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La Berenguela fue el kilómetro 0

La prestigiosa Carta Geométrica de Galicia, del matemático Domingo Fontán, realizada entre 1816 y 1834, tomó como punto de referencia la Torre del Reloj de Santiago // En ella utilizó los últimos avances científicos, muchos de ellos importados de Francia por la USC

El primer mapa hecho en España con métodos científicos y mediciones matemáticas, la Carta Geométrica de Galicia, se debe a un gallego, Domingo Fontán, que en breve dará nombre al nuevo edificio de la CdC, que acogerá servicios universitarios relacionados con la investigación.

Aquel importante trabajo, en el que Fontán empleó dieciséis años de su vida, fue también pionero en la aplicación de los últimos conocimientos científicos en materias como las bases, triangulación o altimetría barométrica, en buena parte procedentes de Francia. De hecho, muchos de los instrumentos que utilizó para sus trabajos habían sido adquiridos por la Universidade de Santiago en Francia.

Esta primera triangulación geométrica de Galicia, recuerda la Fundación Domingo Fontán, fue fruto del impulso del catedrático de Matemáticas de la USC José Rodríguez González, del que Fontán fue discípulo y sucesor, y fue él quien, por iniciativa propia, comenzó a realizar el trabajo en 1816, "adelantándose al propio Estado". Si bien las primeras mediciones se realizaron en el pazo de Sobrecarreira, en Sigrás, "uno de los primeros trabajos de su Carta fue fijar la exacta posición geográfica de la Torre del Reloj de la Catedral de Santiago, convirtiéndola en la primera de sus estaciones para la triangulación de Galicia", señala la fundación. O sea, sería así el punto cero de su trabajo. El mapa se concibió en dos mitades, una parte oriental y otra occidental, divididas por un eje central que lo constituye el meridiano de San Fernando, que hasta finales del siglo XIX precedió al de Greenwich.

La materialización de esta obra supuso un considerable trabajo para Domingo Fontán, que recorrió palmo a palmo toda Galicia, con los medios que existían en aquel momento. Es decir, a pie o a caballo, para recoger desde las parroquias hasta todos los accidentes geográficos, con un nivel de detalle extraordinario para los medios de que disponía. Hasta tal punto que mientras no se creó la cartografía aérea el trabajo no pudo ser superado.

En aquellos momentos los trabajos cartográficos, explica la Fundación, no pasaban precisamente por sus mejores momentos. Los "llamados cartógrafos de Su Majestad, sin salir de la corte, por medio de encuestas remitidas a las autoridades locales", pretendían cartografiar, "sin sujetarse a observaciones astronómicas, trabajos geodésicos de cálculos de una red de triangulación ni medida alguna. Se limitaban a plasmar la representación planimétrica mediante informaciones parciales de las encuestas, y así, una vez unidas, nacía el pretendido mapa, sin que el llamado geógrafo reconociese el terreno".

Sin embargo, Domingo Fontán era consciente del importante papel que una carta realizada por métodos científicos podría representar para el desarrollo económico de Galicia. Afrontó el trabajo con total entrega, para lo que fue relevado de sus responsabilidades como profesor en la Universidad de Santiago.

A lo largo de estos años de trabajo, que se prolongaron hasta 1834, cuando se la presentó a la entonces regente María Cristina, contó con importantes colaboradores, como fueron, además de su hermano Andrés Fontán, José Dionisio Valladares Gómez, el arquitecto Alejo Andrade Yáñez o Domingo y José Lareo, que entre ayudas científicas y técnicas contribuyeron a la realización de la obra cartográfica.

La impresión de la misma se realizó en Francia en 1845, con algunas actualizaciones, en el taller del grabador L. Bouffard, "en doce grandes piedras o matriz, que sirvieron para su posterior impresión en papel", señala la Fundación,. Los primeros quinientos ejemplares de la Cartografía llegaron en 1847 a la ciudad de A Coruña. Posteriormente, se hizo una segunda tirada de trescientos ejemplares y otra de 250 en el año 1850.

Sin embargo, señalan, a pesar de que el propio Fontán recibió 96 ejemplares que distribuyó entre sus amistades, el resto las "monopolizó" el Estado, de forma que la obra, a pesar de su carácter pionero y su enorme rigor científico, "no tuvo difusión alguna". De hecho, señalan, la obra no fue conocida como tal, "sino a través de los mapas de Francisco de Coello de Portugal y Quessada", quien editó un Atlas de España y sus Posesiones de Ultramar como complemento del Diccionario Geográfico Estadístico Histórico de España y Portugal, de Pascual Madoz. Ahí señalaba en las cuatro láminas que se corresponden con las cuatro provincias gallegas que "todas las situaciones y principales detalles de este mapa se han tomado de la magnífica carta de don Domingo Fontán".

De esta forma, la obra, aunque desconocida para muchos, estuvo vigente durante todo el siglo XIX y la primera mitad del XX.

04 nov 2018 / 21:23
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