, a veces, la sólida base histórica sobre la que se asienta la tradición jacobea y el Camino de Santiago. El objetivo de este artículo es tratar de aclarar y delimitar algunos conceptos básicos que habitualmente se mezclan, con la consiguiente deformación y adulteración del mensaje que se pretende transmitir. Las expresiones que más equívocos provocan son: año santo, año jubilar, jubileo, tradición jacobea, jacobeo y xacobeo.

AÑO SANTO. Se define como un periodo de tiempo en que la Iglesia católica dispensa indulgencias plenarias. Estas, que son una gracia añadida por esta institución para el perdón, posibilitan la liberación de las penas temporales impuestas para la remisión total de los pecados. Cuestión que, como apunta Manuel F. Rodríguez, “no era en el pasado, ni lo es en el presente, un asunto menor para los creyentes”. El primer año santo estable constatado fue el de la ciudad de Roma en 1300, establecido por Bonificio VIII. Tenía la intención de facilitar la obtención de indulgencias a la multitud de peregrinos que llegaban a la capital italiana.

AÑO SANTO COMPOSTELANO. Se celebra desde la primera mitad del siglo XV. Para conseguir las indulgencias hay que cumplir una serie de preceptos que popularmente se conocen, en su conjunto, como ganar el jubileo, y que luego se analizará. En cuanto al origen de los años santos compostelanos hay dos corrientes de opinión mayoritarias.

La primera, vinculada a la Iglesia, argumenta la autenticidad de la bula Regis Aetemi (1179) atribuida al papa Alejandro III. En ella se establece como perpetua la conmemoración jubilar en Santiago cuando coincida en domingo la festividad del Apóstol, que se celebra cada 25 de julio. Para los que se alinean con esta argumentación, el primer año santo ratificado habría sido en 1182.

La otra postura, defendida por gran parte de los historiadores, entre ellos el medievalista Fernando López Alsina, cuestiona la veracidad de la bula antes citada. Defiende que el jubileo nace posteriormente, en la primera mitad del siglo XV, a imitación del año santo romano implantado, como ya vimos, en 1300.

Los años santos comienzan de forma oficial en la tarde de cada 31 de diciembre del año anterior con la apertura de la Puerta Santa de la Catedral de Santiago y concluyen con su cierre el 31 de diciembre del año siguiente. Se celebran cada 11, 6, 5 y 6 años, una cadencia supeditada a inusuales variaciones motivadas por los años bisiestos. Su instauración es, por tanto, posterior al Camino de Santiago. Desde el inicio de las peregrinaciones a Compostela en el siglo X hasta el primer año santo, la Iglesia solo concedía indulgencias a determinados grupos de peregrinos, y de forma extraordinaria.

AÑO JUBILAR. Actualmente, las expresiones año jubilar y año santo tienen el mismo significado. El primero se inspira en una celebración judía que el Antiguo Testamento describe como un periodo anual para la santificación y regeneración general. Se conocía como el año del Iobel, en referencia al instrumento musical realizado con cuernos de carnero cuyo sonido anunciaba el inicio de este evento religioso. Desde aquí se llega hasta el actual año jubilar que se inspira en la forma latina iubileaus, que se puede traducir por gozo, satisfacción y purificación, entre otras acepciones.

Una de las primeras referencias verificadas a un año jubilar compostelano aparece en un texto del rey castellano Juan II relativo al año santo de 1434. En un primer momento, ante la relevancia de las indulgencias concedidas, también se les denominó como año de la gran perdonança.

Los años jubilares también empezaron a ser denominados santos. El motivo fue el alto carácter de expiación -perdonar las culpas mediante un sacrificio o una penitencia- y santificación con que intentaban dotarlos.

Con el paso del tiempo se popularizó el uso de la expresión año santo, aunque la Iglesia de Santiago prefiere utilizar el término año jubilar, por lo menos a nivel institucional. El exdeán de la Catedral compostelana Jesús Precedo, advertía, en todo caso, de algún matiz diferenciador entre ambas expresiones. Está recogida en la Gran Enciclopedia del Camino de Santiago. Diccionario de la cultura Jacobea: el año santo, dice Precedo, “acentúa el deber que la circunstancia reitera al cristiano de caminar hacia la santidad en la que fue iniciado con su bautismo”, mientras que “el año jubilar apunta hacia una liberación espiritual”.

