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sábado, 10 febrero 2024
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Doblegando a las barreras arquitectónicas

SÁNCHEZ-AGUSTINO y

ARQUITECTOS ASOCIADOS

La supresión de las barreras arquitectónicas constituyen hoy, el caballo de batalla de la mayor parte de las ciudades; construidas a lo largo de la historia, a la medida de un uso corriente y desatendiendo entre otras, las necesidades de los que cuentan con una movilidad reducida.

Los urbanistas y arquitectos tenemos que lidiar con este acuciante problema, sobre la base de lo ya desarrollado, con las dificultades que ello entraña. Desafortunadamente, no todos los días se decide desarrollar una nueva Brasilia, en la que poder desde cero planificar de forma cohesionada y global las necesidades actuales y futuras del ciudadano.

En la tarea de doblegar las barreras arquitectónicas, se requiere un tanto de sensibilidad y probablemente uno mayor de ingenio. Lamentablemente el primero no siempre late en quien tiene la responsabilidad de tomar las decisiones que lleven a enmendar este problema urbanístico, lo que implícitamente conlleva al desprecio de cualquier ingenio posterior e incluso disuade de aportar cualquier nueva propuesta.

En este sentido, un problema endémico en pueblos y ciudades es que el modelo de desarrollo urbanístico no ha atendido debidamente un problema considerado erróneamente doméstico, como es el acceso por personas con movilidad reducida desde un entorno abierto, léase la vía pública- a otro cerrado como puedan ser los establecimientos comerciales o las edificaciones de viviendas, especialmente en la distorsiones de planos que se producen entre ambos como consecuencia de las construcciones ejecutadas sobre planos en pendiente.

Sobre esta particular barrera arquitectónica, nos vamos a ocupar en esta ocasión, con el propósito de aportar luz con un modelo de utilidad que resuelve dicho acceso en un alto porcentaje de supuestos.

Estamos pues, ante unas barreras odiosas para el discapacitado que interrumpen una normal transición en su movilidad, y que generalmente se resuelven a posteriori, incorporando rampas ad hoc, que en ocasiones tampoco resuelven definitivamente el problema y suponen una nueva barrera en la acera para los peatones, por su invasión parcial del dominio público.

Nuestro modelo de utilidad pretende resolver esta cuestión antes de ejecutar la construcción, introduciendo a través del planeamiento la previsión de contemplar en los proyectos la incorporación de soluciones constructivas que resuelvan la transición portal-acera, evitando así trasladar el problema luego al propietario del local o a la propia comunidad de vecinos, con el coste añadido que ello conlleva e incluso en ocasiones la inutilidad del propio local comercial, por incumplir precisamente con la normativa sectorial relativa a barreras arquitectónicas.

La solución arquitectónica que se propone, resuelve la cuestión emplazando un anteportal exterior pero dentro de los límites de la construcción. En este anteportal convergen el plano inclinado de la vía pública, con el plano horizontal de la edificación, local, recinto, etc., Así el plano inclinado de la rúa se extiende parcialmente hacia al interior del acceso al inmueble, haciendo desaparecer en origen el escalón que se generaría de no contemplar este vestíbulo. El discapacitado encuentra entonces vía libre al acceso de manera cómoda y segura.

Se trata de una propuesta que es de fácil introducción en el mercado de la construcción, recurriendo a un programa concertado de información e intercambio con los agentes intervinientes en el proceso constructivo. De promoverse este tipo de intervenciones con carácter previo a ejecutar las edificaciones o reformas, se resolverían prácticamente la totalidad de las barreras originadas por esta causa.

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