GANAR EL JUBILEO. Esta conocida expresión, que no las recientes y erróneas ganar el jacobeo o ganar el xacobeo, hace referencia al acto que el creyente tiene que realizar para conseguir las indulgencias plenarias de un año santo o jubilar. Se exigen una serie de requisitos. El principal es visitar la Catedral de Compostela y en su interior rezar alguna oración. La Iglesia recomienda el Credo y el Padrenuestro. También hay que pedir por las intenciones del papa. Y por último es necesario confesarse y recibir la comunión. Si por cualquier motivo no se puede cumplir con estos últimos sacramentos en la ciudad de Santiago, se permite realizarlos en cualquier otro templo, siempre que sea entre los 15 días anteriores o posteriores a la peregrinación.

Para ganar el jubileo no es necesario hacer el Camino de Santiago, como erróneamente a veces se piensa, ni entrar por la Puerta Santa, ni darle el tradicional abrazo a la estatua sedente del Apóstol Santiago. Estos ritos populares son simplemente aceptados por la Iglesia, pero nada más.

Durante los años santos es posible ganar el jubileo compostelano en la iglesia de Santiago de Villafranca del Bierzo. Se trata de un antiguo privilegio concedido a aquellos peregrinos que sufren alguna dolencia grave que les impida continuar el viaje a Santiago. También se les dispensa a los caminantes que mueren en el trayecto hasta la ciudad, e incluso a aquellos que fallecen en la propia urbe sin poder llegar a la Catedral.

TRADICIÓN JACOBEA. Se define como tradición jacobea un conjunto de acontecimientos y leyendas que propiciaron el nacimiento y desarrollo del Camino de Santiago. Son fundamentales para llenar el vacío de fuentes documentales inexistentes durante ocho siglos, es decir, desde la muerte de Santiago en la primera mitad del siglo I hasta el descubrimiento del que se consideró su sepulcro a principios del siglo IX.

La parte fundamental de la tradición jacobea es la translatio (en español, traslación), que se refiere a la predicación, traslado del cuerpo y enterramiento de Santiago el Mayor. Se conocen varios textos medievales, todos de carácter literario, que tratan este asunto. Concuerdan en lo esencial, sólo difieren en lo complementario.

Sitúan la presencia del Apóstol en varios lugares de la Hispania romana, entre ellos citan el santuario de A Barca en Muxía y el Santiaguiño do Monte en Padrón. También relatan el viaje en barco de sus discípulos con sus restos, desde Jaffa (Palestina) a un lugar interior próximo a la ría de Arousa, que se correspondería con Iria Flavia (Padrón). La mayoría de los historiadores deduce que este hipotético desplazamiento sería justo después de ser decapitado, aunque no es una opinión unánime.

Y por último, ciertos textos medievales incorporan referencias a un posible enterramiento de Santiago en “los confines de la tierra”, pero sin precisar la ubicación exacta. Será el obispo de Iria Flavia, Teodomiro, el descubridor del sepulcro apostólico, entre los años 820 y 830, en un cementerio romano abandonado ubicado en el monte Libredón. Desconocemos los motivos que le llevaron a tal deducción, pero según apunta el historiador Francisco Singul, “el prelado conocería las tradiciones anteriores, e identificó las ruinas de una destacada tumba como la del Apóstol Santiago”. Sobre ella se edificó la Catedral de Santiago.

JACOBEO Y XACOBEO. El término jacobeo aglutina todo lo relacionado con el Apóstol Santiago. El xacobeo tiene otro significado más actual. La Xunta de Galicia utilizó por primera vez esta expresión para referirse a un programa de actividades que organizó orientado al año santo de 1993, y que se denominó oficialmente Xacobeo 93. Fue un exitoso evento que contó con su logotipo y una mascota, Pelegrín, creada por el diseñador Luis Carballo y que alcanzó una gran popularidad. Se trataba de un proyecto nuevo y original. Tenía tres campos fundamentales de acción: la atención a los peregrinos con la creación de la actual red pública de albergues, el acondicionamiento fundamentalmente del Camino Francés y la difusión internacional del hecho jacobeo a través de una serie de actos culturales, exposiciones, encuentros científicos y conciertos de las primeras figuras musicales del panorama mundial. La propuesta y su desarrollo, que fue liderada por el político Víctor Manuel Vázquez Portomeñe, tuvo repercusión internacional.

31 may 2020 / 20:44
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